Capítulo 43 (epílogo)

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43. Nuestra historia

Aquella, era una muy bonita tarde de Marzo.

Y, por alguna razón, me puse a pensar que me había llevado a tomar la decisión que cambiaría mi vida.

Bueno, quien me había llevado a tomarla era más que obvio.

Él.

Porque es a quien amaba. Porque no imaginaba una vida sin él. Porque nada tendría sentido, existiendo su ausencia.

Pero ¿por qué tomé esa decisión? ¿por qué ese día? Era algo con lo que había soñado siempre ¿cómo es que repentinamente decidí hacerlo en en aquel momento?

Luego, y de la nada, me vino el recuerdo de la noche anterior, cuando había ocurrido el suceso que me impulsó a todo aquello.

*Flashback*

Había sido fabuloso, una de los mejores noches que había tenido con él.

Pensé en la primera vez que lo hicimos, y en esa noche tan especial que guardaría siempre en mi corazón.

Y me di cuenta que en aquel momento tenía la misma sensación que había tenido esa vez, y quizás por eso había disfrutado tanto lo que acababa de pasar.

Sentía que se cerraba una etapa, y que era momento de iniciar otra. Y así, de la nada, tuve una idea, algo que siempre había imaginado y que sabía que era tiempo de realizar.

—Hey, ya volví ¿que haces?—pregunto él entrando a la habitación. Había ido a buscar algo de beber a la cocina.

—¿Qué? No, no hacía nada, pensaba.

—¿Y en que pensabas?

—Nada, nada...

*Fin del flashback*

Si, ese fue mi iniciativa, mi motivación para levantarme muy temprano esa mañana y dirigirme a la joyería bien decidido.

Tan solo lo sabía, sabía que era momento. Después de todo lo que habíamos pasado, y de casi diez años juntos, esto debía suceder. Y quería que sucediera.

Me aparecí en la puerta de mi casa y me preparé para lo que vendría. Sabía que había tardado mucho y que no había valido la pena levantarme temprano porque él ya estaría despierto y preocupado por saber donde estaba.

Por suerte, tenía una buena coartada y se me daba muy bien mentir.

Entré a la casa y lo primero que oí fueron sus gritos.

—¿Dónde demonios estabas? ¿Eh? ¿Dónde?

—Calma, calma. Esta mañana desperté y no había jugo de calabaza, así que tuve que salir a comprar, solo fui al callejón Diagon.

—¿El callejón Diagon, eh?

—Ajá.

—¿Y el jugo?

—Aquí—y saqué una botella de jugo de calabaza de la bolsa en la que también había algo más. Me había ocupado de que todo fuera creíble—¿Quieres?

—Bien...de acuerdo, si quiero.

—Eres un poco controlador ¿lo sabes?

Solo respondió rodando los ojos.

El día fue tranquilo. Era sábado, así que ambos nos quedamos en casa, sin salir a trabajar.

Y, sinceramente, no recordaba muchos días tan felices como aquel. Hicimos el almuerzo juntos, un intento de pastel de carne, un fracaso ciertamente. Ninguno de los dos era muy buen cocinero y esos eran los momentos en los que extrañaba a los elfos domésticos de la casa de mi
infancia. Pero en fin, mi amada pareja estaba totalmente en contra de su esclavitud.

¿Amor? ~DRARRY~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora