𝕽𝖔𝖜𝖊𝖓𝖆 𝕷𝖆𝖓𝖓𝖎𝖘𝖙𝖊𝖗

015

Las puertas del castillo se abrieron para dejar pasar a Rowena. El personal del castillo ayudó a Rowena a bajar del corcel.

—Es un gusto volver a verla mi señora. 

—El gusto es mío, espero que ya se hayan enterado de la celebración que tendrá lugar mañana...

—Las noticias viajan rápido, así que sí, ya comenzó la preparación para el gran banquete en honor a Lady Stark. 

Arya sonrió y brincó del corcel en un solo movimiento.

—Lleven a Lady Stark a sus aposentos, denle todo lo que necesite, cenaremos con Lord Tywin; creo que solo por esta vez usarás vestido ¿Está bien Arya?

Arya asintió gustosa, después de la libertad que había gozado el día de hoy, ponerse un vestido no sería ningún problema. 

—Entonces así será. Iré a ver a mi padre, pero te alcanzaré más tarde, estás en buenas manos Lady Arya. 

Rowena acarició la cabeza de su pupila y entró al castillo con dirección a las oficinas de su padre. 

Lord Tywin la estaba esperando mientras observaba las verdes colinas que se extendían a lo lejos. 

—Veo que no llevas ni medio día en el Oeste y ya has organizado un festín. 

—También me alegra verte padre.

Tywin Lannister se giró para observar a su hija. 

—Parece que acabas de llegar de una batalla en la que hubieras masacrado a más de mil hombres. 

—No te equivocas del todo. 

Tywin hizo una mueca que podría interpretarse como una sonrisa. 

—¿Qué has hecho?

—Tengo un par de sorpresas para ti.— Rowena sonrió mostrando sus colmillos. 

Su padre asintió y la incitó a sentarse junto a él en la mesa. 

—He traído a dos de los cachorros de los Starks.

—Bastante formidable, escuché que convertiste a la más pequeña en tu pupila, aseguraste el control del norte con ese pequeño movimiento.— Su padre sorbió de su copa de vino. 

—La chica es mi pupila, y sí, el norte no moverá ni un solo dedo contra nosotros; sin embargo hay algo que podría asegurar el control permanente. 

Tywin escuchó atento. 

—He traído al heredero de Eddard Stark, y piensa que puede convencerte de otorgarle mi mano.