Marinette no volvió a la panadería. No quería que sus padres la vieran tan alterada porque sabía que su madre lo notaría enseguida, y no lograría zafarse de un extenso interrogatorio. Tampoco quería volver a la escuela; solo imaginar ver a Lila rodeada de sus compañeras, diciendo toda clase de sandeces sobre su perfecto romance con Adrien le revolvía el estómago. Si hubiese sido elección de Marinette, bien podría haber pedido que la tierra se abriera bajo sus pies y la tragara entera. Pero cuando no era Ladybug no tenía tanta suerte, y el destino nunca le preguntaba que era lo que ella quería.
Comenzó a caminar sin rumbo, arrastrando los pies llegó al borde del rio Sena. Sus ojos hinchados y rojos apenas y podían mantenerse abiertos con los reflejos de la luz del sol en el agua quieta del rio. ¿Cómo es que el día se atrevía a ser tan malditamente hermoso? A pesar de ser otoño la brisa era cálida, el cielo estaba completamente despejado e incluso las aves cantaban más alto de lo normal. Un día bello hasta el hastío.
¿Por qué Paris no era como en las películas, que cuando alguien está triste el cielo se oscurece y comienza a llover, combinando la atmósfera con la sensación en el corazón?
Podía sentir a Tikki revolverse dentro de la pequeña bolsita que colgaba a su costado. El Kwami moría por salir a consolar a su portadora, darle un abrazo y un beso y decirle que todo estaría bien. Pero estaban en una zona muy concurrida, llena de turistas y parisinos yendo de un lado a otro, así que le era imposible sin que ello supusiera un riesgo.
Los pasos de la azabache la llevaron a una banca en la orilla del rio. Un gran árbol a un lado daba la suficiente sombra como para que sus ojos dejaran de picarle, y el sonido del rio quizá la ayudaría a calmarse lo suficiente como para volver a casa o a la escuela. Metió una mano en la pequeña bolsita rosada, sintiendo una leve caricia en sus dedos que le hizo soltar un sollozo. En ella buscó un pequeño amuleto para sacarlo y jugar con los abalorios de este, como lo hacía cada vez que estaba triste.
Se sentó entonces, y no tardó en subir las piernas apretándolas con sus brazos. Dejando caer la frente en las rodillas continuó llorando tan quedo como podía para no llamar la atención, con el pequeño amuleto entrelazado entre sus dedos.
Quería dormir, solo para ver si por esta vez el día se rebobinaba solo por ayudarle un poco. Así no tomaría su celular por la mañana, ni vería esa foto. Así no iría a la escuela y no escucharía a Lila gritar su amor a todas voces. Así no se encontraría con Adrien, y no sería su rostro triste detrás del cristal del auto la última imagen que tuviera de él en su mente. Solo así podría hacer como si nada hubiera pasado. Pero nada, esta vez parecía que no tendría su segunda oportunidad.
— I used to hear a simple song
Marinette escuchó, algo lejos, el sonido de una voz que cantaba. No quiso levantar el rostro, a pesar de que esa voz le parecía muy familiar.
—That was until you came along
La voz parecía acercarse. Era clara y serena, un suave murmullo que parecía imitar la calma del viento. Junto a la voz, el sonido de unas ligeras ruedas era cada vez mas claro.
— You took my broken melody. And now, I hear a symphony.
El dueño de la voz se detuvo cerca de ella. Sin verlo, pudo sentir una bicicleta frenar detrás de la banca y unos zapatos golpeando el piso al bajar de los pedales.
— You are my beautiful, by far??
Esta vez, la letra de la canción se cantó a modo de pregunta, justo detrás de su oreja y en un susurro. Marinette no se sorprendió, ni se extrañó por la cercanía, porque ya sabía quien estaba con ella. Se sentía segura de seguir sin mirar.
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Te encontraré #MLB
Fanfiction¿Alguna vez has iniciado una historia desde el final? Enlazando recuerdos de cosas que aún no suceden, una a una hasta que la escalera del tiempo termine de armarse, y entonces puedas caer por ella como Alicia por la madriguera. Buscando lo que aún...