Giselle y Chris habian aprendido a perdonarse y enmendar sus errores; su familia se fortaleció y después de tanto sufrimiento, la felicidad llegó a ellos.
Giselle siguió trabajando y luchando por sus sueños; mientras que Chris seguía actuando y comenzando a dirigir a la par que ambos disfrutaban de su bella Olivia quién ya tenía tres años cumplidos.
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Giselle se derretía de amor al observar a Chris y a Olivia dormir juntos; la pequeña estaba en la etapa de no querer dormir sola en su recámara por lo cual su papá siempre salía a su rescate durmiendo con ella.
Cerró la puerta con cuidado temiendo despertarlos y emprendió camino a la cocina saboreandose una copa de nieve de fresas que habia comprado en la tarde, conocía aquellos antojos.
En compañia de Dodger se acomodó en el sofá reproduciendo una película, degustó de su postre mientras Dodger se acurrucaba en sus piernas; gracias a la vista exquisita que el patio de su casa le mostraba se perdió en sus pensamientos recapitulando todo lo que habia vivido aquellos dos años con su familia.
Scarlett había ganado un Oscar como Directora gracias a una de sus películas, ambas luchaban por lo derechos laborales de las mujeres en la industria del entretenimiento, sus proyectos eran exitosos y ella seguía preparándose para superarse a si misma en aquella profesión que jamás pensó ejercer.
Su relación con Chris había mejorado, a pesar de tener una vida ajetreada, su matrimonio había mejorado, haciendo las cosas correctamente y aprendiendo de los errores; Lily James había quedado en el pasado.
— ¿De nuevo nieve de fresa?
La voz ronca de su marido la hizo salir de golpe de sus pensamientos, levantó la vista observandolo frente a ella.
— Es deliciosa Chris, sólo fue un pequeño tazón.
El hombre asintío terminando por sentarse al lado de su esposa atrayendola a sus brazos.
— Olivia terminó agotada, creo esta vez va a funcionar la barrera de almohadas que he formado.
Giselle negó con la cabeza.
— Nuestra hija es muy inteligente, sabrá que la engañaste — Giselle dejó el tazón sobre la mesita mientras Dodger huia de ellos para irse a dormir a su colchón.
— Esperemos que no — Chris sonrió de lado mientras acomodaba a Giselle encima de él tomándola por las caderas — porque papá no estará disponible.
Giselle suspiró al sentir a Chris esconder su cabeza en su cuello dejando a su paso pequeños besos los cuales iban formando un camino invisible en su torso, su esposo concentrado bajó los tirantes de la bata de ella soltando un gemido ronco al sentirla restregarse en él.
— ¿Ansiosa? — Chris la sujetó de sus muslos apretándola a él mientras sus bocas se encontraban iniciando un vaiven erótico y lleno de placer.
