1º EXTRA

154 18 153
                                    

POV KRIEG. 14º REPETICIÓN

Los primeros minutos de estar dentro de una personas siempre son confusos y desorientadores, me toma mi tiempo ajustarme al cuerpo y a la mente, aun mas poder acceder a los recuerdos de la persona, aunque nunca me molesto en indagar en ellos, así que apenas registro como tres chicos luchan hasta la muerte frente a mí, contemplo luego con horror, sus cuerpos ya sin vida, la sangre derramada y el caos que me rodea, sabiendo que esto lo he causado yo.

― ¡Estás bien! ― alguien grita, una chica identifico, mi giro observándola con sorpresa, no parece afectada por la agresividad desenfrenada que está desatada por la ciudad, no me da tiempo a decir ni pensar nada coherente, ni si quiera a ver más que su figura esbelta y cabello rubio blanquecino antes de que se arroje a abrazarme ― te he estado buscando.

Me quedo paralizado por la sorpresa, luego la rodeo con mis brazos, aunque no del todo, apretándola con fuerza, tiene que ser uno de mis hermanos, buscándome para ayudarme, pero la realidad me golpea, no hay más que humanidad en ella, ningún rastro de poder, aun así, pruebo a hablarle en nuestro idioma, solo por si estoy demasiado débil como para si quiera reconocer a uno de los míos.

― ¿Qué has dicho? ― la chica se separa un poco de mí, aun manteniendo su agarre, y me observa con intensidad, sin duda no ha entendido nada de lo que he dicho, ha sido idiota de mi parte pensar que alguno de mis hermanos vendría a ayudarme cuando de ellos es de quien he tenido que huir en primer lugar.

― ¿Quién eres tú? ― pregunto, debe de conocer al chico cuyo cuerpo ahora ocupo, pero sus recuerdos aun me son demasiado inaccesible, son un caótico conjunto de imágenes sin orden ni sentido.

― No me recuerdas...― murmulla, la desilusión contorsionando su rostro, hasta sus ojos celestes parecen apagados de repente.

― ¿Debería?

― Sí y...no ― la miro con escepticismo, y decido esperar a que añada algo más, ¿quién sabe? Ella está tan atrapada aquí como yo, quizás pueda decirme algo útil, incluso cuando no sepa con quien está hablando realmente ― yo...puedo explicártelo, pero vayamos antes a casa, a tu casa.

― De acuerdo ― acepto no del todo convencido, preferiría que soltara todo lo que sabe aquí y ahora, que tener que seguirla a donde sea mi supuesta casa, pero siempre puedo escucharla y luego simplemente desaparecer, tampoco es que tenga nada que hacer, ni ningún sitio a donde huir.

Desde que llegué a la ciudad no he hecho otra cosa que desatar el caos y luego huir, saltando de un cuerpo a otro, tan ridículamente débil que ni siquiera soy capaz de tener mi propio cuerpo, todo este tiempo huyendo de mis hermanos quien cada vez se acaban acercando más a mí.

― ¿De acuerdo? ― exclama casi en un chillido agudo, asiento, casi arrepintiéndome de inmediato ¿Dónde me estoy metiendo voluntariamente? ― entonces vamos.

La chica que ni si quiera se ha presentado me tiende una mano, la miro confundido, ¿qué se supone que quiere que haga?, tras unos segundos la agacha, casi parece triste por ello, acaso... ¿quería que le diera mi mano? No sé si debo decir algo, si ella espera que lo diga, así que me quedo ahí quieto, en silencio hasta que se da la vuelta y comienza a alejarse, y yo decido finamente seguirla, las cosas difícilmente podrían irme a peor, seguir a una pequeña humana no va a suponer alguna diferencia.

― Sígueme y haz lo que yo haga, mantente oculto todo el rato, allá afuera habrá grupos de rabiosos enormes, estaríamos muertos en segundos si nos descubren.

― ¿Rabiosos? ― pregunto confundido por ese extraño nombre.

― Sí, es como los llamamos, son, bueno, como tus amigos, tratarán de matarnos a toda costa.

RabiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora