Al otro lado del continente justo donde empieza el muro, se encontraba Jon Snow limpiando las mesas de la guardia como castigo, junto a su nuevo amigo Sam.
—Me gustan las mujeres tanto como a ti, sin embargo jamás he tocado una; tú debes de haber estado con cientos...
—De hecho no— respondió Snow mirando a Sam—. Sin embargo una mujer llamó mi atención...
—¿Cómo es ella?— inquirió Sam, dejando de limpiar por un segundo.
—Realmente hermosa, su belleza brilla hasta más allá del mar...
—¿Qué color era su cabello?
—Dorado como el sol...
—Amo el dorado...— murmuró imaginándose a la mujer.
—Sin embargo he eliminado toda esperanza de mi mente, ella es una lady, algún día gobernará sus tierras...
—Vaya mujer...
Los hombres siguieron comentando sobre la chica hasta que otro hermano de la guardia llegó par anunciar que una escolta escarlata estaba en el castillo.
Ambos salieron para averiguar de quién se trataba , y ahí se encontraron a varios soldados Lannister resguardando una carreta con lo que parecía ser víveres para la guardia.
—Lady Rowena agradece sus servicios, y promete que de ahora en adelante una carreta con suplementos para los hermanos de la noche será enviada mensualmente.— Después de esas palabras los soldados se retiraron sin más.
—¿Qué pretende esa chiquilla? ¿Acaso somos su obra de caridad?
—Creo que deberían guardar silencio y ser más agradecidos con Lady Rowena; que si mal no recuerdo, es la hija menor de Lannister. Sea como sea, esa chiquilla te dará de comer este mes, y los siguientes asegurando tu supervivencia idiota...— El comandante golpeó a su subordinado, y miró entre la multitud a Snow.
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—¡Lady Rowena! ¡Es un placer recibirla aquí en la fortaleza roja!
—Supongo que no podríamos perdernos el gran torneo de la mano, el padre de mi querida discípula; Lady Stark.
