(11) Vísperas

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[glosario]

Maialino: Cerdito.

è un stiletto?! : ¿¡Es un estileto?! 

Haud yer wheesht!: ¡Cállate!

Eejit: Forma dialectal escocesa para "idiota".

Wee wain:  niña pequeña. 

[fin del glosario]



       Había vuelto la luz. Esa la «sorpresa», llegaría cerca de las nueve junto con Amber y Massimo. Vendría, en la forma de un oscuro rectangulito plástico de plateadas líneas de metal a los costados.

       Una llave.

       Al tomarla Amélie con dedos trémulos, cególa Massimo con ambas manos para conducirla fuera a la calle. Satisfecha, Amber rodeó por los hombros con un brazo a su primer retoño.

       —Es tu regalo de cumpleaños, Simone, de parte nuestra y de tu abuela. Nos gustaría y ayudaría un montón que empezaras a tomar ciertas responsabilidades, por ejemplo hacerte cargo de llevar y traer a tu hermana. Ahora, ¿por qué no entras para que te tome una foto?

       El boquiabierto gato grande, grabado a relieve en el centro del volante, le comunicó lo sabido, pues podía verlo: el coche era un Jaguar. En silencio, Amélie aceptó de su papà la tarjeta bancaria destinada a los gastos del combustible. Una gritona Émilie, rebosando del entusiasmo tan ausente en la nueva chófer designada, apenas si la dejó escuchar que la gestión del coche sería su responsabilidad exclusiva. El mantenimiento y las reparaciones, si no devenían de desperfectos provocados por un mal uso, correrían a cuenta de los padres; caso contrario, el dinero provendría de su propia mesada.

       Aunque la nueva chófer designada supo, no entendería una mierda sobre las especificaciones técnicas, el motor y sus forzudos caballos, de todas maneras hojeó con atención el manual para grabarse en el coco las operaciones básicas de inicio. Sería pan comido hacerlo andar, pensó minutos después tras un minucioso examen de la moderna llave. ¡Seguro que se manejaba idéntico al auto alemán de su mum!

       Ignorando los ojos de cachorrito suplicante de Émilie, sua sorella desistió de dar con ella la vuelta inaugural. Necesitaba un paseo, uno en dos piernas que no fuera a recordarle tanto el enorme compromiso recién adquirido. Y es que, y mordióse el casi inexistente bordillo de la uña del pulgar, las prácticas en el auto de otra persona eran en extremo distintas a poseer uno propio por el cual responsabilizarse.

       La chaqueta de cuero y la capucha subida previnieron a Amélie de ponerse a temblar por la fresca, húmeda brisa decembrina. Ya no llovía. No obstante, notaría al ir bajando con rapidez por Haverstock Hill, la amenaza de otro chaparrón nocturno mantenía medio desierta a la calle.

       Pese al bípedo paseo, el cual en teoría debía serle tranquilizante, los posibles atropellos de pedestres, las multas y la futura, imaginaria ruina familiar nubláronle lo suficiente la cabeza como para que perdiera la noción de las distancias recorridas.

       ¿Dónde diantres estaba?

       Oh, leyó por entre el follaje que tapaba una fracción del letrero de piedra del muro, se hallaba en Lawn Road. Suspiró. Puesto que estaba por los rumbos, se dijo, no haría daño si andaba otro poco más y de ahí a casa.

       Sería entonces que, pues escrito estaba, sobre la intersección con Garnett, aquella curiosidad, tantas veces vilipendiada, tantas veces llamada al banquillo de los acusados por haber segado incontables y gatunas vidas...

[B3rm3llon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora