Doy vueltas en la silla del escritorio del despacho de mi padre, llevo ya un buen rato haciendo eso y comienzo a notar el mareo golpearme con fuerza, aun así, no paro, estoy aburrida y nerviosa y no puedo simplemente quedarme quieta, llegué hace una media hora de la peluquería, y desde entonces estoy esperando a que mis padres terminen una reunión con uno de sus nuevos clientes, para irnos juntos a casa y prepararnos para la ceremonia de mi graduación.
Me levanto de un salto cuando escucho la puerta de la sala contigua abrirse, grave error, la habitación parece girar a una velocidad vertiginosa a mi alrededor y acabo tambaleando varios pasos hasta que logro estabilizarme agarrándome al escritorio, soy realmente estúpida.
Me tomo unos segundos para que se me pase el mareo y el mundo deje de moverse bajo mis pies, y salgo del despacho a paso rápido, deseando llegar a casa, en el amplio pasillo están mis padres, Stefan y Kassia Ambrozy, junto a los cuatro miembros de un grupo llamado R4GE que descubrí hace unos meses buscando una banda que tocara en la fiesta que habría después de mi graduación. Reconozco a cada uno de ellos por la multitud de videos que he visto mientras escuchaba sus canciones, incluso he hablado por teléfono con uno de ellos para ver si estaban interesados y contratarlos, pero nunca los había visto en persona.
― ¿Hell cariño te hemos hecho esperar demasiado? La reunión se ha alargado más de lo que esperábamos ― me pregunta mi padre en cuanto me ve aparecer.
― No, está bien papá ― aseguro, terminando de acércame a ellos con una sonrisa que oculta mi nerviosismo a la perfección, aunque estoy acostumbrada a conocer a multitud de artistas reconocidos desde pequeña, nunca termino de acostumbrarme del todo, así que he terminado por aprender a disimularlo, y aunque ellos aun no son demasiado famosos, realmente me gusta lo que hacen, y estoy segura de que gracias al nuevo contrato llegarán muy lejos pronto.
― Esta es nuestra hija Hella, gracias a ella os descubrimos ― cuenta mi madre a los cuatro chicos que deben de tener todos más o menos mi edad, lo que dice es cierto, oyeron su música una de las veces que la puse a todo volumen y les gustó hasta el punto de contactar con ellos y ofrecerles un contrato discográfico.
― No sabes lo agradecidos que estamos por eso, yo soy Reed ― el pelinegro, con un montón de piercings decorando su cara que reconozco como el batería, me tiende la mano y se la estrecho con una amplia sonrisa.
― Encanta, y no fue nada ― ciertamente, no lo hice a posta, aunque admito que habría terminado haciéndolo, no sería tampoco la primera vez.
― Reggie, un placer ― saluda el pelirrojo, uno de los guitarristas, con una sonrisa tan dulce que parece restarle años.
― El placer es mío.
― Austin, me alegro de que nos conozcamos por fin ― se presenta el chico rubio con el cabello largo, y el mas alto de todos ellos, él es el vocalista principal.
― Sí, contigo fue con quien hablé por teléfono.
― Y yo soy Steve ― saluda por último el chico castaño rapado casi al estilo militar que hace juego con sus músculos, le sonrío y asiento a modo de reconocimiento.
― Ha sido un placer conoceros a todos, soy realmente una gran fan, pero ahora tengo que irme urgentemente a recoger un diploma o llegaré tarde, nos vemos esta noche chicos ― me despido de ellos, incitando a mis padres a darse prisa.
Lanzo el bolso en la cama, centrando mi atención en la enorme caja negra mate que hay sobre esta, estoy más que segura de que no estaba cuando me he ido esta mañana y que nadie ha entrado en casa durante nuestra ausencia, la abro confundida y cautelosa, lo primero que veo es una pequeña tarjeta blanca perlada sobre papel de seda negro, "Para mi estrella" reza en una caligrafía que no reconozco, aparto el papel y saco lo que parece ser un vestido de la caja, lo admiro boquiabierta durante unos segundos y no pierdo el tiempo en ponérmelo con extremo cuidado y contemplarme en el espejo de cuerpo entero que hay en la puerta de mi armario, está hecho de capas y capas de tul de un pálido grisáceo, salpicado de diminutas estrellas blancas y plateadas que reflejan la luz cada mínimo movimiento, con un profundo escote en uve y una amplia abertura en cada pierna, además de dejar mi espalda al descubierto.
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Rabia
FantasyNadie se esperaba que algo como aquello llegara a la ciudad. En cuestión de segundos la Rabia se apoderó de las personas y la sed de muerte los consumió hasta la locura, desatando el caos y tiñendo las calles de rojo. Hella y Reed, dos completos des...