(28) Hibrís

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[glosario]

Really?: ¿En serio?

Gen up: Jerga proveniente de Glasgow, Escocia, con la cual el hablante pretende imbuir de honestidad sus palabras.

Fragola: Fresa.

Cinque: Cinco en italiano.

Six: Seis en inglés. 

[fin del glosario]



       Habíase anunciado caída de granizo en determinadas zonas del país. Sin embargo, ni las tormentas o los cataclismos serían suficientes para arruinarles el soleado humor con el que dos muchachas se entibiaban aquella mañana. Daban las diez en Peartree Road cuando cierta alguien pensó, al sostenerle a ella la puerta del copiloto para que entrase, en que el rosado salmón de la punta de la chata nariz de Hurley era adorable.

       Se quedaría tan arrobada por ello, que no sintió al teléfono móvil vibrándole en uno de los bolsillos del abrigo.

       Amélie tomó camino hacia el sur. La calma música en el idioma de las hadas surgiendo desde los altavoces del auto, el celeste, entusiasta brillo en los ojos de su compañera, quien contemplaba la verdosidad de los campos de golf a la altura del parque de Richmond sobre la autopista A3, sacudiéronle el corazón de navegante neófita.

       —Te ves más contenta —comentó, regresando su atención al sendero pues sabía, existía la posibilidad de que sus miradas, al encontrarse, le provocaran algún oleaje difícil de dominar. Y sonrió, por reflejo, ante la ancha aparición de su mueca favorita que intuyó, mas no vio.

       La de la marina sonrisa de los salvajes oleajes soltóse del cinturón de seguridad y subió las piernas al asiento para cruzarlas en la posición del loto.

       —Voy contigo, moza bonita, rumbo a una larga pijamada. Tengo el asiento junto a la ventana —Presumióle los tres dedos alzados de su mano izquierda—. No te juzgaré si sientes envidia de mí.

       —¿Envidiosa, yo? Si yo soy bonita, tú eres hermosa. Aún siendo mediocre, te lo digo desde mi posición de artista.

       —¡Oye! —Hurley batió las pestañas, su boca entreabierta. Luego, entrecerróle los párpados—. No sé por qué dices eso, moza, yo pienso que las formas, los colores y tú se llevan de maravilla. Denigras tu propio talento y habilidad —afirmó, negando con la cabeza al soltar la moza una risita nerviosa—. No me gusta ver que lo hagas —pronuncióse con voz suave, alargando el brazo para acariciarle los nudillos—, pero quiero entenderte. ¿Por qué piensas que eres mediocre?

       Sus dedos sobre las montañas de su agarre... Dentro de su pecho, parecióle sentir a Amélie, el corazón reducía la frecuencia de sus latidos; en su garganta, pareció asentársele aquella pesadez familiar de las inseguridades que jamás compartía con nadie.

       —Es... Émilie siempre ha sido una especie de niña prodigio. El piano, la danza, montones de amigos, lo que tú quieras lo hace. Luego veo las pinturas de mi abuela en los libros, a mi mum reuniéndose con gente importante en lo alto de un piso cuarenta y tres, a mi papà ayudando a descargar él mismo los cajones de los nuevos cargamentos, a la empresa que mis abuelos construyeron de la nada, y después me miro a mí...

       —¿Qué es lo que percibes?

       —No estoy segura. Es como... —Por entre los labios, dejaría se le escapase un poco de aquella pesadez originada en la inseguridad—. Es solo que a veces siento que voy corriendo por una enorme pista de atletismo, y que, conforme pasa el tiempo, me acerco a unas vallas altísimas que no sé si seré capaz de saltar... Oye, lo siento, ¿estás bien?

[B3rm3llon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora