Blur Clair

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— ¿Cómo me dijiste? — Repitió Adrien en medio de su desconcierto, sosteniendo por los hombros a una Marinette boquiabierta que no podía enlazar una letra después de la otra, y mascullaba sin sentido un montón de sonidos indescifrables. ¿De donde había sacado ella ese apodo de entre todos los que había escuchado que los civiles le decían a su alter ego, y que solo había escuchado de su compañera de batallas? Pero sobre todo ¿Qué tan obvio era para ella su "oculta" identidad? 

Ladybug va a matarme — Fue lo único que atinó a pensar

Justo cuándo Adrien estaba por repetir por tercera vez la pregunta, otro grupo de hechizados fue directo hacia ellos, y hasta ese momento se dieron cuenta de que ambos habían descuidado su posición, y estaban a plena vista junto a la puerta de entrada. Con una rapidez y coordinación impropia de ella, Marinette tomó una de las manos de Adrien para correr hacia la calle, siendo seguidos por un montón de gente con la mirada en blanco que se movían como autómatas.

Ya en la acera, se dieron cuenta de que probablemente el akuma había estado atacando ciudadanos desde mucho tiempo antes, ya que en la calle se mezclaban civiles gritando de histeria con hechizados de ojos blancos tomándolos de las muñecas y llevándolos por la fuerza por la calle, a rumbo desconocido. Las ropas de todos los hechizados tenían tonalidades azul- verde , así que por lo menos eso los hacía fácilmente diferenciables al resto de la población, que corría como hormigas recién fumigadas sin aparente escapatoria.

De nuevo, Marinette tenía que buscar un modo de zafarse de Adrien y convertirse en Ladybug, antes de que esto se convirtiera en un grave problema. Pero algo le decía que si las veces anteriores no había podido quitárselo de encima, esta vez sería peor.

— ¡Vete a tu casa! ¡Yo iré por allá!

Marinette ni siquiera tuvo tiempo de reaccionar. Cuando se dio cuenta, Adrien ya había corrido en dirección opuesta a la panadería, dejándola sola a mitad de la acera. Por fortuna, no parecía haber ningún hechizado tan cerca como para que no pudiera sortearlos, así que solo se dedicó a correr tanto como podía hasta la panadería de sus padres, o algún lugar donde pudiera transformarse y estuviera oculta por si Adrien estuviera observando. Para su desgracia, Tom y Sabine ya la esperaban en la puerta, con los ojos en blanco y sus ropas en tonos azules dispuestos atacar al que se acercara.

Aprovechando que aún no había sido vista por ningún hechizado ni por el akuma, se apartó hasta el callejón a un lado de la panadería para poder convocar el poder de Tikki, que ya esperaba su orden oculta en la pequeña bolsita.

La actitud del rubio la dejó extrañada. No era la primera vez que se topaban juntos con un akuma, y jamás la había abandonado de esa manera. Mientras corría pensaba en toda clase de teorías. Tal vez había alguna otra persona que él pensara que requería mas su protección que ella, o tal vez no le importaba tanto si estuviera en peligro o no. Tal vez esa era su manera de decirle que aquella declaración falsa de amor era más incómoda para él de lo que le había dicho, aunque eso parecía bastante radical y poco propio de Adrien. 

Pudo haber seguido pensando en cada bizarro pretexto que le llegara a la mente, pero justo cuando estaba por transformarse el ruido de un cuerpo cayendo junto a ella le quitó la oportunidad. 

— ¿Marinette? 

Chat Noir había sido prácticamente arrojado a su pies, quedando de cabeza con las piernas flexionadas recargado en la pared del callejón. De un movimiento se puso de pie y usando su propio cuerpo como escudo frente a Marinette continuó luchando contra un par de hechizados que a base de golpes trataban de forzarlo a ir con ellos, mientras el felino esquivaba sus intentos por aprisionarlo usando su arma para hacerlos retroceder. 

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