Capítulo 22: Casi una confesión

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Sí, Aboom ha vuelto. Pues después de muchos meses-y años- de estar desaparecida volví, justo en vísperas de que Hyun Joong haga su concierto en mi ciudad. Estoy demasiado emociona y en vez de ponerme a trabajar, la inspiración llegó y me puse a escribir. Sí leen otras de mis historias, no duden que también habrá actualizaciones. 

¿Ustedes irán al concierto? Espero que sí. Por cierto, si saben de alguien que venda un boleto les agradecería que me informaran, conocí a una chica que hace poco conoció a Hyun Joong y ahora no puede dejar de escucharlo, lo malo fue que se entero muy tarde de que él venía y ya no alcanzo boleto. 

Sin mas por el momento, disfruten de la lectura.


Casi una confesión

Una altiva niña y un inseguro niño permanecían con los ojos cerrados. Con una de sus manos sostenían fuertemente la del otro, mientras que con su mano libre resguardaban, cada uno, una moneda de baja denominación. Ambos susurraban palabras apenas entendibles mientras eran observados con inmensa ternura y emoción.

—A la una...—anunció el pequeño con voz tan afable que logró que a su amiga se le erizara la piel—a las dos y a las... ¡TRES! —gritó y cada uno arrojó la moneda que traía en la mano hacia la fuente tras de ellos.

Ilusionados, se giraron rápidamente para poder contemplar como su respectiva moneda entraba en el agua y se hundía lentamente. Se llevaron una desagradable sorpresa al descubrir que era demasiado tarde. De sus monedas sólo quedaban pequeños surcos en el agua.

—Oppa—pronunció la niña para llamar la atención de su amigo, pues este todavía miraba con suma atención el agua, aun cuando ésta ya estaba en calma—, ¿qué pediste?

El pequeño giró la cabeza, estaba dudoso en si debía responder a esa cuestión, pues hace unos años escuchó que pronunciar el deseo pedido a otra persona, lo invalidaba. Temía que su deseo no se llevara a cabo, así que optó por callar, pero la insistente mirada de ella lo terminó convenciendo y no tuvo más remedio que confesar lo que receloso guardaba en su corazón: —Pedí que tú y yo siempre estemos juntos— pronunció y pronto sus mejillas se tornaron rojas, agachó su cabeza para evitar que ella viera lo avergonzado que estaba.

La niña volteó a verlo, con aquellos ojos grandes y en su boca se dibujó un amplio círculo que denotaba su sorpresa. Con cuidado se puso de puntitas, pues él era mucho más alto, y con complicidad le habló: —Yo también he pedido eso... ¡Qué siempre estés a mi lado!

El niño sonrió, mientras alzaba su cabeza, poniendo suma atención en la mirada de ella. En su corta vida no había visto muchas personas directamente a los ojos, pues era un poco penoso, pero ese día entendió que los ojos de su amiga siempre serían sus preferidos; grandes, más claros que el común y brillantes. Simplemente perfectos, únicos en su especie, un brillo particular que lo hacía emocionarse, sentirse enteramente feliz. Una mirada que le pertenecía desde hace mucho tiempo y que sólo él era capaz de reconocer entre todo el mundo. Unos ojos hechos solamente para él, aunque aún fuera demasiado joven para entender todo lo que esto significaba.

...

Quiero abrir mis ojos, pero aquello se queda en un simple deseo. Mi cuerpo duele. Sé dónde me encuentro; el olor es inconfundible y el sonido de la máquina a la que me han atado lo conozco desde niño. También sé el motivo por el que me encuentro aquí, aunque no quiero admitirlo. ¡No quiero! ¡No deseo admitir que estoy en un maldito hospital al borde de la muerte por culpa de Park Soo Eh y su amado Park Jung Min! Ambos deseosos de fastidiarme desde el día en que nuestras vidas decidieron coexistir.

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⏰ Última actualización: Feb 23, 2018 ⏰

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