Nunca será fácil.
Alexander.
Me toma unos minutos procesar sus palabras. Rápidamente salgo tras de ella.Me beso. La maldita me beso, me dijo que debía arrodillarme ante ella para pedirle matrimonio y se fue como si nada.
Yo no me arrodillo ante nadie, y absolutamente nadie me deja con las ganas; ese beso fue insignificante.
Subo las grandes escaleras de la mansión y me dirijo a la habitación que siempre fue de ella. Abro la puerta abruptamente y la encuentro saliendo de su armario con su cabello en un moño desordenado que deja sueltos algunos de sus mechones rubios, y una bata de seda negra que llega hasta la mitad de sus muslos. Mi mirada se pierde en sus largas piernas descubiertas, mierda. Sabía que subiría por ella, lo hizo a propósito.
Tenerla tan cerca en la oficina había causado muchas reacciones en mi cuerpo. Sus labios a tan solo milímetros de los míos estaban haciendo que pierda la cabeza, varias ideas de cómo podía usarlos cruzaron por mi mente. La excitación estaba aumentando con cada paso que dábamos. Cuando sus labios impactaron con los míos, no me dio tiempo de reaccionar antes de alejarse. El enojo se apodero de mi cuerpo.
Ella no juega conmigo, yo juego con ella.
- ¿Qué haces aquí Meyer? – pregunta con malicia.
- ¿Qué mierda fue lo de allí abajo? – digo ignorado su pregunta.
Sus grandes ojos verdes me miran con diversión. Marena está disfrutando esto.
- Una conversación sobre nuestro futuro. – responde con inocencia.
Así quiere jugar, bien.
- Creo que sabes muy bien que no hablo de eso. – digo entre dientes.
Mare comienza a acercarse lentamente.
- ¿Ah no? – dice mordiendo su labio inferior y "accidentalmente" moviendo su bata para mostrarme un poco más su cuerpo.
- No Marena, hablo de las cosas que no terminas. – siento como una sonrisa lobuna comienza a desplazarse por mis labios. Adoro jugar con ella. Ambos sabemos que estamos al mismo nivel, y tenemos demasiado orgullo como para bajar.
Ella me observa con falsa confusión. Hacerse la inocente no va con ella, pero este jueguito suyo me gusta.
- ¿Qué cosas no termino Alex? – la forma en que mi nombre sale de su boca hace que me ponga duro. Odio que me diga Meyer, es distante y seco; pero cuando me dice Alex, eso solo genera que la quiera escuchar gimiéndolo mientras estoy sobre ella.
Lamo mis labios y la tomo de la cintura, cerrando el espacio que nos separaba. Lentamente me acerco a su oído y susurro:
- La próxima vez que comiences algo, espero que lo termines. No me gustan las cosas a medias.
- ¿De qué estás hablando? – dice mordiéndose el labio inferior. Lo está haciendo a propósito.
- De esto. - tomo su rostro y la beso con fuerza.
Sus labios quedan paralizados en el segundo en que los míos impactan contra ellos. Pero luego de un segundo ella comienza a devolverme el beso con la misma ferocidad. Sus labios calientes de acomodan perfectamente con los míos. Comienzo a deslizar mis manos por sus piernas desnudas. Siento como sin pedir permiso ella mete su lengua en mí. Eso logra sacarme una pequeña sonrisa; me gusta que sea tan segura. Me separo lentamente y la observo.
- Esa estupidez de dar besos a medias no me va.
Ella me mira, no sabe qué hacer, ni que sentir. En el momento en que esta por abrir su boca, la tomó y vuelvo a besarla.
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Iluminame.
Romance"Ninguna gran historia de amor comenzó con una buena decisión." - En serio, ¿Que quieres Meyer? - digo con molestia. - Nada, solo estaba yendo al baño y una niña mimada iba demasiado distraída consigo misma como para ver por dónde camina. - ¿Cómo me...