— ¿Y bien? ¿Cuánto hemos recaudado?
— Mil doscientos... — comenzó a responder Rubén, tratando de recordar la cifra exacta. Se volvió entonces hacia Lana e Irina y les preguntó —: ¿Cuánto hemos obtenido?
Las dos amigas se encogieron de hombros.
— Tú lo acabas de anotar — le recordó Irina.
— Lo siento, señor Llanos — dijo Rubén, saltando de la silla —. He escrito la cifra en una hoja de papel pero la he dejado dentro de la bolsa junto con todo el dinero. Enseguida vuelvo.
Rubén salió rápidamente del despacho del director y cerró la puerta a sus espaldas. Le sorprendió encontrar a Mafer en la oficina contigua. La chica le dedicó una sonrisa algo cohibida y le enseño su cuadernillo de dibujo.
— Lo había olvidado. No puedo diseñar sin él — se justificó.
Metió el cuadernillo dentro de su mochila y se colgó esta misma al hombro.
— Dile a Irina que la llamaré más tarde — dijo, encaminándose hacia la puerta.
Rubén abrió el archivador en busca de la bolsa de lona y descubrió que estaba vacío.
— En fin... — murmuró en voz alta —, supongo que me he equivocado de cajón.
Abrió el segundo cajón. Estaba lleno de papeles, documentos e informes.
El tercer cajón contenía viejos libros de texto.
Rubén volvió a abrir el primer cajón, el que desde un principio había sido el correcto, y se quedó petrificado, mirando hacia el interior sin poder creerlo.Estaba vacío.
Completamente vacío.Se le heló la sangre en las venas y empezaron a temblarle las rodillas.
— ¡Señor Llanos! — consiguió murmurar roncamente . Inspiró profundamente y volvió a intentarlo —: ¡Señor Llanos! — gritó entonces con una voz estridente y temerosa —. ¡Por favor, venga enseguida! ¡No está! ¡El dinero no está!
Está vez, el dinero realmente había desaparecido.
. . . ʕ ꈍᴥꈍʔ . . .
Aquella noche, recluido en su habitación, Rubén miraba sin ver el manual de ciencias sociales hasta que el texto no fue más que una mancha blanca y borrosa.
«No puedo estudiar — pensó, sintiéndose desdichado —. No consigo concentrarme. Mi mente vuelve una y otra vez a lo que sucedió esta tarde. No puedo dejar de pensar en el dinero robado.»
Con un triste suspiro cerró el libro y se puso en pie de un salto. Recogió su sudadera del suelo, dónde la había arrojado nada más entrar en su cuarto, salió de la habitación y bajó las escaleras a toda prisa.
— ¡Voy a salir! — gritó a sus padres.
Franqueó a la carrera la puerta de la calle antes de que pudieran preguntarle adónde iba y por qué salía esa noche si al día siguiente tenía que ir a clase.
Condujo hasta llegar a la casa de Irina, cerca de las montañas. Irina lo recibió en la puerta. Vestía unos tejanos gastados y un jersey de una talla demaciado grande para ella. Llevaba el cabello despeinado y su rostro mostraba una expresión de sorpresa.
— Rubén... ¿qué sucede?
— Tenía que hablar con alguien — explicó, siguiendo a su amiga a través del brillante suelo del inmenso salón adornado con costosas antigüedades, hasta llegar al estudio.
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𝐓𝐡𝐞 𝐍𝐞𝐰 𝐆𝐮𝐲 ¡! [Ruborn]
FanfictionCuando el guapo y misterioso Reborn llegó a Assaet High, todas las chicas querían salir con él, incluso aquellas que ya tenían novio. Rubén, Lana e Irina llegaron a hacer una apuesta: ¿quién de ellos conseguiría la primera cita con el chico? Pero en...