(4) alla dolce follia moderna

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[glosario]

Prego, si accomodi, prego: Sí, por favor, siéntese. 

Prego: Por favor, o "de nada". Baia baia.

Caspita!: ¡Vaya! o ¡caramba!

Davvero?: ¿En serio? o ¿de veras?

Ehi!: ¡Oiga! u ¡oye!

Sudicia puttana di Satana: Condenada prostituta de Satán.

Darlin': Inglés británico para "cariño". 

Che cosa?: ¿Qué?

Stella: Estrella. También puede ser un nombre propio. 

Qual la madre, tal la figlia: "Así es la madre, así es la hija". Refrán equivalente a "De tal palo, tal astilla".

Nonni: Abuelos. 

Strada provinciale: Carretera provincial.

Città di Milano: Ciudad de Milán.

Attori e attrici: Actores y actrices. 

Tredici anni: Trece años.

Her mum: Su mamá.

Il tuo fratello: Tu hermano. 

Sua mamma: Su mamá (de ella). 

Maschiaccio: Marimacho. 

Famiglia: Familia.

[fin del glosario]



       Precedidas por signora Carla y por la misma Hermana Prefecta de hacía un rato, Giulia y Amélie se dirigieron rumbo al despacho de signora d'Aretino, direttrice de Santa Teresa.

       La scuola media, situada en la planta baja del ala este, sostenía en su cielo inmediato a los grados cuarto y quinto de la scuola elementare. En el ala oeste, más larga en extensión, y el primer piso, se apretujaban primero, segundo y tercer grado. Unificada la educación en Buolloromo, el asilo había quedado trasladado en definitiva a la planta baja del lado oeste.

        En el edificio central y torso del ave de extendidas y desiguales alas, situábase la oficina de la direttrice. Paula d'Aretino, por su relación de cuñada con Francesco Iacometti, había sido elegida por unanimidad como direttrice por el Consejo Ciudadano Pastoral. Il Quintetto confiaba en ella para proteger sus intereses, que, por supuesto, eran los mismos de todo Buolloromo.

       La puerta cerrada de signora d'Aretino, según supo el cuarteto al plantarse en el umbral, no conseguía ahogar la discusión que ahí tomaba lugar. Dentro, Amber y la direttrice callaron al mismo tiempo pues la llamada a la puerta anunció la llegada de la niña de la discordia.

       —Ah, Carla. Gracias por traerla. Prego, si accomodi, prego —La sonrisa tan dientuda y forzada de la direttrice, al hacerle señas para que entrara, estableció en la imaginación de Amélie un parecido con una rata topo—. Grazie, Hermana, Carla.

      —Prego, signora. Vamos, cara, la Hermana te llevará de vuelta a tu clase...

       Colábase la luz solar por la ventana abierta de corridas cortinas; sacaba destellos al vidrio protector del señor escritorio, visible su superficie por debajo de la carpeta de fina batista perforada de signora d'Aretino. La niña de la discordia, entrelazando las manos sobre su regazo porque el silencio le ponía los pelos de punta, sintió en su cogote el firme respaldo de la palma de Amber.

[B3rm3llon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora