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El día siguiente era domingo. Lewis se propuso evitar exitosamente a Max durante todo el día. No lo oyó regresar durante la noche pero cuando se despertó a las ocho de la mañana notó que había estado allí pues su cama estaba ordenada y ni su mochila estaba sobre su escritorio, ni sus zapatos junto a la puerta.

Lewis se dedicó entonces a desempacar sus cosas y ordenar su lado de la habitación. En realidad no tenía muchas cosas en ese momento, faltaban algunas por llegar así que no le fue difícil. Solo acomodó sus ropas en su lado del armario, y algunas cosas de uso personal. Aunque lo que para Lewis eran algunas cosas de uso personal eran en realidad peines y cepillos para el cabello, sus enseres para el baño, que también eran unos cuantos, sus perfumes y colonias, desodorantes, spray para el cabello, algunas medicinas, té orgánico instantáneo, su joyería que iba desde anillos hasta los piercings que llevaba en las orejas, y nariz, alrededor de quince gorras o más y algunas cosas para el cuidado de su piel. 

A Lewis le gustaba mucho cuidar de sí mismo, sin llegar a ser vanidoso disfrutaba de cuidar su cuerpo y su salud. Y, bueno ¿Por qué no? Lucir bien también era un plus deseado. Una vez que hubo ordenado todo esto decidió ir a buscar su horario y sus libros de texto. El horario de un estudiante de cuarto año de comunicación resulto ser bastante flexible, a Lewis le convenía pues así tendría tiempo para el club de esgrima y para cualquier otra cosa que se le antojara. Una vez que hubo terminado de llevar sus libros hasta su habitación se fijó en la hora y se dio cuenta de que eran apenas las dos de la tarde. Aún no había almorzado, ni siquiera había desayunado y la verdad es que no comía nada desde el día anterior por la mañana. Había estado tan entretenido que no se había dado cuenta pero una vez que lo notó no pudo evitar seguir pensando en la comida.

Buscó su billetera, que siempre estuvo en un bolsillo de los pantalones con los que había llegado, la miró fijamente durante un par de segundo como si fuera la culpable de sus desgracias para luego guardarla de nuevo en los pantalones que llevaba ahora. La verdad es que no sabía dónde podría encontrar algo decente de comer, la máquina expendedora no era una opción, así que rezó por que alguno de los chicos del dormitorio estuviera deambulando por ahí para darle indicaciones. Salió de la habitación y bajó las escaleras, en el primer piso no había nadie, al menos eso parecía, así que se resignó a vagar por el campus hasta encontrar algún lugar donde hubiera comida. Sin embargo, cuando salió del anexo se percató de que había alguien de pie junto a la piscina. Reconoció el cabello anaranjado y la figura esbelta de aquel chico en cuanto lo vio.

—¡Charles!- le gritó mientras iba trotando hasta donde él estaba. Charles giró la cabeza al sentir su nombre. También lo reconoció en cuanto lo vio pero no hizo ningún comentario, solo dejó que se le acercara.

—Oye, ¿estas ocupado ahora mismo?- le preguntó Lewis una vez que estuvo a su lado. Charles lo miró de arriba abajo sin cambiar su expresión entre neutral y extrañada. El día anterior no se había fijado bien en Lewis pero ahora lo podía ver mejor, era más fuerte de lo que había notado, y más guapo. Era en general muy bien parecido. Llevaba unos jeans negros y un t-shirt blanco que se ajustaban a su buen cuerpo como si hubiera nacido con ellos puestos, además de una gorra puesta.

—No- le contestó después de un par de segundos con un tono de voz a juego con su expresión. ¿Cómo podría estar ocupado de pie junto a una piscina?

—Entonces ¿quieres venir a comer conmigo? Yo invito, pero necesito que alguien me indique un buen lugar para comer. Soy nuevo y eso...- Charles asintió lentamente mientras Lewis hablaba, como interpretando cada una de las palabras. Lo volvió a mirar de arriba abajo, pensativo. No perdía nada con hacerle compañía un rato, además, le daba curiosidad saber por qué Max se divertía tanto con él.

Pero aún así...

—Está bien...- musitó.

—¡Genial! Vam...

El anexo; Lewstappen. AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora