La solución al problema había llegado sola. Tan simple y fácil que era casi una tontería.
— ¿Ladybug? ¿Qué haces aquí? — Preguntó el profesor Montalain al entrar al aula, llevando consigo una cubeta de pintura.
— Estoy en una misión, y sé que quizá pueda parecerle una simpleza, pero muchas cosas dependen de que el mural de Alix se mantenga a salvo. Lo siento, pero no puedo decirle más.
— Muy bien. De hecho lo entiendo. — Respondió sin quitar la vista del mural, extendiendo los brazos hacia ella — Todos los artistas dejamos parte de nuestra alma en nuestras obras, y protegerlas se vuelve parte de nuestras necesidades. Lo mismo nos pasa a los maestros de quienes hacen tan bellas creaciones. Yo entiendo que Hawk Moth pueda aprovecharse de los sentimientos que causaría que una pintura como esta pueda resultar dañada. Pero no te preocupes, traigo la solución conmigo.
— ¿Eso que es? — Preguntó señalando la cubeta que el profesor llevaba consigo.
— Un protector especial. Lo pondré sobre la pintura, y servirá como repelente. Aunque alguien pinte cerca de aquí y salpique pintura, nada va a pasar.
— ¿ Usted sabía que alguien podría dañarlo?
— ¡Claro! Esto es un taller de arte, hay accidentes con los materiales todo el tiempo. ¿Quieres saber algo increíble? Yo no sabía que este tipo de protector se vendía en París, si alguien no hubiera dejado un flyer con la información de donde comprarlo en la puerta de mi casa, jamás lo hubiera encontrado. ¿No es magnífico cuando el destino se porta de esa manera?
—Entonces el no recuerda nada. —Pensó la heroína, algo confundida con la manera en la que la solución se había presentado, pero feliz de que así fuera dejó pasar la casualidad.
Ladybug suspiró con alivio. Al fin terminarían sus extrañas visiones, todo estaría bien y podría regresar a su rutina (más o menos) normal.
— Bien, en ese caso lo dejo todo en sus manos. ¡Ladybug fuera! — Se despidió del profesor Jean Pierre con un gesto de mano antes de salir por la ventana.
Cruzó la escuela por el techo encima de todas las aulas, bajando al área de casilleros ya vacía a esa hora, para deshacer su transformación, esconder a Tikki y correr al aula, donde las clases habían comenzado hace algunos minutos.
— Se... señorita Bustier. ¿Puedo pasar? — Preguntó tratando de regular su respiración después de correr, con las manos apoyadas en las rodillas.
— ¿Diez minutos tarde señorita Marinette? Debería dejarla fuera el resto de las clase.
El grupo entero comenzó a abogar por ella al instante, pidiéndole a la profesora que le permitiera pasar. Todos, excepto por Chloe, que se permitía ignorar la situación clavando su mirada en el celular mientras Sabrina la abanicaba con un ventalle amarillo. Y Lila, que sonreía con diversión al ver la cara de preocupación de la azabache por perderse otra clase a causa de sus retardos, sin que nadie más que ella no notara.
— ¡Hay Marinette! — Se quejó la maestra al ver la insistencia del grupo — ¿Qué haré contigo? Anda, puedes pasar.
Una mueca de enfadó se dibujó en el rostro de Chloe y Lila, teniendo la última que ocultarla tras una falsa sonrisa de empatía al ver a Nathaniel girar su rostro hacia ella.
Sin embargo, lo que la hizo distraerse del todo fueron las esmeraldas que la observaban fijamente. Incapaz de descifrar los pensamientos de Adrien se quedó estática sosteniendo la puerta, sin poder hacer más que continuar el choque de miradas.
ESTÁS LEYENDO
Te encontraré #MLB
Fanfiction¿Alguna vez has iniciado una historia desde el final? Enlazando recuerdos de cosas que aún no suceden, una a una hasta que la escalera del tiempo termine de armarse, y entonces puedas caer por ella como Alicia por la madriguera. Buscando lo que aún...