Despedidas únicas.
Marena.
Sabía que diría eso, pero aun así no lo esperaba. Mi cuerpo se paraliza completamente ante sus palabras.- Una vez hablamos de que tan real queríamos que nuestro matrimonio sea, pero creo que nunca fui lo suficientemente sincero contigo. – suspira. - Quiero el paquete completo pequeña. No quiero las cosas a medias, cuando puedo tenerlo todo. Quiero una compañera, una amiga y una amante. Quiero la estúpida mirada que tiene mi padre cada vez que escucha a mi madre hablar. Quiero los hijos, la casa y la vida. – abre los ojos y me mira como si le doliera decir todo lo que dijo. – No quiero asustarte, pero quiero todo.
No tengo palabras, así que simplemente asiento mientras proceso la información.
- Se que nunca esperaste esto, y no voy a forzarte a hacer absolutamente nada que no quieras, pero quiero ser honesto contigo y dejar en claro mis intenciones. – aclara con una seriedad escalofriante. – No quiero forzar nada de ninguna forma, lo que deba de ocurrir, ocurrirá.
Mi mirada se pierde en la vista de la ciudad. La fría noche se encuentra iluminada por los edificios que recubren el paisaje, y hago lo imposible para no concentrarme en sus palabras. Observo la forma en que la luna queda congelada en el medio del cielo, realizando una escena perfecta, casi como si fuera una obra de arte.
En el fondo de mis pensamientos, sus palabras hacen ruido. Amor, esa es la palabra que se repiten como una grabación. Desde el inicio de nuestro acuerdo creí que ambos nos encontrábamos en la misma página, pero ahora veo que eso no podía estar más lejos de la realidad. Alexander se encuentra en un libro completamente diferente.
Yo no deseaba amor. No buscaba una conexión con él, solo quería una unión de conveniencia en la que ambas partes saldrían beneficiadas.
Trago fuertemente y envió cada una de sus palabras al fondo de mi mente.
- Vamos a dormir. – digo y me coloco sobre él para apagar la luz. Mi pecho desnudo roza el suyo y me siento claustrofóbica. Cuando me estoy por separar, Alexander toma mi cuello y me acerca a su rostro.
- No huyas. – pide y luego besa cortamente mis labios.
Mi respiración se corta y el alejarme de él se convierte en una necesidad.
- Yo no huyo Alexander, yo peleo.
Una pizca de esperanza cruza su mirada, pero la hace desaparecer rápidamente.
- Mi hermano vivirá con nosotros. – hablar recomponiéndose e intentado cambiar de tema. – Dominik y Eda, lo necesito junto a mí.
Asiento intentando concentrarme en el nuevo tópico.
- De acuerdo. - digo distraídamente, realmente no me importaba lo que me estaba diciendo.
Vuelvo a acomodarme sobre su pecho y permito que sus caricias y el cansancio me ganen.
Caigo profundamente dormida. Me permito a mi misma disfrutar el hecho de estar entre sus brazos y hago lo imposible por enterrar sus palabras lejos.
Nunca iba a darle el amor que él quería, pero tampoco se lo diría, creo que él ya lo sabía.
Escondo mi rostro entre mis manos e intento ahogar mi llanto. Duele. Todo me duele. Hoy son siete años, y los recuerdos me atormentan. Mantuve la frente en alto durante todo el día, pretendí que nada ocurría y que mi armadura era impenetrable, pero en el segundo en el que me aleje, todos y cada uno de mis muros cayeron junto conmigo.
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Iluminame.
Romance"Ninguna gran historia de amor comenzó con una buena decisión." - En serio, ¿Que quieres Meyer? - digo con molestia. - Nada, solo estaba yendo al baño y una niña mimada iba demasiado distraída consigo misma como para ver por dónde camina. - ¿Cómo me...