𝕽𝖔𝖜𝖊𝖓𝖆 𝕷𝖆𝖓𝖓𝖎𝖘𝖙𝖊𝖗

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𝟤𝟢 𝒶𝓃̃𝑜𝓈 𝒹𝑒𝓈𝓅𝓊𝑒́𝓈

Casterly Rock 

-Lady Rowena, su caballo la espera, como usted ordenó. Y Lord Tywin desea hablar con usted antes de que parta.-  comunicó su dama de compañía, mientras la joven dama terminaba de arreglar su vestimenta.

-En un segundo bajaré .- respondió la joven dando gráciles pasos hacia la ventana de su habitación.

Evangeline, su dama de compañía asintió, y la dejó sola en su habitación.

La dama de cabellos dorados observó el paisaje que se podía apreciar desde las ventana en la torre más alta del castillo de la roca. Esas tierras eran su hogar, era donde había dado sus primeros pasos, sus primeras palabras, donde había descubierto su nata habilidad para la estrategia.  Y ahora tendría que abandonarlo, para ir a tierras heladas y desconocidas, para acompañar a la corte del rey y la reina, su hermana.

Rowena acomodó por última vez sus botas de montar y salió por las puertas de madera. Bajó los peldaños de piedra uno a uno, inclinando la cabeza ante los guardia, y regalando sonrisas a las doncellas que se topaba. Su trayectoria la llevó hasta el salón principal, donde se encontró a su padre dando ordenes y terminando de arreglar los detalles del viaje que estaba a punto de realizar.

-Padre.- se hizo notar la menor de los Lannister.

-Rowena, ya hemos hablado de esto, no vuelvas a hacerme esperar.- Reprendió el lord ,observando el gran mapa de Westeros.

-Entonces supongo que debo irme padre, no puedo hacer esperar al rey.- contraatacó la rubia pasando al lado de su padre. 

El mayor suspiró profundo y sobó sus sienes.

-Rowena, noto tú inconformidad por este asunto, pero tiene que haber alguien que cuide de tus ineptos hermanos. Tú eres la indicada, se que llevarás el prestigio de los Lannister a esas tierras olvidadas.- Rowena asintió en dirección a su padre y observó el mapa que se encontraba ahí.

Las estatuillas del león se encontraban alrededor de todo el oeste. 

-Deberías cobrar el doble de impuesto a los comerciante extranjeros padre, así aseguras productos de calidad y mantienes feliz a los lugareños.- Rowena movió una pieza hasta el norte del mapa. Tywin asintió con aprobación.

-Es hora de que se marche, Lady Rowena.- apresuró su padre 

-Cuide del pueblo en mi ausencia Lord Tywin.- El hombre asintió, poniendo una mueca en su rostro, lo cual Rowena interpretó como una sonrisa, aunque estaba consiente que su padre no sonreía, nunca lo hacia. 

Rowena salió con la cabeza en alto hasta llegar al caballo que había mandado a preparar.

-Que los 7 la protejan en su viaje Lady Rowena.- La rubia sonrió a todos aquellos que habían parado su día laboral solo para despedirla. 

Rowena creía firmemente que si obtenía el cariño del pueblo, obtenía el control del mismo, y hasta ahora le había funcionado muy bien. 

Tywin observó con orgullo, desde las murallas de su fortaleza, como Rowena se hacía paso entre los habitantes de la roca.  

<< Esa chiquilla sabe muy bien como ganarse el poder>>.

La chica terminó de pasar entre el pueblo para ser escoltada por una buena cantidad de soldados , fieles a ella, comenzando el viaje hacia el norte.