Capítulo 8 ~ ¿Buenos días?

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Jimin despertó con dolor de cuello.
Siempre le pasaba eso cuando dormía en el sofá de Tae, pero lo bueno era que al menos no solía tener problemas de resaca. Debía de ser temprano todavía porque el sol ni siquiera había salido del todo. Instintivamente hizo un ligero movimiento de cuello para tratar de aliviar el dolor y al moverse notó otro cuerpo caliente a su lado.

Tardó un instante en recordar que Jungkook se había acostado a su lado por la noche. Claro, no iba a dejar al pobre hombre dormir en el suelo. Jungkook también se removió en su lugar, pero no abrió los ojos. Jimin aún tenía mucho sueño así que optó por seguir durmiendo también, pero escuchó una notificación de su teléfono.

Su mano vagó a tientas por el sofá en busca del móvil; no estaba a su izquierda, así que lo buscó por la derecha. Soñoliento, palpó algo duro debajo de la manta. Frunció el ceño, extrañado, porque su mente todavía estaba medio dormida y no identificaba qué podía ser aquello. Apretó un poco más, quizás era el borde de un cojín...

— ¿¡Ah, hyung!?

La voz de Jungkook lo sobresaltó y, al moverse este, Jimin abrió los ojos y comprendió de una que no era el borde de una almohada lo que tenía en la mano. Sin embargo, la situación fue tan sorprendente para ambos que ninguno hizo ademán de apartarse.
Se miraron avergonzados y cohibidos sin saber qué hacer. La mano de Jimin seguía sobre la entrepierna dura de Jungkook mientras este, en su cabeza, intentaba trazar un plan para huir de allí y empezar una nueva vida en otra ciudad.

— ¡Pero bueno! ¿Qué cochinadas estáis haciendo en mi sofá?

El grito de Taehyung los hizo reaccionar. Jimin retiró bruscamente su mano de donde estaba y Jungkook se cubrió con la manta hasta la nariz, demasiado avergonzado para mirar a cualquiera de los dos. Tae negó con la cabeza y se dirigió hacia el cuarto de baño.

— No me interesan los detalles — gritó antes de cerrar la puerta del lavabo. — Pero os advierto que no quiero limpiar nada.

— ¡No es lo que piensas! — rechistó Jimin en respuesta.

— Hyung, esto es tan vergonzoso — murmuró Jungkook. — Lo siento mucho. Debí de soñar algo...

— No, no te preocupes, es algo natural. A todos nos ha pasado — le tranquilizó el rubio, que también lucía nervioso. — Yo soy quien debería disculparse, buscaba mi móvil y sin querer...

— Está bien, hyung.

Se instaló un silencio extraño entre los dos hasta que de repente Jimin sonrió divertido. Miró de reojo a Jungkook pensando que era una caja de sorpresas y que, al parecer, los músculos fruto del gimnasio no eran lo único grande que tenía el tímido profesor de dibujo.

— Voy a hacer café — anunció Tae, ahora desde la cocina.

Cuando escuchó que el baño estaba libre, Jungkook se levantó lo más rápido que pudo y se fue corriendo para allá. Jimin se quitó la manta de encima y finalmente se levantó también cuando le llegó un agradable aroma a café recién hecho. Encontró su teléfono tirado en el suelo; tenía un mensaje informativo de la Universidad sobre una excursión. Lo leyó por encima y tiró el móvil en el sofá antes de ir a la cocina.

Jungkook salió del baño en ese momento, parecía más relajado que ante.

— Buenos días — saludó, haciendo como si antes no hubiese pasado nada.

— He hecho café y tostadas. Hay cruasanes en la despensa, por si queréis — les informó el anfitrión, que ya se había servido la bebida y fue hacia el comedor.

Malentendido [YoonSeok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora