Paramnesia

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Adrien rogó todo el camino de regreso a casa por que algo cayera del cielo y rompiera de una buena vez la pesada atmósfera que se había formado entre ambos. Sentados uno al lado del otro en el autobús buscaban un punto donde perder la mirada que no fuera su acompañante. Marinette no había alzado la vista, ni le había dirigido la palabra en ningún momento. Pero él tampoco lo hacía, porque no podía pensar en nada que decirle a pesar de que en otras ocasiones no hubieran parado de hablar en ningún momento. No cuando su mente era un mar de dudas, sobre lo que podía y no ser realidad. 

Plagg le prohibió rotundamente tratar sobre su sueño con Marinette. Específicamente con ella, y eso también le había sido sospechoso. Probablemente era la única persona que podía responder sus dudas. Entonces ¿Por qué no se le permitía hablarlo con ella? 

La excusa que Plagg le había dado era que Marinette no estaba del todo familiarizada con el mundo de los miraculous, y eso podría asustarla sin necesidad. Así que siguió suplicando porque algo sucediera, algo lo suficientemente grande como para que todo lo demás quedara olvidado.

Al parecer sus ruegos habían sido demasiado intensos, porque el autobús se detuvo de improvisto un par de calles antes de llegar a su destino; al bajar y correr a el lugar donde se suponía era la escuela vieron que se había convertido en una zona de guerra. Sin tiempo de por medio, Adrien sacó su celular para identificar si aquello era una alerta de akuma, aunque a simple vista era obvio que si.

Antes de poder acceder al primer video una sombra pasó justo sobre ellos, opacando por un segundo al sol. Al alzar la mirada pudieron ver al nuevo akumatizado. 

 La víctima parecía un hombre adulto que sobrevolaba el edificio usando un godete gigante como planeador. Su traje; una bata larga de lino cubierta de manchas de pintura y un pincel gigante como arma, con el que enviaba ataques de pintura que actuaban de distinto modo de acuerdo al color que tomaba de la paleta. Pero, el único problema era que ese akuma no era nuevo, al menos no en sus mentes.

— ¡Es el profesor Jean Pierre! — Dijeron los dos al unísono. Volviendo así, si es que era posible, todavía más pesada la atmósfera entre ellos. 

— ¿Cómo lo sabes? — Se apresuró a preguntar Marinette arqueando las cejas.

— ¿Y tu? — Rebotó la pregunta Adrien.

— Por... por su traje. ¿No es obvio? 

El intento de disputa se vio interrumpida por los gritos de sus compañeros desde el interior de la escuela. Marinette sin pensarlo quiso comenzar a correr en dirección a la entrada, pero Adrien no se lo permitió.

— ¿Qué haces? — Preguntó el rubio al verla tratar de ir a la escuela a toda prisa, deteniendo su impulso tomando su mano.

— ¡Adrien, busca donde esconderte! Veré si puedo ayudar en algo.

— Ladybug vendrá pronto ¡No tienes por qué arriesgarte tú de nuevo! — Gritó con desesperación, sin soltar su agarre.

— ¿De nuevo?

Una vez más el villano pasó por encima de ellos; pero en esta ocasión manteniéndose en vuelo por sobre sus cabezas lanzó un manchón de pintura violeta hacia ellos provocando que los dos comenzaran a zigzaguear para evitar ser alcanzados, e inevitablemente haciendo que entraran ambos a la escuela en su carrera.

El área estaba mucho peor que en el ataque que aún creían nunca había pasado. Varias partes de la estructura habían sido desquebrajadas por manchones de pintura verde y lienzos con los rostros de sus compañeros se desperdigaban por todas partes. El villano aún los buscaba, y no tardó en dar con su posición, volviendo a atacarlos con su pincel.

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