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—¿Qué planeas realmente Rowena?, se que jamás hubieras aceptado venir bajo las ordenes de nadie. Necesitas algo del norte, bajo toda esta capa de hielo y nieve, está escondido algo que deseas, si es que no lo encontraste ya— Cersei volvió su mirar hacia el cachorro Stark, que esperaba impaciente la promesa de baile que le había otorgado Rowena.

—Eso no te concierne hermana. En lo que a ti respecta, yo vine a cuidar de ustedes tres. En el oeste se dicen muchas cosas Cersei. Al parecer ustedes dos no son muy discretos, he evitado que esta información llegue a padre, unas cuantas monedas por aquí y otras cosas más de las que no estoy orgullosa.—Rowena bebió otro trago de vino—. No soy la doncella hermana, yo siempre haré lo necesario para cuidar a los míos, incluyendo a tu estúpido chiquillo.

Cersei conectó su mirada con la de su hermana, un duelo se desató, esmeralda contra esmeralda. Las leonas no usaban la fuerza, ellas eran mucho mejor que eso, sus ojos eran como sus garras. Podrían cortar tu espíritu hasta hacerlo añicos, solo con una mirada.

—Ese chiquillo estúpido será tu rey, no lo olvides— murmuró venenosa.

—Por eso mismo hermana. No dudes que haré lo necesario para cuidarlos. Mientras yo esté al mando del Oeste, ustedes estarán a salvo.

—No necesito de tu protección Rowena.

—No seas orgullosa Cersei, claro que me necesitas, ¿Crees que lo aceptarán así como así?, los rumores ya infectaron Westeros. Cuando todos contemplen la verdadera naturaleza de Joffrey, comenzarán a dudar de su legitimidad. Esos cabellos dorados, ojos esmeralda, solo un tonto creería que es hijo de Robert.

—¿A qué quieres llegar mocosa engreída?— Rowena hizo caso omiso al insulto de su hermana, sabía que no lo decía enserio, era su orgullo que no le permitía razonar.

—Que cuando todo eso explote, nosotros debemos estar preparados. Es simple estrategia hermana. Separamos a los niños, así en el peor de los casos, los tres estarán protegidos. Joffrey se quedará reinando contigo en la fortaleza roja, en desembarco. Envía a Tommen conmigo a la roca, estará seguro y continuará su educación con los mejores. Myrcella podría ir a la ciudadela, para que estudie con mis contactos en Antigua, una princesa culta es lo que necesita Westeros, así ella algún día pueda llegar a ser parte del consejo privado del rey, o en el peor de los casos, podrá reinar como la primera reina de Westeros.

Cersei se atragantó con su vino.

—¿Quieres separarme de mis hijos por supersticiones estúpidas?

—Hermana reflexiónalo...

—No hay nada que pensar Rowena, suponiendo que todo eso vaya a pasar, simplemente cortamos las cabezas de los rebeldes. No tienes porque separarme de mis hijos.

—Cersei, esto no se trata solo de ti y de los niños. Estamos hablando de algo más grande, se trata de un continente entero hermana. Si quieres conservar el poder, tu vida, y la de tus hijos, tienes que escucharme.

—No tengo porque escuchar este tipo de tonterías, soy la reina, y te ordeno que cierres la boca.

Rowena suspiró con cansancio, tendría que seguir su plan sin la ayuda de su hermana, pero definitivamente no dejaría que le cortaran la cabeza, ni a ella, ni a sus sobrinos.

—Como ordene, majestad.— Rowena se levantó de su asiento y enfocó su vista hacia la mesa del joven lobo—. Solo recuerda lo que te dije, yo voy a hacer lo necesario para cuidar a los míos.

Y sin dejar que Cersei replicara, Rowena se alejó de la mesa de honor.

Rowena caminó a paso lento, entre las mesas, proporcionando sonrisas risueñas a cada Lord y Lady que se encontraba, ganándose sin dificultad alguna a cada uno de ellos. Sus gráciles movimientos iban acompañados por el contoneo de sus caderas, curveadas, como lo habían sido las de su progenitora. Los suspiros de los jóvenes no tardaron en llegar, Rowena Lannister era por mucho, la dama más hermosa que estuvo presente esa noche.

𝕽𝖔𝖜𝖊𝖓𝖆 𝕷𝖆𝖓𝖓𝖎𝖘𝖙𝖊𝖗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora