Capítulo 15: El secreto de Soo Eh

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Hoy es cumpleaños número 28 de Ah Ra, así que decidimos ir a celebrarlo en una pizzería. El lugar no es muy grande, pero es acogedor y la pizza es deliciosa. 

—¡Salud! —decimos al mismo tiempo y juntamos los tarros llenos con cerveza, bebemos al instante. 

—¿Ya eligieron qué van a comer? —les pregunto, muero de hambre. 

—Pollo extra picoso, ¿verdad, Hyun? —pregunta la cumpleañera para molestarme. 

Hace algunos años tuve el pequeño incidente de desmayarme por un platillo muy picante. 

—Bienvenidos, ¿qué desean ordenar? —escucho a la mesera hablar, pero tengo mi mirada fija en el menú, aunque su voz me es bastante familiar. 

—¡Pato! — grita Kyu y alzo la vista. Hace dos semanas que no sé nada de ella, desde que hablé de más y confesé, en un ataque de estupidez, los sentimientos que solía tener por ella. Por lo vi, a ella no le importó nada de lo que dije, pues no me buscó para pedirme una explicación. 

—¡Hola! su voz suena efusiva. ¿Cómo te va? ¿Me has extrañado en inglés? 

—Por supuesto, no tengo a quien copiarle los ejercicios. —comienzan a bromear y todos los presentes quedan desconcertados; además, dos de ellos están furiosos por el trato tan amistoso que Kyu y Soo Eh están teniendo, yo soy una de las dos personas. 

—Mesera. — Min Ah interrumpe con desdeñosa voz. —¿Podrías dejar de platicar y tomar mi orden?

—¡Claro, ar-di-da! —responde Soo Eh con seguridad. 

Ah Ra suelta una sonora carcajada. —Esta chica me agrada, con tan buenos comentarios mereces una cuantiosa propina. 

—Más te vale. No acepto monedas, sólo billetes y de alta denominación. —alega Soo Eh, siguiendo la corriente. 

Ah Ra, Kyu y Young Saeng comienzan a reír. Ok Ryun permanece callada, observando con nerviosismo a Soo Eh y Min Ah está roja de furia. 

—¡Pato! — se escucha, un hombre regordete, corto de estatura y con rasgos occidentales se acerca a la nosotros. —Te dije que no atendieras las mesas, si Jung Min llega, se pondrá furioso. 

—Tranquilo, Gus. Hay mucha gente y no creo que se moleste porque ayude un poco. Minnie es algo enojón, molesto y ruidoso, pero es una buena persona. 

—Eso espero, no quisiera ser objeto de su furia. Mira que desde que pasó al tercer piso se ha vuelto un ajusshi amargado. 

—¿Ya pueden tomar mi orden? —pregunta Min Ah encrespada, interrumpiendo la conversación de Soo Eh y aquel hombres. 

—Con gusto. —anuncia Soo Eh y comienza a tomarnos la orden. 

Estamos platicando amenamente, mientras esperamos por nuestra comida, cuando los hombres de la mesa de enfrente comienzan a hacer ruido de más, denotando su exagerado estado de ebriedad. 

Soo Eh lleva nuestra orden y en el momento en que pasa frente a ellos, le chiflan y dicen piropos que caen en el mal gusto. Ella los ignora y nunca deja de sonreír, aunque aquellos comentarios son realmente ofensivos y vulgares hacia su persona. 

¡Malditos bastardos!

Me revuelvo incómodo ante aquella situación, pero no hago nada. Soo Eh pasa frente a la mesa ignorándolos, pero uno de aquellos sujetos se levanta, la toma por la cintura e intenta besarla a la fuerza. 

—¡Suéltame! —protesta, llamando la atención de todo el recinto. Me levanto dispuesto a ayudarla, al igual que mis dos amigos. Ella forcejea. 

—Yo que tú la dejaba. —anuncia un hombre, que aparece sin que me dé cuenta y se coloca detrás del imbécil que está tocando lascivamente a Soo Eh. 

—Piérdete amigo. — le indica y continua su intento por besarla a la fuerza. 

—Tienes dos opciones: Primera, la sueltas por las buenas. Segunda, la sueltas por las malas. Tú decides, tienes 5 segundos—amenaza con un tono de voz elegante y podría decirse que …¿sensual? Soo Eh sigue forcejeando. —Yo te lo advertí. —anuncia el desconocido, con rapidez y gentileza aparta a Soo Eh, y comienza a atestar de golpes al acosador. Es un maniaco, le ha dejado la cara completamente ensangrentada en menos de 15 segundos. 

Sigue golpeándolo, hasta que Soo Eh interviene. —Oppa. —lo nombra con voz dulce y lo abraza. —Déjalo, estoy bien. —como un autómata obedece y la toma del brazo para llevársela.

Los sigo con la mirada, hasta que siento una mano sobre la mía. Es Ok Ryun, al mirarla a los ojos me siento extraño. 

Comienzo a comer, pero mi apetito se ha desvanecido. Estoy sorprendido por la reciente escena. ¿Quién rayos era el sujeto que ayudó a Soo Eh? ¿Por qué lo llama oppa y ella obedece lo que le ordena, sin chistar? Sin pensarlo dos veces, me levanto con la intención de buscarlos.

—Voy al baño— informo al ver la cara de confusión de mis amigos. No espero respuesta o consentimiento alguno y sigo con cautela a Soo Eh y a su amigo. 

Van a la parte trasera del local, cerca de la cocina y atraviesan una puerta. Para mi suerte la han dejado entreabierta y puedo escuchar con bastante claridad su diálogo. 

—Te dije, en más de una ocasión, que no te quería en éste lugar — el sujeto es el primero en hablar. 

Intento abrir un poco más la puerta, para ver qué sucede. Soo Eh está frente a aquel sujeto con la cabeza agachada; como si fuera una niña pequeña, a la que están regañando. Él es mucho más alto que ella, bueno, la mayoría de la gente es mucho más alta que ella; aunque debo admitir que él es más alto que yo, sólo unos cuantos centímetros. Son pocos, pero me incomodan.

—Lo sé y lo siento, pero me aburrí de esperar en la calle a que la clase de Ji Yong acabará. Además, es mucha violencia para mí. ¿Cómo permites que practique deporte tan salvaje? —comenta Soo eh y hace que el sujeto suelte una risa divertida. 

—Te extrañé tanto—comenta y se acerca a ella para abrazarla. Desde mi perspectiva, el abrazo es tierno y cargado de gran sentimiento, justo el tipo de abrazo que se dan dos personas que se aman.

Al parecer, mi intervención en la relación de Soo Eh con JaeJoong no será necesaria. Al muy idiota lo han estado engañando, pobrecito. Debo informarle a Min Ah de mi reciente descubrimiento. 

Me doy vuelta para marcharme. 

—Ya no me iré —escucho a Soo Eh decir. —Además, le prometí a Ji Yong ser una buena madre. —postergo mi ida al escuchar las palabras de Soo Eh, me he quedado helado y me doy vuelta para enfrentar lo que acabo de escuchar. Aquel sujeto la aparta con brusquedad y la mira con reproche. 

—Claro que no, tú...

—Jung Min— lo interrumpe. — Ji Yong me necesita, mi figura materna y...

—No Soo Eh, él no te necesita. Me tiene a mí, a su padre y siento que lo estás haciendo por que le queda poco tiempo de vida —el tono de voz que ese tal Jung Min, por primera vez en los 30 minutos que llevo de conocerlo, no es, supongo, su característico tono de voz confiado. No hay seguridad en sus palabras, como cuando defendió a Soo Eh. 

—Basta, ¿por qué eres tan pesimista? Ji Yong se va a curar, la medicina...

—La medicina está muy avanzada, lo sé; pero también estoy consciente de su elevado costo. Los estudios, hospitales, medicinas y demás cuestan, yo no tengo el suficiente dinero. 

—Yo...mi padre...

—No metas a tu padre, Park Seung Yi es un hijo de puta que le importa una mierda su nieto —alega él furioso. ¿Nieto? ¿Soo Eh tiene un hijo? No, no, no... Quizá estoy sacando sus palabras de contexto e imaginándome cosas. Soo eh no debe tener un hijo, ella es una niña. Bueno, no, pero tampoco creo que sea apta para tener hijos. Y por supuesto, no me refiero a su edad física o metal, sólo que la idea de que Soo Eh haya tenido un hijo me enferma. 

—No seas así... —intenta defender, pero al instante se queda callada. Hay un gran silencio. 

Sé que debo dar la vuelta e ir con mis amigos, pero no puedo, deseo saber y entender que es lo qué pasa con ella.

—JaeJoong me dio un auto de lujo, quizás podemos venderlo y...

—Ni pensarlo, ese idiota culpa a Ji Yong de que te fueras y cuando supo de mi existencia, me vio con desprecio.

—JaeJoong no es una mala persona... —interrumpe ella y escucho que está molesta.

—Contigo no, pero con los demás sí. Cuando te cases con él dudo mucho que puedas ser una madre para Ji Yong, tendrás tus propios hijos y el mío quedará de lado. No lo ilusiones, no ahora —hay un silencio sepulcral. Estoy ansioso, quiero saber más. —Es mejor que te vayas, ya no quiero seguir hablando de esto. Soo Eh, te agradezco todo lo que has hecho, pero hemos sido sólo Ji Yong y yo, y espero que siga siendo así. No lo tomes a mal, pero será mejor que retomes tu vida como modelo, lejos de todo esto, de Ji Yong, de mí y todo lo que englobo. Ya una vez tu madre te lo dijo....

—No quiero regresar, sabes que odio modelar, como odio todo... tú... —Soo Eh se soltó a llorar, quise atravesar la puerta e ir a consolarla, pero sólo me limité a observar como aquel sujeto la rodeaba con sus brazos.

—No llores —le acarició la cabeza con ternura. —Lo siento, no quise hablarte así. Sólo que estoy molesto y fuiste tú quien recibió mi enojo. Mi pequeña, todo lo haces para protegerme, para ayudarme y yo sólo he actuado como un imbécil. Debería ser yo quien te cuidara, pero todo siempre ha sido al revés. Te has tenido que hacer cargo de mis errores, de mis irresponsabilidades y de mi odio por la vida. 

—Jung Min.

—Lo siento— ambos se abrazaron, permanecieron así buen rato. —Vamos, debo llevarte a casa antes que el señor Park se aloque porque su pequeña hija no llega. 

Soo Eh asiente y veo como se dirigen a la puerta, rápidamente me alejo, con la esperanza que no descubran que los estuve espiando y que escuché su conversación. 

—¿Qué rayos quieres? —demasiado tarde, él me ha descubierto. 

—¿Compañerito? Soo Eh sale a mi encuentro. —¿Qué haces aquí? —pregunta, incrédula. Nos miramos fijamente y me pesa ver sus ojos llorosos. 

—Pato, ¿conoces a éste MO-CO-SO? —ella asiente con la cabeza. 

Un momento... ¿me llamó mocoso? No soy ningún mocoso. 

—¿Qué haces aquí? —cuestiona ella. 

—Estaba buscando el baño y me perdí. —justifico. 

—Subiendo las escaleras a mano derecha, mocoso. —Responde aquel sujeto antes que Soo Eh, quien no me dice nada, pues es arrastrada fuera del local.

Nuestro Hilo del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora