(9) Nel fuso

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[glosario]

Cosa uggia: Qué fastidio.

Puffeta: Pitufina.

In fraganti: Locución latina que significa "en el mismo momento en que se comete el delito". 

La formica: La hormiga.

Güera: Modismo mexicano que alude a una persona de cabello claro o de piel blanca.

Ciao bella: Hola/Adiós, guapa. Adió, chula. 

Peeping Tom: Tom el mirón, de la leyenda inglesa de Lady Godiva. Se dice que Lady Godiva, compadeciéndose de los siervos de su esposo, a los que él cobraba altos impuestos, aceptó ir desnuda por la ciudad a cambio de que se rebajasen los tributos. Todos los siervos, por respeto a su señora Godiva, se encerraron en sus casas para no verla. Sin embargo, Tom el mirón, un sastre, no pudo resistirse a mirarla por un agujero en una ventana, y terminó quedándose ciego como castigo.

Far d'una mosca un elefante: Literalmente quiere decir "no hagas un elefante de una mosca". 

Humbugs: Caramelos duros. 

Jelly babies: Caramelos suaves de gomita en forma de bebés, típicos del Reino Unido. El jelly baby de sabor limón se llama Boofuls.

Irn-Bru: Célebre bebida carbonatada proveniente de Escocia, famosa por su color anaranjado y su sabor inigualable.

Mucca: Vaca. 

[fin del glosario]



       Émilie tuvo extremo cuidado de no arruinarse el peinado al acomodarse por encima de la cabeza la capucha del capote en tono hueso. E iba apretando ella de tal manera los labios, que cualquier observador podría pensar que acababa de echarse una buena cucharada de extracto de lúpulo por el gaznate.

       —Cosa uggia! ¿Por qué al papà se le ha ocurrido la fascinante idea de mandarnos hoy en autobús?

       —Tal vez pensó que estabas volviéndote una pitufina presumida, cara —contestóle Amélie, quien estuviera contemplando con interés, audífono embutido en la oreja, el paisaje interno de ese autobús que representaba a un sistema de transporte público raras veces usado por las dos hermanas.

       Hubo un jadeo colectivo, frenado brusco, y retumbó la llamada del potente claxon del rojo autobús. Émilie, para sujetarse con las dos manos de la barra del asiento de enfrente, sacrificó al pasillo su bolsa de diseñador. Gracias, qué amable, agradecía la sorella maggiore de las Batrezzio a la señora que fue pasándole la bolsa de sua sorella minore, gracias, ¿está usted bien?, ah, genial, ¡gracias!

      —Esto no está nada bien... ¡Yo no debería de estar montada en este trasto! —La pulce acunó a su bolsa, salvaguardada por segunda ocasión contra su pecho. Su hermana se puso de pie.

      —Perdónalos, pulguita, es que no sabían que venías y la compañía no pudo reservarte ninguna limusina con chófer de librea. En dos paradas llega la nuestra, anda.

      Tras la bendición de Émilie en cuanto tocó tierra, ambas avanzaron en paralelo al alto y largo muro de piedra, decorado aquí y allá con parches de musgo. Al encontrarse con un grupo de los amigos de su hermana, cierta y espigada alguien se detuvo a fingir que rebuscaba por alguna lista de reproducción en su reproductor de música. La popularísima puffetta volvió la cabeza sobre su hombro para sonreírle y, arrivederci, agitarle la mano a guisa de despedida.

[B3rm3llon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora