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Al regresar de comer con Checo no pudo evitar mirar hacia la puerta de la habitación frente a la suya. La mirada que Lando tenía puesta en aquel momento que sus ojos se encontraron no le había salido de la cabeza. Lando no tenía ninguna razón para mirarlo así, al menos no que él supiera. Nunca había hablado mucho con él y honestamente no le caía precisamente bien. Desde el inicio del curso había algo que le había desagradado. Tal vez fuera su complejo de inferioridad hacia el chico, como decía Max, no era tan arrogante como para no reconocer que, de hecho, lo tenía. Pero tal vez hubiera algo más, alguna otra causa para tan intenso rechazo. Tal vez el sentimiento fuera mutuo. Sino ¿Por qué la mirada asesina? O tal vez... ¿Lando sabría de lo que sentía por Oscar? ¿Estaría celoso por eso?
Se quedó pensativo frente a la puerta de su habitación hasta que Checo llamó su atención.

—¿Hasta cuándo vas a estar ahí parado?

Carlos reaccionó haciendo ademán de entrar a la habitación, pero se detuvo a mitad de la acción.

—¿Sabes qué? Creo que tengo algo que hacer. Voy a salir un momento.

Checo lo miró sorprendido mientras volvía a salir y solo le dio tiempo a murmurar un tímido ''ok'' antes de este cerrara la puerta tras de sí.
Carlos atravesó el pasillo y tocó en la habitación del frente. Oscar le abrió la puerta con una camiseta larga y holgada y el cabello desarreglado. Carlos no pudo evitar notar que se veía terriblemente lindo pero supo anteponer los asuntos serios ante las tentaciones.

—¿Norris está aquí?

—¿Eh?- Oscar ladeó la cabeza, confuso, sin soltar el borde de la puerta.—Ah, Lando. Sí, está.-Se giró hacia el interior de la habitación y dijo un poco más alto: —¡Lan! ¡Te busca Carlos! ¡Lan!- al no obtener respuesta se volvió a girar hacia Carlos.—Espera un momento, que tiene puestos los auriculares.- dicho esto se adentró en la habitación dejando la puerta abierta. Carlos pudo ver que Lando estaba sentado en el piso apoyado en la cama y de espaldas a ellos con los auriculares puestos mientras veía algo en su celular. Oscar se tiró encima de la cama para alcanzarlo y le arrancó uno de los auriculares de la oreja.—¡Te buscan! ¿No me oíste?

Lando se quitó el otro auricular y miró hacia la puerta abierta. Carlos lo miró y enarcó una ceja. Lando se puso de pie rápidamente y se dirigió hacia allá, no sin antes mirar a Oscar y abrirle los ojos, gesto que Oscar respondió negando y encogiéndose de hombros. Finalmente llegó a la puerta.

—¿Qué sucede, Carlos?
Carlos mojó sus labios con la lengua en un gesto de paciencia y estiró un poco el cuello para responderle.

—Ven conmigo un momento.

—¿Para qué?- preguntó Lando sin moverse de su sitio. Carlos lo miró volviendo a enarcar la ceja.

—Solo ven y no preguntes tanto. Tengo que hablar contigo.

Lando le lanzó una última mirada preocupada a Oscar que lo despidió agitando una mano. Siguió a Carlos hacia el exterior del anexo hasta que este se detuvo cuando llegaron al borde de la piscina. Carlos se cruzó de brazos y esperó a que Lando lo alcanzara y se parara frente a él.

—¿Qué sucede?- le preguntó Lando un poco nervioso.

—¿Eso te debería preguntar yo a ti?- el tono de Carlos era áspero, como si estuviera enojado. Miraba a Lando con una expresión llena de repudio mientras este solo atinó a mirar al suelo al notar su tono.—¿Qué fue lo de hace un rato? ¿Quién te crees que eres para mirarme así?

—Yo no...

—¿Ahora me vas a decir que no lo hiciste?

—No sé de qué me estás hablando, Carlos.- Lando alzó la vista para mirar a Carlos a los ojos. Lucía genuinamente asustado, esto irritó incluso más a Carlos. ¿Por qué tenía que poner esa expresión si aún no le había dicho nada?

El anexo; Lewstappen. AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora