Capítulo 2

3K 428 44
                                    

- Lo esperaba por la mañana señor Suppasit- fue el saludo de Gulf cuando se presentó en su oficina Mew, con respiración agitada, el cabello desarreglado y la camisa pegada al pecho debido al sudor que envolvía su cuerpo. Una bendición o maldición del verano. Gulf lo miró de pies a cabeza, no esperaba un explicación, mucho menos era un regaño, simplemente era una observación. Era un abogado muy ocupado y había movido sus cosas para la tarde en espera que el individuo aquel apareciera, pero resultó que no se presentó y tampoco llamó para avisar de su retraso.

- Lo siento abogado Kanawut...- empezó a decir Mew.

- Gulf, por favor dígame Gulf – dijo amablemente a su nuevo cliente.

- Si, Gulf, lo siento es que justamente esta mañana se presentó en mi oficina uno de mis más grandes inversionista, como puede suponer no podía ausentarme -.

- Siéntese por favor- dijo Gulf indicando la silla – sí, comprendo perfectamente que pudo tener las razones que fueran, pero le pido seriamente que por favor me informe en el futuro que no llegará o que se retrasará, así no cometeré el mismo error de hoy – explicó – verá, moví mi agenda para la tarde, con el fin de tener gran parte de mi mañana para usted, ahora no tengo tiempo para atenderlo- sacó su agenda para reubicar su cita- creo que el día martes aún lo tengo libre, ¿cómo tiene su agenda?- levantó la mirada para preguntar.

- Gulf – dijo el señor Suppasit en un tono bajo, como rogando – necesito urgentemente su ayuda-.

- Lo sé señor Suppasit, pero...- intentó decir Gulf

- Mew – interrumpió y Gulf achicó los ojos confundidos – sí, dígame Mew – volvió a decir.

- ¿Mew? - preguntó Gulf, el contrario asintió- como los gatos... - susurró divertido y Mew sonrió. ¡Bidu, bidu, bidu! Sonó la alarma de Gulf en su cabeza cuando vio aquella sonrisa dibujarse. -¡No, no puede ser! – pensó. Esa sonrisa despertó sus sentidos y fue directo a su pecho. Pero la alarma que resonaba en su cabeza le recordaba que Mew era su cliente y además tenía esposo, ESPOSO.

- Si, como hablan los gatos – dijo Mew sonriendo aún más. Gulf también estaba sonriendo y eso le generaba a Mew una especie de tranquilidad, pero eso cambió cuando Gulf volvió a mirar su agenda para empezar a hablar de nuevo.

- Señor Mew, la cuestión es que todos mis clientes piensan como usted. Todas sus situaciones son urgentes, preocupantes e importantes. Las políticas de este bufete es que tratemos a todos por igual. Entiendo que usted es una persona importante y pudiente, pero tengo que ser coherente – Gulf lo miró y se dio cuenta que en el rostro de Mew se dibujó un gesto de tristeza.

- Entiendo...- respondió Mew indeciso.

- Gracias, señor supp... Mew, Mew, lo siento. Entonces nos vemos el martes, pero aún no me ha dicho la hora – volvió a decir Gulf.

- Yo le avisaré – dijo Mew serio y salió del despacho.

Para Gulf eran normales ese tipo de actitudes por parte de sus clientes, que creían que por tener más dinero podían hacer lo que se les daba la gana, así que no le prestó mayor atención a ese episodio y continuó con su trabajo. Pronto llegaría uno de sus clientes que había tenido que telefonear en la mañana para que viniera en la tarde. Pensó que aquella situación con Mew había terminado, pero nada más lejos de la realidad. Escuchó a su padre entrar a su oficina como un huracán.

- ¿Cómo te has atrevido a decirle de nuevo al señor Suppasit que venga el martes? – dijo en un tono de regaño, aunque no fue un grito. Gulf levantó la cabeza ante tremenda entrada y allí estaban los dos, su padre y Mew. Bajó su cabeza tratando de no mostrar su frustración – respóndame abogado Kanawut – volvió a decir su padre acercándose más a su escritorio.

Lo Juro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora