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Oscar alcanzó a Lando cuando este aún iba a mitad de las escaleras que conducían al piso superior. Habían decidido bañarse temprano para poder preparar su habitación a tiempo. Sin embargo cuando estaban a punto de llegar al segundo piso la voz enojada de Max los hizo detenerse en seco.

—¡No te me quedes mirando como un idiota y sal de arriba de él!

Oscar y Lando se miraron sorprendidos pero luego desviaron su vista hacia la habitación de Charles al sentir que la puerta se abría violentamente y Max casi aventaba a Lewis fuera del cuarto.

—¡Hey, espera! ¡No es lo que tú crees!- Lewis intentó hablar con Max pero este lo detuvo sujetando su hombro, impidiéndole entrar de nuevo.

—Si sabes lo que te conviene me vas a esperar calladito en nuestra habitación. ¿Ok?- la mirada de Max lucía peor que nunca, sin embargo Lewis seguía insistiendo, tratando de romper la muralla que Max había puesto entre él y la habitación.

—No seas así, déjame explicarte.

—Ya hablaré contigo. Por ahora solo haz lo que te dije.- concluyó Max empujando finalmente a Lewis y cerrando la puerta dejándolo fuera.

—¡Max!- Lewis llamó a la puerta pero esta estaba firmemente cerrada.
—¡Max!- insistió golpeando pero finalmente se rindió y se llevó las manos a la cabeza mientras caminaba de un lado a otro del pasillo para finalmente entrar a su propio cuarto y cerrar la puerta. Oscar y Lanso se habían escondido inconscientemente al sentir la discusión y ahora intercambiaban miradas nerviosas junto a la pared del descanso de la escalera. Al sentir que Lewis cerraba la puerta se asomaron levemente. Una vez que se cercioraron de que no había nadie en el pasillo, subieron, notando que ahora no se escuchaba nada desde las habitaciones.

—¿Qué crees que pasó?- inquirió Lando con un susurro.

—No tengo idea- Oscar se encogió de hombros—pero fue algo serio. ¿Viste la cara de Max? Ese mata a alguien hoy, de eso estoy seguro.

—¿Tú crees? Yo sigo sin entender bien. ¿Por qué Lewis se encerró en la habitación de Charles? ¿Y porque Lewis estaba tan nervioso?

—Hombre, te dije que no sé.- Oscar miró de reojo hacia la puerta de la habitación de Charles.—lo único que me preocupa es que esos dos se van a tener que quedar en nuestro cuarto a partir de mañana.

Lando asintió mientras sus labios se separaban lentamente. No lo había pensado.

—Vamos- instó Oscar tirando de su brazo.—esto no es asunto nuestro. El baño nos espera para despedirnos de él.

Max cerró la puerta después de deshacerse de Lewis. Encaró a Charles quien se había incorporado sobre su cama después de que casi le arrancaran a Lewis de encima.

—¿Se puede saber qué diablos fue eso?- Max intentó sonar calmado pero el siseo iracundo de su voz lo delataba. Charles se sacudió el cabello y suspiró.

—Nada. No creo que seas tan tonto como para necesitar ese tipo de explicaciones.- el tono de su voz era cansado, pero aún así no perdía el ligero tono irónico.

—Deja de hacerte el inteligente. Sé perfectamente que hay más de lo que se puede ver a primera vista. Así que empieza a hablar.

—No es a mí a quien le tienes que pedir explicaciones.

—También se perfectamente que todo esto lo iniciaste tú. Te conozco bien, ¿lo olvidas? ¿Qué le dijiste a Lewis?

Charles lo miró a los ojos con una sonrisa de medio lado.

—La verdad.

—¿Qué verdad?

—Que me gusta. Que quiero que sea mío. Que tú no eres bueno para él... como te dije: la verdad.

El anexo; Lewstappen. AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora