(***)
Estoy en el galpón de mi casa, una choza vieja abandonada... quien diría que me sería muy útil. Sus paredes de madera están cubiertas de tela de araña y vi algunos ratones cuando entre.
Estoy parada frente a una silla y una soga colgada ya preparada, dos herramientas, un suceso. Pasa la luz del día entre los agujeros, los pájaros no están cantando como habitualmente lo hacen, hay un silencio que advierte al ambiente.
Estoy completamente segura desde hace unos días y preparé unas cartas, al principio me parecían estúpidas, pero luego pensé en todos los traumas que les podía dejar a mis hermanos... entonces a ellos les describí cuanto los amé a través de las letras.
¿Qué fue lo que me hizo explotar? La verdad es que no hubo esa gota que se derramó, yo volqué el vaso antes de que se llenara... porque no quería soportar más, quería terminar con mi miserable vida de una vez. Sentía que aunque pudiera tener una salida de este infierno, ya me habían estropeado y nunca me olvidaría. Además, creo en la reencarnación, solo que espero que la próxima vida sea mejor.
Subo un pie a la silla, luego... con tanta facilidad levanto el otro: ya estoy en posición. No vi acto más sencillo que este, cuando hablan del suicidio la palabra transmite problemas y una carga de tiempo inmenso, pero acá estoy.
Agarro la cuerda, una cuerda gruesa al que le salen pequeños hilos, deslizo mis dedos por esta y disfruto la textura, ya que lo veo como mi última percepción en vida, de forma que disfruto cada segundo. Huelo el aire, olor a pasto y madera... El ambiente está tan tranquilo, tan cómodo que me alienta a proceder.
Mis brazos se colocan la cuerda como cuando me coloco un collar y mi cuello siente el roce de esta... Mi confianza y seguridad se desvanecieron y el miedo, la desesperación, el silencio se me vinieron a la mente. Ahora que solo falta tirar la silla y con la cuerda a un cm de mi piel me siento vulnerable. No podía creer que me estuviera dando miedo y lo que menos quería era pensar en la situación porque encontraría algo para arrepentirme... quisiera decir que no fui una cobarde y que me patee la silla, dejando a mi alma partir en paz, pero no.
Al sentir tal miedo mi respiración empezó a ser irregular, veía como mi pecho subía y bajaba, mi cuerpo se arrepentía. Faltaba yo arrepentirme, si encontraba una mínima distracción me saldría de acá sin dudarlo, me aterraba estar en esta posición. El sentimiento y la idea de que de un segundo para el otro, con un movimiento la vida se iba... la vida, era algo tan frágil y no lo sentí así hasta ahora.
Agarre la cuerda con mis dos manos y la aparte de mi cuello quedando aun alrededor de este, necesitaba pensar. Respire hondo tres veces con los ojos cerrados, observe la luz del sol y mi mente me trajo imágenes a quienes iba a realmente a lastimar.
Mis dos hermanos sonriendo y soltando ese sonido angelical que me indicaba que estaba todo bien, pero luego los veía llorando desesperadamente por mi ausencia, no les podía hacer eso. Lágrimas se arrimaron a las orillas de mis ojos y empecé a ver borroso, luego mis padres que quiera o no llorarán y esa es una debilidad que todo hijo tiene, ver a sus padres llorar.
Mi abuela brotó en mi mente, esa señora que ahora se encuentra en el más allá, me dijo una vez: "Nunca te suicides, porque le harás un daño tremendo a tus seres queridos de acá" y la vería tan decepcionada de mí si me rindo tan fácil.
Ese fue el recuerdo que hizo tomar mi decisión, no lo iba a hacer, no hoy. Baje mis brazos porque ya no tenía esa tensión y luego los levante para agarrar la cuerda que seguía en mi cuello. Una parte de mí estaba contenta, viva de nuevo porque me había dado una segunda oportunidad de vida... Quizás este suceso me hacía valorar mucho más todo y me emocione dejando una sonrisa en mi rostro que hace segundos estaba a punto de dejar todo rastro de vida.
Ya con la cuerda por debajo de mi pera a punto de quitarla di un pequeño paso para luego impulsar mi cabeza hacia atrás y despedirme de esta tortura que yo sola me había metido. Cuando di mi paso, no había algo que lo retuviera... lo sentí, di un paso en falso.
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A solo un recuerdo
ContoImagínate que tengas que abandonar tu zona de confort, que tanto tus amigas como tu familia te abandona, que tengas que aguantar bullying y violencia... Serias tu sola contra el cruel mundo que nos rodea, ¿no podrías? Bueno, a Isabella le ocurre y n...