Génesis

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[glosario]

Follia moderna: Locura moderna.

 Gli stranieri: Los extranjeros. Plural de straniero, straniera

No, non esiste!: Expresión enfática utilizada para decir que algo no es posible. Equivaldría a un ¡de ninguna manera! o ¡jamás!

Le donne/La donna: Las mujeres/La mujer.

Gli uomini: Los hombres.

Culatonni: Término despectivo para referirse a los homosexuales varones.

Figli di Dio: Hijos de Dios. Como en el caso de stranieri o uomini, la letra i final hace alusión a un plural.

Strege: Brujas. Plural femenino de strega.

Foresta/Foreste: El primero es bosque, el segundo es el plural.

Il nostro ragazzo: Nuestro muchacho 

[fin del glosario]



       En una bucólica tarde bajo el intenso relumbre del sol en su cénit, terminaron de cumplir con su dominical misa de rajatabla. Casi todos los habitantes de Buolloromo, dichas ya sus bendiciones, salieron por el amplio y de madera portón del templo de Nostra Signora della Luce.

       Aquellos que pisaron las losas de roca del atrio y llevaban ardiendo en el pecho los hervores espirituales de la reciente eucaristía, eran personas sencillas de corazón.

       «Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios».

       No creían, ni gustaban, de ninguna follia moderna tan propia de gli stranieri que acudían a visitarles sus celebérrimos bosques de abetos, maravillas naturales de rojo follaje que eran producto de la mano del Señor. No, non esiste!

       No, ni aunque desearan los stranieri pasearse por sus mismos conductos sanguíneos, formaciones subterráneas extraordinarias de debajo de la tierra; al diablo con el vino, la caza, los lebreles y sabuesos o las idílicas villas de fachada de guijarros que se cubrían de helado algodón con la llegada de Bóreas. Non esiste!

       «Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia».

       Claro, sería engañosa la afirmación de que todos los extranjeros les merecían la misma opinión. No, señor, eso sería pecar de poca caridad. A ellos, gli stranieri, los dividían en clases. ¿Por qué no hacerlo? ¡Si hasta los ciervos machos, criaturas del Señor, llegaban todos a lucir unas astas variadas en aspecto!

       Los extranjeros podían ir desde curiosos, perdidos en busca de novedades, hedonistas... O podían ser auténticos católicos, su devoción y entrega tan grandes como la de los hijos de Buolloromo.

       Los «gentiles», epíteto con el que se nombraba en la pila del bautismo a aquellos gli stranieri que no podían presumir de una fe de raíces profundas, con frecuencia motivaban frecuentes cruces de miradas entre los pueblerinos, quienes invocaban a San Giuda, patrono delle cause perse, para no sucumbir al poco caritativo rechinamiento de los dientes. Los gentiles eran, bendito Giuda, patrono de las causas perdidas, los que iban enseñando más piel desnuda. Le donne nunca tenían sentido alguno del recato e iban incitando, con sus atrevimientos, a la lujuria de palabra, obra y omisión. Gli uomini, si es que así se les podía llamar a algunos de ellos, abandonaban la extensión melenil propia de su sexo; los menos, horrorizaban con sus feminizados ademanes. Y de aquellos últimos, los femeninos culattoni, cabritos perdidos, la paja destinada al fuego, esos remedos cerriles que querían ser mujeres, se sabía constituían una afrenta viviente a gli uomini de Buolloromo.

[B3rm3llon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora