Taehyung es un joven de 22 años que vive como una persona totalmente normal en un pequeño departamento afuera de los suburbios, aunque todo eso queda atrás después de un suceso qué cambió su vida.
¿Magia tal vez? ¿La aurora boreal? Taehyung al caer...
– No puedo creer que los exámenes finales sean tan pronto.
– Tae deja de quejarte y come – lo regaño un Jin exasperado.
– Es que... inicie el semestre hace unos cuantos meses y puf derrepente habrá exámenes qué definirían mi pase o no. Digo... no aprendí nada...
– Y así quieres ejercer – Se burlo Hobi desde el otro lado de la mesa.
— Claro que se hacer mi trabajo. Yo editaba toda la maldita revista de mi jefe. Se como se hacen las cosas. En la escuela muchas veces a no enseñan nada que necesitemos.
Taehyung bufo molesto. Odiaba qué cuestionaran su conocimiento acerca de la fotografía. En toda su vida había odio todo tipo de comentarios despectivos. "¿Esa es una carrera? ¿Qué vas a aprender en la escuela a como prender la cámara?".
– Ya ya. Tranquilo no dudo de tu capacidad Tae. Lo harás increíble – Habló honestamente un Hoseok arrepentido.
Jin estaba comiendo tranquilamente. Aunque esa pasividad era totalmente falsa. Hoy Irían a su primer chequeo estaba nervioso.
De la puerta se escucharon tres golpes secos y Hoseok fue a anteder. Regreso en compañía de Jungkook quien llevaba la mochila de la escuela al hombro.
– Vamos bebé, solo dos semanas y listo.
Taehyung sonrió y se lanzó a los brazos de su novio. Últimamente quería estar siempre con él.
Era una necesidad qué no entendía.
Se sorprendió cuando se encontró ronroneando con el olor qué emanaba su cuello. Y sus mejillas se pusieron rojas.
– Vamos amor.
Se dirigieron a la salida pero Taehyung lo paró en seco.
– ¿Qué pasa? – preguntó Jungkook consternado.
– N-nada solo fue un mareo...
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– ¿Namjoon? – una débil y tenue voz se dejo escuchar de la mujer postrada en la cama.
El alfa quien no podía verla a los ojos hizo un esfuerzo para alzar la cabeza. Aún seguía de rodillas a un metro de ella.
La puerta tenía seguro.
– Mina...
– ¿Qué haces a-aquí? – De pronto los latidos de el corazón empezaron a acelerarse marcados por la maquina a la que estaba conectada.
– T-tranquilizate, Mina y-yo....
Realmente no sabía que decir..., ¿por donde empezar?
– P-porfavor vete — su acelerado corazón se salía de su cuerpo, y sus manos temblaban incesantes.
Mina estaba muy avergonzada de ser encontrada en condiciones tan pésimas. Delgada con el cabello desalineado y los labios resecos y quebrados, su garganta quemaba como el infierno con cada palabra que emitia. Su estómago se revolvia por el lavado de estómago qué le hicieron y la presencia de Namjoon no ayudaba. Su lobo, su pobre lobo medicado y casi extinguido, pedía entre aullidos y lagrimas la presencia de su alfa. Aquel que los había abandonado.
Circunstancias de la vida.
Malas jugadas de el destino.
O tal vez quien los saboteo tiene nombre y apellido.
– Dejame explicarte... – Rogó Namjoon con sus emociones dispersas.
Sentía tanta tristeza, conmoción, inseguridad.
El como alfa la paso mal estaba seguro de eso, pero ella como omega había recibido la peor parte, de eso estaba seguro. Sus lobos no son igual de fuertes. Y la tristeza que sentía Mina era tanta qué aún con un Lazo roto la podía percibir. A tal grado de haber intentado suicidarse dos veces. Y lo peor viviendo con una madre manipuladora y oportunista.
– N-no quiero oírte – Claro que quería. Ansiaba escuchar cada palabra que saliera de esos precioso labios color carmín. Pero ahora no sentía la estabilidad adecuada para enfrentarse a un rechazo más. A que él le relatara como la engaño....
– Fui un idiota – Namjoon se disculpaba por haberla dejado ir tan fácil. Porque si de algo era culpable era de haber sido tan inocente.
– Los dos lo fuimos – Respondió Mina mientras trataba de secar las lágrimas de sus ojos.
– Han pasado ocho años. Y jamás he podido ver a nadie más. Nunca podré si te soy sincero eres la única persona por la qué estoy vivo, y a la vez la única por la qué muero.
– ¡No me digas eso! – Mina habló con el corazón destrozado aún más que su garganta – Supe que me engañabas.
–.…
Namjoon dejo de respirar por un momento.
Contendiendo un suspiro, y ahogando un sollozo, evitando gritar por la rabia, habló.
– ¿Me crees capaz de engañarte? ¿Crees que lo que siento por ti es tan mísero?
Mina se quedo sin habla pero al mismo tiempo sofocada por las palabras que querían brotar de su garganta. Quería decirle ahí mismo que le creía que recordaba cada promesa de amor qué se hicieron y que lo esperaría eternamente.
Por que eso hace un destinado.
– Jamás creería eso. Pero ella... yo que podía hacer Namie– Susurró con tristeza al recordar su pasado.
– Es tarde para pensar en que hubiéramos hecho. Es tiempo de pensar que haremos ahora por que... te necesito. Mierda qué enserio lo hago.
–…
– Yo también... – Mina abrió sus brazos esperando por su alfa quien de inmediato se coloco en estos de manera impaciente y sofocante. – Yo también te extraño Namie.
Entrelazados en un abrazo desesperado, llorando por cada minuto qué pasaron separados, Namjoon daba pequeños besos en la frente de la omega. Mientras le susurraba al oído qué todo estaría bien y que nadie lo apartará de su lado.
