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—Mi Lady, tengo el honor de invitarla al gran torneo de la mano, celebrado en honor de Lord Eddard Stark. Él solicita su presencia, y la de su pupila, Lady Arya Stark.


Rowena se encontraba sentada en la cabecera de la mesa, revisando varios papeles, mientras Arya a su lado repasaba los dominios de todas las casa de Westeros.


Cuando el lacayo terminó de hablar, Rowena dejó de escribir para mirarlo con una gran sonrisa.


—Lord Stark es un hombre muy considerado, sin embargo debo declinar la invitación, con gusto he donado el dinero que se ha solicitado para la realización de dicho evento; sin embargo debo arreglar varios asuntos aquí en la roca.


El joven asintió y salió del gran salón.


—¿Por qué has declinado la invitación? No tienes ningún asunto que atender, de hecho el Oeste se encuentra prosperando de una forma extraordinaria, se han encontrado otros cuatro yacimientos de oro.


Rowena dejó a un lado los papeles, sirviendo una copa de agua.


—No quieres estar en Desembarco del Rey ahora mismo loba del invierno.


—¿Por qué no? Es seguro, está mi padre, y mi hermana.


Rowena bebió el agua con calma, saciando su sed.


—Haces mal pensando que ese lugar es seguro Arya. Ese lugar es un nido de serpientes, iniciando con Meñique y continuando con la araña. Es mejor estar apartadas hasta que...— Rowena guardó silencio de golpe, no quería revelarle a su pupila las atrocidades que estaban a punto de suceder.


Arya prestó suma atención a ese pequeño detalle.


—Algo me estás ocultando.


— A veces una buena estratega, debe tener sus secretos, pronto lo sabrás; de una u otra forma.





La puerta volvió a sonar, dejando ver a un soldado de capa roja con el símbolo dorado de los Lannister.


—Mi Lady, alguien quiere verla. Es un hombre que viene a ofrecerle el vino más dulce de la capital.


Rowena entendió la referencia. A sus espías les había dicho que siempre que tuvieran noticias de suma importancia la llamaran con las siguientes palabras: "vengo a ofrecerle el vino más dulce de..." seguido del territorio de donde provenían las noticias; en este caso venían de desembarco del rey.


—Hazlo pasar, y lleva a Lady Arya a dar un paseo a los establos— ordenó la mujer.


EL soldado escoltó a la pequeña loba fuera de la habitación, dejando entrar a un hombre común, venía aún con su mantel de tabernero.


—Mi señora— El hombre se arrodilló frente a la leona dorada.


—Levántate.


El hombre obedeció , y se acercó a la mesa dorada donde se encontraba su Lady.


—Es su hermano mi señora, ha sido tomado prisionero por Lady Stark.


Rowena no mostró gran impresión ante la noticia. Sabía perfectamente que después de la caída de Bran, Lady Catelyn estaría buscando donde depositar toda la culpa.

Rowena pensaba pedir ayuda a sus amigos de más allá del mar, para así buscar una manera de sanar a Bran, sin embargo después de que Catelyn Stark actuara tan impulsivamente con el injustificado arresto de Tyrion, Rowena siempre iba a poner a los suyos sobre cualquier cosa.


—Muchas gracias señor.— Rowena tomó un saquito lleno de dragones de oro y se lo extendió al hombre.


—Que los siete la bendigan, mi señora.





Rowena observó como el hombre se retiraba, pensando en la forma de salvar a su hermano de esta.

Tendría que adelantar un poco sus planes, pero no sería ningún problema.


Rowena salió de la habitación, antes de iniciar cualquier cosa, tendría que hablar con su padre.


—¿A qué debo el gran honor de que la gran gobernante de la roca venga a visitarme?— Tywin Lannister se encontraba observando el oceano frente a él

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—¿A qué debo el gran honor de que la gran gobernante de la roca venga a visitarme?— Tywin Lannister se encontraba observando el oceano frente a él.


—Debo marcharme a la capital, y necesito irme con la certeza que tú cuidarás de todo lo que hemos creado juntos.


—Puedes marcharte, con la certeza de que el oeste estará en las manos de su legítimo gobernante.


—Es tuyo, siempre ha sido tuyo, y siempre lo será; pero tienes que retribuir todo ese poder, toda esa gloria, a todos sus habitantes. En cuanto salga por esas puerta, nuestro pueblo verá la diferencia entre ambos, eso si tú permites que tu ego te ciegue ante todo lo bueno que te he ayudado a crear.


—Una mujer no puede poseer el título de gobernante de la roca.


—¿Quién lo dice? ¿ Tú? El hombre que intentó asesinar a su propio hijo al nacer, el hombre que obligó a su hija mayor ha desposar a un misógino que lo único que hace es humillarla ante los 7 reinos, el hombre que intentó golpear a su hija por aspirar a ser algo más que una sumisa esposa; por favor padre, el que no debería poseer el título de gobernante son hombres como tú, y como el rey gordo que está sentado en el trono de hierro.


—Vas a tragarte tus palabras.


Rowena sonrió.


—Prometo que gobernaré este lugar, mucho mejor de lo que tú jamás llegarás a hacerlo; y sabes muy bien que un Lannister siempre paga sus deudas.


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𝕽𝖔𝖜𝖊𝖓𝖆 𝕷𝖆𝖓𝖓𝖎𝖘𝖙𝖊𝖗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora