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Reborn llevó un dedo a los labios de él indicándole que guardara silencio. Luego levantó la mirada para comprobar que el profesor les daba la espalda y entonces con gran rapidez vertió un líquido verde sobre otro transparente.

- Mira - indicó a Rubén.

Los líquidos se mezclaron y un vapor blancuzco comenzó a surgir del mejunje verdoso.

- ¿Qué es eso? - preguntó Rubén en un murmullo.

- Es una bomba fétida - replicó Reborn, mirando atentamente el tubo de ensayo. El líquido verde alcanzó la boca del tubo y el vapor húmedo salió del recipiente -. Huele.

Rubén olió de mala gana e hizo una mueca de asco.

- ¡Ahjjjj!

El olor acre comenzó a flotar en el aula.
Los chicos empezaron a gemir y quejarse. Unas cuantas cabezas se volvieron interrogantes hacia Rubén y Reborn.

- ¡Oh! ¿Qué es esa peste? - exclamó alguien.

- Roberto, ¿has sido tú? - preguntó un chico, dirigiéndose hacia Roberto Cein, el típico payaso de la clase al que siempre culpaban de todas las fechorías que se cometían.

- ¡No, de ninguna manera! - se defendió Roberto, enfadado.

Los chicos tosían y les acometían arcadas.
Rubén se deslizó fuera del banco y se apartó de su mesa; los ojos le lagrimeaban a causa del picor.

Finalmente el señor Cremades se dió cuenta de que algo raro estaba sucediendo, de modo que alzó la cabeza y olfateó el aire.

- Oh - exclamó con expresión de asco.

- Señor Cremades, es aquí - le llamó Reborn -. Creo que Rubén y yo hemos hecho algo mal.

- ¿Yo...? Pero si yo no... - comenzó a defenderse Rubén.

El señor Cremades se apresuro a llegar hasta la mesa de Rubén.

- Rubén y yo seguramente hemos cometido alguna equivocación, al menos eso creo - dijo Reborn -. Huele como si fuera... como si fueran huevos podridos - añadió e hizo un guiño de complicidad a Rubén.

El señor Cremades entrecerró los ojos para observar la burbujeante mezcla de color verde. Aguantaba la respiración procurando no inhalar aquel gas apestoso.

- Yo me encargo de esto - le dijo a Reborn.

El profesor cogió el tubo de ensayo, lo sacó del soporte y salió corriendo de la habitación.
Tan pronto como hubo desaparecido por la puerta todos prorrumpieron en grandes risotasas y comentarios jocosos.

- Eso sí que ha sido fuerte, Reborn - exclamó Roberto.

- Organicemos una fiesta - propuso un alumno.

- Por favor, que alguien abra las ventanas - suplicó otro.

Reborn se volvió hacia Rubén.

- Lo siento - dijo -. La verdad es que hoy no me siento de humor para soportar la clase de química.

Rubén se rió. Afortunadamente la atmósfera comenzaba a aclararse.

- ¿Dónde has aprendido a fabricar esa bomba fétida? - preguntó, sentándose nuevamente a su lado.

- Mi madre me compró un juego de química cuando tenía ocho años - le explicó Reborn -. Fue el primer experimento que hice.

Rubén lanzó una risilla.

- Pues has hecho un gran trabajo, Reborn. Problemente consigas una nota alta, tal vez una sobresaliente.

- Me gusta fastidiar a la gente - declaró Reborn.

𝐓𝐡𝐞 𝐍𝐞𝐰 𝐆𝐮𝐲 ¡! [Ruborn]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora