Caos ardiente

80 16 0
                                    


El aire estaba denso, infectado de olor a plástico y madera quemada. Su visión estaba tan reducida que apenas y lograba divisar más allá de su nariz. El abrasante calor de las llamas podía sentirse aún a través de su traje, y los gritos de las personas atrapadas haciendo eco por todo el edificio confundían el único sentido que podría serle útil en ese momento.

Ladybug trataba de ubicar tantos civiles como le era posible, pero el caos y la confusión estaban más presentes en el momento que cualquier plan que pudiera elaborar. Llevaba un rato entrando y saliendo por las pocas ventanas del lugar sacando lesionados, y cuando ya no le fue posible buscar más víctimas desde afuera, se adentró en el cinema que poco a poco cedía ante las llamas amenazando con volverse un infierno en la tierra.

— ¡Chat, en donde estás! ¡Ven al cine Lyon Bastille! ¡Hay un incendio y hay mucha gente atrapada!

Ladybug dejó ese mensaje en su yoyo, lo había repetido ya tres veces, y no sabía el lapso de tiempo. Pero la sensación de ardor en la piel, y la manera en la que sus rodillas temblaban le hacía sentir que llevaba horas dando vueltas dentro de un horno encendido.

Cinco veces más entró y salió de los huecos entre las llamas donde alguna vez hubo pequeñas ventanas blancas. Las puertas de vidrio de la entrada también habían estallado, víctimas del intenso calor del interior. En la acera de enfrente, grupos de personas eran atendidas por los primeros paramédicos que llegaban a la escena. 

Para la sexta vez que corrió hacia la entrada, notó una silueta negra en la parte más alta del edificio, tan solo visible gracias a la intensa luz de las llamas. Chat Noir había llegado también, y con una velocidad sorprendente dejaba con cuidado a un par de niños en el suelo antes de volver a subir con agilidad usando su bastón como garrocha. Algunas afortunadas veces podía parecer que leía su mente, o que sabía perfectamente que hacer. Aunque la mayor parte del tiempo ese no era el caso.

Cuando estuvo segura de que no había nadie adentro, Ladybug se unió al grupo de personas que veían la escena con angustia. Dándose cuenta que Chat Noir aún no salía del casi consumido cinema comenzó a frotar sus manos con nerviosismo, mientras la mezcla de sudor y ceniza corría por su frente y su pie golpeaba frenéticamente el piso sin que lo notara. 

La puerta frontal estaba bloqueada por escombros ardientes, y la gran mayoría de las ventanas estaba cubierta por densos bloques de humo y llamas que salían de ellas con violencia. Los bomberos ya habían llegado, y algunos trataban inútilmente de hacer retroceder las llamas con fuertes chorros de agua.

Luego de unos veinte agonizantes segundos, uno de los pocos vitrales de la parte mas alta se quebró con un impacto que venía desde adentro, dejando ver al héroe salir de un salto con una mujer y un hombre, uno en cada brazo. Con felina agilidad cayó al suelo evitando a toda costa que los civiles se lastimaran. Giró la cabeza de un lado a otro, y cuando su mirada se cruzó con la de Ladybug ambos soltaron un suspiro de tranquilidad.

— ¡Mi Lady! ¿Estás bien? — Gritó el felino corriendo hacia ella, importándole poco que su fachada de héroe impasible se viera destruida frente a los presentes.

— ¿Salieron todos? Todos están a salvo ¿Verdad? 

Justo estaba por responder, cuando las orejas del traje de Chat Noir se movieron por propia voluntad.  Como si se los hubiese pedido, las decenas de personas alrededor guardaron un sepulcral silencio, que fue roto por el héroe.

— ¡Hay alguien más adentro! — Gritó el muchacho, dando un paso hacía el edificio, siendo detenido por Ladybug, que lo sostuvo por un brazo para hablarle al oído.

Te encontraré #MLBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora