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Al dia siguiente Rubén llegó tarde al instituto. No había dormido mucho durante la noche.

Estuvo despierto pensando en la calle del Terror. La casa de Reborn. Y la anciana que apareció en la puerta para decirle que allí no vivía nadie que se llamara Reborn.

«No me gustan estos misterios — decidió Rubén mientras se removía incómodo en la cama —. Ya hay demasiados misterios en mi vida. Demasiados misterios aterradores.

»Voy a averiguar la verdad acerca de Reborn», resolvió entonces.

Rubén comprendió hasta qué punto él le atraía, cuánto le importaba, hasta qué punto comenzaba a preocuparse por Reborn.

«¿Me estoy enamorando?», se preguntó adormilado, mirando fijamente el techo de su dormitorio.

«Bueno, antes de que me enamore será mejor que conozca la verdad acerca de Reborn. Toda la verdad

»No puedo estar enamorado de él y, a la vez, sentirme temeroso o impotente en su presencia.»

.           .          .     (づ ̄ ³ ̄)づ.        .         .

Ya en la escuela, entre una clase y otra, buscó a Reborn por los pasillos. Pero no pudo dar con él.

Durante la hora del almuerzo comprobó la lista de asistencias en el despacho de la secretaría. Reborn estaba apuntado como ausente.

Rubén corrió hacia el comedor. Irina estaba allí, sentada a la mesa que ocupaba siempre, con una expresión melancólica en el rostro y un montón de galletas apiladas ante ella.

Rubén de dejó caer en el asiento, al otro lado de la mesa.

— ¿Dónde están Sara y Mafer?

Irina se encogió de hombros, con el ceño fruncido.

Le ofreció una galleta a Rubén.

— ¿Dónde estuviste anoche? — preguntó —. Te llamé por teléfono poco después de las nueve.

— Yo... bueno... eh... estuve con Reborn — admitió Rubén de mala gana.

Los ojos de su amiga se abrieron en un gesto de sorpresa.

— Rub, por favor, no me digas que tú y Reborn...

— ¡Todos se equivocan con él! — estalló Rubén con tono de voz demasiado chillón.

Irina puso los ojos en blanco.

— ¡No, lo digo muy en serio! — insistió Rubén —. No son justas con él. Ninguna de ustedes.

Rubén no pudo contenerse por más tiempo. No había sido capaz de hablar con Irina acerca de Reborn porque tanto está como los demás parecían convencidos de que era él quien había matado a Lanita.

Sin embargo, Rubén tenía que hablar con alguien, e Irina continuaba siendo su mejor amiga.

Inclinado sobre la mesa, con el corazón latiendo desbocado en su pecho, Rubén reveló a Irina cuáles eran sus verdaderos sentimientos. Le explicó lo sucedido la noche anterior, le dijo cuánto comenzaba a importarle Reborn y lo mucho que se preocupaba por él y, a la vez, ese extraño sentimiento de temor que él le inspiraba.

𝐓𝐡𝐞 𝐍𝐞𝐰 𝐆𝐮𝐲 ¡! [Ruborn]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora