Norberto despertó desorientado, lo último que recordaba eran los gritos de Javier exigiéndole saber de la chica, luego sintió dolor en el cuello y después oscuridad.
Ahora se encontraba sentado en una silla, atado de pies y manos, y tenía a cuatro hombres a la vista. Román, Javier, Santiago Moran y su segundo al mando Bruno. Entonces recordó lo sucedido y el porqué de su condición.
No lo podía creer, ¿en qué momento habían cambiado tanto las cosas? Hasta hacía poco tiempo era él quien acosaba a Román y su gente, y apenas unas horas atrás, el daba órdenes y disponía aún de la vida de los demás, pero ahora esa gente había entrado a su territorio, no sabía cómo, para cualquiera sería imposible, pero claro, estaban hablando de Santiago Moran y ¿que era imposible para él?
Sintió un escalofrío recorrer su cuerpo ¿cómo es que ese hombre había logrado evadir todo el cerco de seguridad que había dispuesto en el rancho y sus alrededores? ¿Cómo había podido llegar hasta su casa e incluso meterse a su recamara? Cuando él llegó, todo se veía normal, sus hombres se hallaban en sus puestos, nada se veía fuera de lugar. Ahora entendía todo lo que, se hablaba de Santiago y lo peor era que ahora él también pasaría a formar parte de sus estadísticas, si es que sobrevivía a esto.
_ Ahora si nos vas a decir lo que necesitamos. - habló Santiago con voz serena, esa voz gruesa y autoritaria no dejaba lugar a replica. ¿Quién podía resistirse a ella? Solo quienes no lo conocieran o no hubiesen oído hablar de él.
_ No hice nada malo. - contestó con voz entrecortada por el temor.
_ Desde el momento en que te metiste con ellos. - señaló Santiago a Román y a Javier. - te metiste conmigo y lo sabes, porque lo deje claro.
_ No sabía que esa mujer era tu esposa. - miró a Román. _ lo juro, su padre me la ofreció, dijo que quería casarla conmigo. - mintió. _ y... Pues... Es hermosa... No me resistí...
Javier le dirigió una mirada asesina, deseaba que Santiago no estuviera presente, para poder darle su merecido a ese idiota, sólo de pensar que hubiese puesto sus sucias manos en el cuerpo delicado de ella lo hacía enfurecer.
_ ¿En dónde la tienes? - Santiago no perdía el tiempo.
_ La tuve en el rancho, ese hombre me la entregó mal.
_ De qué estás hablando? - se abalanzó Javier fuera de sí, sobre él.
_ ¡Lo juro! - gritó con desesperación una vez que Bruno contuvo a Javier y lo apartó de él. _ él la había golpeado, yo la lleve y la instalé en una de las recamaras, pero no duró mucho, no sé cómo logró escapar - volvió a mentir. _ apenas estaba organizando a mis hombres para salir en su búsqueda. - miraba nervioso a los presentes, sobre todo a Javier que parecía ser el esposo y no Román. Esperaba que le creyeran.
_ No sé porque no te creo. - dijo Santiago como si leyese sus pensamientos, sin embargo, te voy a dar el beneficio de la duda. Mi gente se encargará de buscarla y si mentiste, vete despidiendo de este mundo. - sentenció. _ aunque no tienes de que preocuparte, si realmente escapó mis hombres la encontrarán, tenlo por seguro.
Norberto palideció, seguro la encontrarían, pero atada de pies y manos como había ordenado a sus hombres que la dejaran. No tenía escapatoria.
*****
Santiago volaba en su avión privado rumbo a la ciudad ahora se hallaba en un dilema, decir o no decir a Román y Javier la verdad. Era la tarde del día siguiente.La noche anterior habían obligado a Norberto a dar la orden a sus hombres de que se retiraran y les dejaran el paso libre, luego Santiago había dividido la búsqueda en varios grupos, después, él se había puesto al mando de otro, estaba seguro de que no era coincidencia la solicitud de ayuda de Nicolás y lo comprobó cuando estuvo en el lugar a donde su helicóptero había sido enviado, ciertamente estaba bastante retirado del rancho de Norberto y estaba seguro de que ella no había escapado de ahí como él lo aseguraba, y también lo comprobó cuando investigando y rastreando había dado con la cueva en la que había estado, ahí pudo apreciar sus huellas, eran muy notorias comparadas con las de los demás hombres, sin duda eran de mujer, también encontró las cuerdas rotas con las cuales la habían atado. Entonces todo cuadró. Ellos mismos la habían sacado del rancho y llevado hasta ahí, luego por alguna razón la dejaron sola y fue cuando ella se les escapó pidiendo auxilio, el resto ya lo sabía. Ahora la cuestión era si informar de esto o no.
Recordó como tuvo que mentir. Cuando se reunieron de nuevo sin resultados positivos.
_ Si ella muere. - había gritado Javier furioso a Norberto que seguía en el mismo lugar. _tú también lo harás.
_ Que no la hayamos encontrado aún. - intervino Santiago. _no quiere decir que esté muerta.
_ ¿Entonces que estamos haciendo aquí? - exclamó desesperado. _ ella está ahí afuera, sola, sin agua y sin comida, las noches son heladas, no logrará sobrevivir mucho si es que aún vive. - dijo desanimado ante la comprensión de la cruda realidad.
_ Aunque yo esté aquí. - dijo Santiago. _mis hombres siguen buscando y lo seguirán haciendo. Yo tengo que regresar, es algo urgente que requiere mi presencia, pero ellos se quedarán. En cuanto a ti. - se dirigió a Norberto. _ también te quedarás aquí. _ a mi regreso sabré que hacer contigo. - amenazó.
El hombre sólo se estremeció en su lugar, sabía que, si no huía, no tendría escapatoria.
*****
Amanda miraba todo a su alrededor, había llegado a aquella casa ayudada por Verónica, una joven mujer que se había hospedado en el rancho de Román, junto con su amigo Nicolás, cuando ella aún era una simple sirvienta, cuando se marchó de ahí, le había dejado su número de teléfono y le había dicho que si algún día necesitaba de su ayuda se comunicara con ella y si estaba en sus manos lo haría, nunca se imaginó que ese día llegaría y menos se imaginó que el llevar a cabo su sugerencia le salvaría la vida, ella le había recomendado que memorizara el número y se deshiciera del papel donde lo había anotado, de no haberlo hecho hubiera estado perdida, porque, obviamente no iría cargando el número de ella para todos lados.Cuando la llamó, ella le había advertido que no iría a donde estaba, no se verían, ni se volverían a comunicar por seguridad, todo se haría a través de aquel hombre que la había recibido cuando bajó del helicóptero, fue él, Pedro, quien la llevó a esa casa, según entendió era la casa de los padres de él, era una casa grande y hermosa, aunque no era lujosa, estaba en un barrio de clase media baja, la habían recibido bien, aunque a Pedro no se le veía por ahí, quizás viviera en otro lugar, sin embargo le había entregado un celular y le había dejado su número, cualquier cosa, que necesitara solo tenía que llamarlo y él se encargaría, por supuesto que ella no haría eso, bastante estaban haciendo ya por ella, Emilia la madre de él y José su padre la trataban muy bien, no la dejaban hacer nada y la mantenían en reposo para que sus heridas sanaran, y ella lo agradecía, luego estaban los dos hermanos de Pedro, una jovencita de trece años y un niño de diez, también muy amables con ella.
Todo había estado bien, hasta esa noche. Hacía rato que había oscurecido cuando Emilia entró a su recamara nerviosa, en la sala había un hombre que preguntaba por ella.
_ Dice que tiene que hablar contigo, pero si no quieres le puedo decir que se vaya. - dijo al ver el miedo y la palidez de ella.
Amanda estuvo tentada a decirle que sí, que le pidiera que se marchara y que mientras Emilia salía a decírselo, ella escaparía por la parte trasera de la casa, no sabía de quien se trataba, lo más probable era que fuese gente de Norberto o de su padre, para el caso era lo mismo, no quería volver con ninguno de los dos. Sin embargo recapacitó, si era alguno de ellos y ella se escapaba seguro que dañarían a esa familia que la había recibido con los brazos abiertos sin siquiera conocerla, no, no lo haría, no los pondría en semejante peligro, así que se armó de valor y respirando profundo salió.
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POR UNA MUJER No.1️⃣0️⃣/SERIE HOMBRES DE LA SIERRA
Roman d'amourRomán Sánchez arrogante atractivo y un importante jefe del crimen organizado, es un soltero empedernido, sin embargo, decide contraer matrimonio pensando que lo hace con la mujer indicada. Javier Hernández, hombre valiente y leal, carismático e irre...