Vivir y recordar

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Cuando llego a casa me encuentro a mis padres sentados en la mesa, cosa que habitualmente no sucede y el ambiente es tenso. Mi madre me mira de reojo y su cara es de amargura, y mi padre a su lado se nota cansado...

Por mi cabeza lo único que pienso es que el inconveniente de hoy de mañana fue un suceso sin importancia y que todo lo exageran. Acabo de terminar el liceo, mi último día, con cero bajas y buenas notas... ¿Por qué no están felices?

La verdad es que aprendí a no darle importancia a esto, yo hago las cosas por mí y estoy feliz de los avances y errores que cometo, porque una es el fruto de mi esfuerzo y lo otro me hacen crecer y aprender a ser mejor. Nadie es perfecto, pero no hay hija más tranquila y responsable que yo, por el simple hecho de que soy aburrida y antisocial por lo que lo único que hago es estudiar. Pero a lo que voy es que mis padres deberían ser más positivos y agradecidos con sus hijos, están tan esclavizados por el trabajo que ni alzan la cabeza para vernos... Hay adolescentes que se drogan o que se emborrachan o que no cumplen con sus responsabilidades, hay peores y mejores que yo... Y se puede decir que soy una de las mejorcitas.

Sí, soné egocéntrica. Me arrimo a la mesa dejando mi mochila tirada a mi lado y con un suspiro dejo caer mi cuerpo en el asiento frente a ellos, como no me dicen nada y solo observan, decido sacar mi celular para meterme en Twitter.

-No...-, la voz de mi madre me saca del celular y alzo la vista pero no la cara, mirándola como queriéndola matar.

Y sé que está mal desafiarla, pero de todas formas respondo, -No, ¿qué?

-Como te comportaste esta mañana, ¿crees qué podés usar el celular?

Y con eso madre, me has dejado la puerta abierta para sacar mi arma secreta, -¿Yo? ¿Qué clase de madre lleva a unos hijos si y a otros no? Tuve que ir caminando con el frío madrugador, llegue más tarde y me ensucie mis zapatos con tierra.- Admito que me estoy haciendo la pobrecita, pero mi madre tiene una actitud de hermana celosa, la cual me quiere acusar con la autoridad.

Ella ahora solo le habla a él, -Alberto, ¿viste como me habla? Se nos está yendo de las manos, hay que ponerla en su lugar...

Mi padre me mira, la mira y así varias veces, pobre hombre. Luego de unos minutos de silencio decide hablar, -Bien, Isa... hoy te quedas en tu cuarto ordenándolo.

No es gran castigo, yo vivo en mi cuarto, pero como siempre mi madre no queda satisfecha... -Y me das el celular.

¿Por qué el celular? Lo que hago en él es leer o ver Twitter, -No

-Si

-¿No te parece suficiente haberme hecho caminar de mañana?

Mi padre no interviene, cuando era chica él me defendía y a medida que fui creciendo me dejo más en las manos de mamá. Él solo corrige a mis dos hermanos, en parte me entristece, pero no le doy mucha atención.

-Me das el celular o te juro que te mato.- Sé que significa eso, me molesta que por ser unos años más grandes y por habernos tenido se crean que pueden hacernos hacer cualquier cosa... y no puedo decir peros.

Le dejo el celular en la mesa luego de apagarlo y subo las escaleras con furia. Quiero un día llegar y que estén felices por algo, ni siquiera por algo mío, por cualquier cosa.

Al entrar al cuarto lo único que hago es llorar en la cama, no lloro por lo que acaba de pasar, lloro porque extraño mi vida de antes. Cuando era niña, iba a la casa de mi abuela y siempre estaba feliz, bailábamos juntas, cantábamos y llorábamos recordando cosas. Éramos felices viviendo el momento y cuando no había nada interesante recordábamos algo. Ella era humilde y me enseño a serlo... Era a quien le contaba todo y podía desahogarme.

Ahora vivo en silencio y mi cara habitual es con una boca en línea recta... No tengo a quien contarle cosas, pero a medida que fue pasando el tiempo fui apegándome y contemplando el silencio, es lo mejor que puedo tener aquí.

Escucho el motor del auto alejarse y bajo para buscar mi celular, mis padres no están, seguramente fueron a buscar a mis hermanos. Prendo mi celular y busco Trío Tóxico, ya estaban hablando, pero me uno a la conversación.

Alma mando una foto de la ventana de su cuarto rota porque estaba en pleno baile de alegría por el fin de clases y Jess manda otra con su familia merendando y también celebrando. Me hacen dar cuenta que ya no debo dedicarme las tardes en tareas, ni estresarme por estudiar. Doy un pequeño baile y me dirijo a la cocina para poder hacerme algo rico antes de que llegue la autoridad.

A solo un recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora