La liberación

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(***)


Se habían terminado las cuatro horas de clases y era la hora del almuerzo, la verdad es que me gustaba que el Liceo fuese privado y de horario completo, hacía que yo pasara menos tiempo en casa.

Agarré mi almuerzo junto con las chicas, y en fila fuimos en los pasillos a los microondas. Coloqué mi táper en el primero que vi, puse 60 segundos y empezó a calentar mi comida.

-Traje fideos otra vez, que asco... -, dijo Alma y se fijó que traíamos nosotras.

Como siempre, Jess traía un almuerzo saludable, una milanesa de pollo con una ensalada y una banana. Yo por mi parte, traía algo que comíamos anteriormente o algo rápido de preparar, pero contrario a lo saludable, papas fritas y Nuggets.

Las tres pasamos las miradas por los tres Táperes que giraban por los microondas. Jess me miró, -me das papas.

Pero Alma se apresuró, -¡Ah no! Yo traigo fideos, tu milanesa. Yo merezco las papas.

-Les puedo dar a las dos, no jodan... -, y con eso las callé.

Las papas se notaban duras y las nuggets aceitosas, lo único que me gustaba del almuerzo era poder estar al aire libre haciendo lo que quisiera con mis amigas. Sonaron los microondas y salimos a toda prisa al patio.

El patio era un terreno lleno de vegetación del tamaño de una cancha de fútbol, había dos arcos, bancos y gradas.

Fuimos al muro que se veía a lo lejos limitando el instituto y sus afueras, la prisión y su libertad.

Mientras nos sentábamos en el pasto para comer empecé mi charla, -Lo siento por reaccionar así sobre tu futuro trabajo en Biología, Jess.

-Ah, si ya paso. Déjenlo así...

Alma me miro al escuchar así a Jess y hablo, -Así que... ¿Te gustan ver vaginas?

Jess dio vuelta los ojos, - Era obvio que ibas a decir algo así, las dos...

Lo pluralizó y abrí la boca...-Yo no dije nada, ¿qué hice ahora?

-Sus reacciones, me expusieron frente a la clase.

En parte tenía razón, pero en parte no... -Si nos lo hubieses contado, quizás preveníamos tu información.- intente poner sobre la mesa uno de sus usuales problemas, no contarnos nada.

Habíamos pasado semanas estresadas por eso y lo habíamos hablado por horas, nos contábamos que cosas nos gustaría del futuro, en que creíamos que éramos buenas y por último nuestros trabajos soñados... Y ella no había abierto la boca para nada.

Su voz me interrumpió, -Lo siento, estoy con muchos problemas en casa y tengo... como la cabeza en otro lugar.

La noté muy decaída, -está bien Jess, creo que las tres estamos pasando por momentos complicados... Deberíamos plantear una despedida grande, nos lo merecemos.- A pesar de eso, no podía hacer nada ahora para levantar nuestros ánimos.

Alma paso su mirada por las dos, -Vengan, les voy a mostrar algo.

Se levantó y salió corriendo hacia el instituto. Jess y yo nos dirigimos una mirada de confusión, no habíamos terminado de almorzar, pero dejamos nuestros táperes en el suelo y salimos corriendo tras Alma que ya estaba lejos.

Y ahí estábamos las tres, corriendo con el viento en la cara acariciándonos en todo el cuello y levantando nuestros pelos dejándolos libres, íbamos por el medio de la cancha y todas las miradas estaban en nosotras... Pero nosotras estábamos en nuestra burbuja, sacando esas carcajadas de liberación, lo necesitábamos.

Llegamos al instituto y Alma se dirigió al baño de primaria, al llegar al baño nos dejó pasar y cerro con tranca. Jess y yo seguíamos confundidas, pero nos alegraba que Alma le quedasen energías positivas, así nos transmitía un poco.

Alma agarró papel, demasiado y lo convirtió en una bola mientras la sumergía en agua... y de pronto, sus manos tiraron esa bola blanca con fuerza al techo.

Las tres nos quedamos admirando fijamente la bola que se había estrechado contra el techo y se había pegado por completo dejándolo como vomito.

Inspiradas por el acto las tres nos miramos impactadas y decididas a seguir el acto de locura de Alma. Estos momentos locos eran los que definían a nuestro grupo, las tres seguíamos arrojando bolas al techo con una sonrisa de oreja a oreja.

Para nosotras, este acto era una especia de vandalismo y no paraba de correr adrenalina por nuestros cuerpos, cuerpos que habían pasado semanas bajo estrés y sin poder descansar. Y ahí estábamos las tres desahogándonos con el techo... cuando frenamos, el techo estaba blanco y eso que era celeste.

Salimos a hurtadillas porque luego del vandalismo se debía escapar, además no queríamos una expulsión para el último día de clases. Se notaba esa diferencia de energías de las cuales teníamos cuando entramos y las que tenemos ahora... le agradezco al universo por darme estas amigas, no sé que haría sin ellas.

A solo un recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora