Capítulo 38

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38. El lugar seguro de ambos

Los últimos días habían sido una verdadera tortura, me era imposible dejar de pensar en cosas demasiado exitantes sobre Harry, y eso me estaba matando.

Supongo que lo peor era la culpa: me sentía terrible, como si lo estuviera traicionando, como si le hubiera hecho algo malo.

Por otro lado, ocultar las consecuencias corporales que tenía la exitación era realmente difícil.

En una ocasión, un día de mucho calor, estábamos Harry, Hermione y yo bajó la sombra de un árbol, y yo tomé la mala decisión de quitarme la camisa (hacía un calor insoportable, cierto, pero confieso que lo hice para impresionar a Harry).

Desafortunadamente para mí, el ojiverde me imitó, y decidió quitarse la camiseta que llevaba...¡por Merlín! mi nada experimentado cuerpo de quince años no estaba preparado para lo que vio.

Estaba en llamas, lo cual era bastante inoportuno considerando la temperatura que había aquel día.

Pero era cierto, el calor me invadió y empecé a sudar como un adicto, intentando no mirar a Harry.

Y luego...lo peor. Algo increíblemente duro empezó a incomodar mi entrepierna y no tardé mucho en descubrir que era.

Me senté cruzado de piernas en el césped, y coloqué mi camisa en el lugar donde se encontraba el gran bulto y deseé que Harry no sospechara nada.

Y de hecho, no lo hizo, pero estaba bastante seguro de que cierta castaña había comprendido perfectamente la situación.

En fin, estaba desesperado por algo evidente: sexo con Harry, específicamente con él y su maldito cuerpo fabricante de deseo.

Pero eso estaba mal, no podía, no debía tener esos pensamientos, no despues de lo que sucedió con Weasley.

Harry estaba herido, y había tenido una terrible experiencia con el sexo, era por eso que yo no debía tener ese ferviente deseo de acostarme con él, porque era casi como traicionarlo, y jamás me permitiría algo así.

¡Es que era inevitable! Con un solo roce todo mi cuerpo se tensaba y el calor se acumulaba en mi ingle ¡Una verdadera desgracia madurar físicamente!

Pero lo peor de todo era besarlo. Nuestros labios se tocaban y las imágenes iban pasando por mi mente con velocidad. Y cuando el beso iba tomando ferocidad, me alejaba lo más rápido posible, antes de que todo fuera tan intenso que no pudiera evitar la tentación de probar su cuello, y que a partir de eso, todo se fuera al demonio.

A veces, notaba como Harry se desconcertaba cuando cortaba los besos, y eso me hacía sentir mal, no quería que pensara nada equivocado.

En resumen, estaba bajo una maldición, no existía la posibilidad de estar en paz al menos un solo día para mí, porque desde que Harry entró a mi vida, todo había sido desastre tras desastre.

De igual forma el caos constante era un precio bajo a pagar considerando el enorme placer que era tenerlo a mi lado.

¡Rayos! Si tan solo nada de lo sucedido hubiera ocurrido, Harry, Blaise, Weasley y hasta yo estaríamos libres de dolor, si hubiéramos podido evitar o al menos advertir lo que iba a hacer esa comadreja, quizás todo sería distinto.

Quizás Harry no cargaría con ese trauma, quizás Blaise no se sentiría tan mal por amar a Weasley, quizás éste no guardaría la culpa que decía que guardaba (aunque no le creía nada), y quizás...quizás podría desear a Harry con todo mi corazón libremente.

Como sea, todo había ocurrido, y no había forma de volver en el tiempo, así que debía controlar mis impulsos y esperar a que Harry lo pidiera, para tener la certeza de que él lo desea, y que no lo hacía por presión.

Venía caminando por un solitario pasillo mientras pensaba todo esto. Me dirigía a la torre de Astronomía, había quedado ver a Harry allí.

Al llegar, encontré a Harry sentado en el borde de la torre, con los pies colgando en el enorme paisaje que tenía ese lugar.

Si no hubiera tenido rejas, hubiera pensado que Harry quería suicidarse.

—Toc, toc ¿Está un tal Harry Potter aquí? Es que debía encontrarme con él hoy y he llegado tres minutos tarde. Odio la impuntualidad—dije intentando divertirlo.

—Ah, hola, Draco. Ven, acércate.

Me sentí decepcionado por la actitud triste que tenía Harry, ni siquiera uno de mis chistes lograba sacarle una sonrisa. De igual forma, decidí no decir nada.

Me senté a su lado, y lo imité, dejando caer mis pies al vacío, pasando cada pierna por una reja.

—Harry...

—Abrázame Draco, por favor abrázame—dijo Harry clavándome sus ojos verdes inundados en lágrimas. Fue en ese momento cuando fui capaz de leer su mirada.

Harry estaba terriblemente asustado, herido.

Harry, el que tanto amaba, estaba agonizando en silencio, pidiendo ayuda a gritos, y yo ni siquiera lo había notado, me pasaba el día pensando en lo que sería acostarme con él.

Así que sin siquiera pensarlo, lo abracé con todas mis fuerzas, esperando que así fuera capaz de transmitir todo el amor que le tenía, deseando que pudiera sentir que siempre, pero siempre, estaría a su lado.

—¿Que sucede, mi amor?—le susurré suavemente en el oído.

—No puedo más, Draco, te lo juro que ya no puedo seguir con esto.

—¿Que quieres decir? ¿Con qué no puedes seguir?

—Con está mentira de que estoy bien. Le he dicho a todos que estoy perfectamente, incluso a ti. He estado paseándome por todo Hogwarts, fingiendo que nada ha pasado...y ya no puedo seguir. Estoy muerto, Draco...muerto en vida. Todo esto duele, y demasiado y ya no puedo sin ti. Por favor, acepta ser mi lugar seguro, no me rechaces, te lo imploro, di que si a ser el confidente de mis penas.

—¡Oh, Harry! ¿Por qué no me lo dijiste a mí? Sabes que siempre estaré, y contarás conmigo hasta el día en que el mundo se desvanezca entre las estrellas. No vuelvas a ocultarme algo así, no puedo verte sufriendo, y que quede claro que no permitiré que te desmorones a causa de las palabras que nunca dijiste ¿Cometer el mismo error que yo?Jamás. Merlín, Harry ¿Que no te das cuenta que siempre fui tu diario de secretos? ¿No has visto que el lugar seguro de ambos siempre será este amor?

Harry se apartó del abrazo y sé quedó mirándome unos instantes, con las lágrimas humedeciendo sus mejillas y los ojos clavados en mi, llenos de evidente conmoción.

Finalmente, se acercó hasta mi rostro, a muy pocos centímetros de mis labios.

—Te lo he dicho mil veces ya, pero nunca es suficiente. Te amo.

Palabras dichas, Harry acortó la distancia entre mis labios y me besó ¡Por Merlín! Sus besos era tan dulces y únicos, que besarlo era siempre como la primera vez.

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¡Hola a todos!
Me vengo a disculpar por la tardanza y a comentarles que originalmente este capítulo iba a ser más largo, pero decidí acortarlo un poco para mantener el equilibrio.
También quería avisarles que solo quedan 5 capítulos (contando el epílogo que agregaré al final)
Sin mas que decir me despido
¡Gracias por leer!

¿Amor? ~DRARRY~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora