Chat Noir se mantenía a espaldas de Ladybug, rogando por un momento con ella, y rogando también dentro de si porque las cosas volvieran a ser como antes.
— ¿ No es algo tonto que trates de escapar de mi? Sabes que tenemos que hablar, tarde o temprano.
Ladybug estuvo a punto de dejarse llevar por la cuerda del yoyo hasta el lugar mas alejado posible, pero la urgencia en la voz de su compañero la hizo titubear, y retraer el arma para dar la vuelta y ver a Chat Noir de frente.— Te pedí tiempo... Te pedí espacio ¿ No fui lo bastante clara contigo?
La agresiva actitud de Ladybug golpeaba a su compañero en una manera en la que ni siquiera podría adivinarlo. Sin embargo, el felino tragó el nudo de su garganta, recordando que antes que nada estaba su obligación de cuidar París, aún si eso implicaba soportar los cambios de humor de su compañera.
— Si, lo sé. Pero tengo un problema, no es nada grave, al menos eso espero. Aún así me parece que debes estar al tanto.
El héroe, aun con el seño fruncido y el cuerpo tenso alzo un brazo, pidiendo con un gesto a su compañera que se sentara al lado de donde él lo estaba haciendo. Ambos estaban serios, intranquilos y el aire a su alrededor estaba denso.
Aún así, y con la sensación de querer alejarse el uno del otro, terminaron sentados en el borde de la torre, con los pies colgando hacia el vacío. Estuvieron en silencio un par de minutos, hasta que el de negro se decidió a hablar, mientras aún trataba de buscar las palabras adecuadas.
— Bichi... ejem... Ladybug. Vas... bueno ¿Buscarás un nuevo Chat Noir? ¿Alguien menos... arriesgado tal vez?— Preguntó el héroe ante la mirada atónita de su compañera.
— ¿Que? ¡No! ¿De donde sacas eso Chat?
Ladybug nunca se había detenido a pensar que Chat Noir podría llegar a esa clase de conclusiones. Podría sentirse molesta, si no estuviera sintiéndose tan culpable de no poder hablar con él. Por su parte, el felino creía que si Ladybug iba a retirarle el anillo, al menos podía guardarse la vergüenza de decirle que estaba castigado como un niño pequeño.
— Bueno. Ya sabes. Me pediste mi anillo. Y has estado molesta conmigo últimamente.
— No... te lo juro — Titubeó Ladybug, al final de la frase — No es eso.
— ¿ Entonces? — Preguntó el de negro, alzando un poco la voz sin querer — Todo parecía bien, nos llevábamos mejor que nunca. — Hizo una pausa, viendo sus manos como si en ellas pudiera encontrar una respuesta — Y volviste a cerrarte, volviste a dejarme fuera de todo, a no dejarme entrar. Volví a ser para ti solo una persona más en tu equipo de héroes.
— Chat... eso no... — masculló Ladybug, pero no fue escuchada.
— ¿Cuántas veces más pasará? ¿Así seremos ahora? Dos personas que solo tienen que verse, pelear y no hablar de nada. ¿Darnos la espalda como si nuestra vida no dependiera del otro en más de un sentido?
— Oye... basta... por favor — Lanzó en un suspiro la de rojo, siendo interrumpida de nuevo.
— Si es por mi insistencia a decirte mis sentimientos hacia ti.... yo... ¡Te lo juro! ¡Puedo callar todo lo que siento! ¡Jamás volverás a escuchar un coqueteo, un halago o nada de mi parte que pueda incomodarte!
— ¡Chatón! ¡Basta!
Ladybug se puso de pie de un salto, dando la espalda a su compañero que hasta ese momento no había visto las lágrimas que surcaban sus mejillas.
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Te encontraré #MLB
Fanfiction¿Alguna vez has iniciado una historia desde el final? Enlazando recuerdos de cosas que aún no suceden, una a una hasta que la escalera del tiempo termine de armarse, y entonces puedas caer por ella como Alicia por la madriguera. Buscando lo que aún...