Capitulo 23.

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The hangover.


Alexander.
Despierto por los rayos de luz que se filtran por la ventana y me dan en el rostro. Lo primero que noto es el intenso dolor en mi cabeza. Todo me da vuelta. Respiro profundamente y llevo una de mis manos a mi rostro y comienzo a masajearme la sien, intento levantar la otra, pero noto que estoy sosteniendo algo que me impide moverme. Cuando abro completamente los ojos, descubro que dormí en el suelo junto al sillón, en el cual se encuentra Marena con su mano entrelazada a la mia.

Ella no parece dar señales de vida.

Comienzo a observarla y noto que lleva una de mis trajes, automáticamente bajo la vista para ver que llevo puesto, y me encuentro con que también llevo uno de mis trajes, pero esta horriblemente colocado, todo parece mal puesto.

¿Qué mierda ocurrió anoche?

Observo mí alrededor y noto que la sala es un desastre, ropa, comida y alcohol ocupan todos los espacios. Miro extrañado uno de los candelabros, en el cual cuelgan varios de mis pantalones.

Intento rememorar como terminamos así y un recuerdo aparece lentamente.

- Me da flojera que siempre uses esos estúpidos trajes de tres piezas. – dice Marena.

- ¿Por qué? – pregunto indignado.

- Luces mucho más serio de lo que realmente eres. – bufa. – A eso lo llamo falsa propaganda. – ríe. – A veces pienso que si te los quitas, te desarmas.

Ambos reímos histéricamente.

- Me veo sexy en ellos, tú no lo entenderías. – la apunto con mi dedo.

Pone sus ojos en blanco.

- Es en serio, uno se siente poderoso en un traje.

Su mirada brilla con emoción.

- Vamos a ponernos unos.

Se levanta torpemente y comienza a dirigirse a mi habitación.

- Esa es una horrible idea. – digo. – Hagámoslo.

Luego de dar vuelta mi closet, ambos estábamos vestidos.

- Ahora lo comprendo, me veo follable. – dice ella mientras se observa en el espejo de pie.

- Eso es porque tienes la camisa abierta y se te ven todos los senos. – apunto a su pecho.

- Está de moda. – aclara y me golpea.

- Ey, yo solo concordaba contigo, no me estaba quejando. – me froto el hombro.

Río por lo bajo ante el estúpido recuerdo de la noche anterior. Luego de hacer un pequeño desfile de modas por la sala, ambos terminamos dormidos en el sillón, pero en algún momento de la noche, caí al suelo y desistí de volver a subir.

¿Quién mierda eran las personas de anoche? Porque esos no éramos Marena y yo.

Termino levantándome y buscando mi celular. Cuando lo enciendo me encuentro con un nuevo fondo de pantalla. Una foto de Marena completamente ebria y sonriéndole a la cámara con el brillo de sus ojos verdes resplandeciendo más fuerte por el flash de la cámara. Termino deduciendo que quien tomo la foto fui yo, ya que mi mano se encuentra tomando su cuello.

Repito la pregunta que está en mi cabeza desde el momento en que abrí los ojos. ¿Qué mierda paso anoche?

Rápidamente entro en la galería y encuentro varias fotografías de nosotros, y en todas estamos sonriendo. Marena no sonríe conmigo. Ella solo bufa y se frustra.

Iluminame.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora