Siento la brisa en mi rostro, he perdido la noción del tiempo y no me preocupa cuanto he pasado sentado en este lugar. Estoy en un pequeño invernadero, ubicado en la azotea de un gran edificio. Ante mí, tengo una excelente vista. Puedo observar una parte considerable de la ciudad. Contemplar sus edificios y paisajes siempre ha conseguido que me calme.
Ya es tarde, lo sé porque ha oscurecido y mi cuerpo comienza a sentir el frío nocturno. Debería levantarme y marcharme a mi casa, pero aún no tengo el suficiente valor de afrontarme a lo que está fuera de este invernadero.
Sé a la perfección que no debería darle tantas vueltas al asunto de tener a Soo Eh cerca de mí, pero no puedo. Cada vez que mis pensamientos toman un cauce, su punto final es ella. Mis recuerdos regresan con insistencia, amenazando todo lo que he logrado.
Estoy a punto de levantarme, pero siento unos brazos rodear los míos y proporcionarme una calidez única, que me acelera el corazón al instante y a la vez, me trae una tranquilidad inigualable. Por un momento cierro los ojos y permito dejarme llevar por aquella tranquilidad.
—Sabía que te podía encontrar aquí. —me surra al oído y me da un pequeño beso. Me alegro de que Ok Ryun esté aquí.
—¿Tan predecible soy? —bromeo un poco.
—En algunos aspectos. —hago una mueca ante su respuesta y ella comienza a reír. —Eres tan predecible cuando estás enojado o algo te preocupa, cuando tiene que ver con tu familia o tus amigos, pero a la vez, eres tan impredecible; tan espontaneo, extravagante, ridículo, tonto, único y… perfecto. —dice y suelta un suspiro. Sus palabras han despertado algo en mí y me recuerdan el por qué me enamoré de ella. Sin dudarlo, la acercó a mí, sentándola sobre mi regazo y comienzo a besarla sin prisa y con delicadeza.
Así permanecemos buen rato, rozando nuestras bocas, devorando nuestros labios y disfrutando de la alegría que sentimos cada vez que nos unimos en un beso o en un roce.
—Casémonos. —digo al terminar nuestro beso, tengo los ojos cerrados y espero por una respuesta positiva.
—Hyun…—comenta, pero rápidamente se calla, no sabe que decir. La he tomado por sorpresa ante mi repentina propuesta.
—¿Me amas? —le pregunto al no obtener respuesta y la miro fijamente a los ojos.
—Sí. —no duda en responder. —Pero aún te quedan muchas cosas por hacer, debes terminar tu carrera. —comenta y recuerdo el discurso que Kyu me dio en la mañana. —Yo no tuve la oportunidad de estudiar, tú que la tienes aprovecharla al máximo.
—Ok Ryun. –la interrumpo. –Quizá tengas razón, quizás aún me queden mil caminos por recorrer o mil tropiezos que dar, pero me conozco y sé que pronto todo estará en su lugar, todo lo que he anhelado para mi familia y para mí llegará, y es por eso, que deseo ahora casarme contigo. Para que tú formes parte de mi familia, para que te sientas orgullosa de mi éxito y me acobijes cuando me sienta desfallecer. —la miro a los ojos y puedo comprobar que mis palabras la han enternecido a sobremanera. Una pequeña lágrima se escapa de uno de sus ojos, no dudo en quitarla con suavidad. —Ahora me siento completamente seguro que deseo amanecer a tu lado, rodeados de nuestros hijos…
—¿Hijos? —pregunta y suelta una leve carcajada.
—Sí, primero vendrá un niño que será idéntico a mí, después vendrá una dulce niña, con tu mismo corazón bondadoso, luego vendrán los mellizos y Hyun Joong II querrá tener un perro llamado Pulgas, pero entonces Pulgas se sentirá solo y deberemos comprar una perrita que le haga compañía y eso implica cachorritos. Nuestros hijos irán creciendo y a nosotros nos dará ganas de tener dos o tres hijos más.
—¿Tantos? —las lágrimas de Ok Ryun han desaparecido, ahora sólo se puede apreciar su dulce sonrisa y una mirada llena de esperanza.
—Sí, quiero una casa llena de niños corriendo por todos lados, risas todo el día y el llanto de un bebé en la madrugada porque tiene hambre. Quiero que en el vecindario me conozcan como el ajusshi con una gran familia. Quiero que envejezcamos y que nuestros hijos se sientan orgullosos de tenernos como padres, qui…—no puedo continuar con mi discurso porque Ok Ryun me ha callado con un beso.
—Un año. —murmura cuando nuestros labios se separan. —me gustaría que nos casáramos el día en que mis padres se casaron. —anuncia con emoción.
—Como tú gustes. —le sonrío y me pongo de pie. Le doy un pequeño vistazo a todo el invernadero. —Ponte de pie y cierra los ojos. —le ordeno, mientras me alejo y voy en busca de una maceta. —¡No los abras! —grito cuando noto que está espiando. Tomó con mucho cuidado una maceta y la coloco entre los dos. —Abre los ojos. —anuncio y suelto una carcajada cuando veo su cara de confusión. Abre la boca dudosa, no sabe qué preguntar o qué decir. —-Tal vez sea una locura…
—No lo dudes.
Le sonrío y le doy un beso rápido. —Cuidaremos esta maceta con tulipanes hasta el día de nuestra boda y los cortaremos para que formen tu ramo.
—Hyun Joong… —pronuncia mi nombre y pequeñas lágrimas comienzan a correr.
—Son…—comienzo a contar los tulipanes. —6 tulipanes que cuidaremos y serán el símbolo de nuestro amor, debemos cuidarlos y nunca permitir que se marchiten o se corten, hasta el día de nuestra boda. —hago una pausa. Me sorprendo a mí mismo, nunca había sido tan romántico en toda mi vida, pero ella vale la pena. —¿Entendido? —cuestiono y espero obtener una respuesta positiva.
—Acepto, cuidaré estos tulipanes hasta que el 3 de enero del próximo año llegue. —comenta y sellamos nuestro próximo matrimonio con un beso.
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Nuestro Hilo del Destino
Fanfiction«Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar o contraer, pero nunca romper». ¿Qué pasaría si por capricho de un Dios el hilo es atado a la...