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—Y este es el gran Arciano, mi familia adora a los antiguos dioses, y así este árbol es el más antiguo de todos ellos.

Bran había guiado a Rowena por todo el castillo narrándole la historia del norte.

—Por último bajaremos a un lugar muy especial, tal vez el más sagrado de mi familia.

Rowena escuchaba con atención cada una de las palabras del niño, se la estaba pasando muy bien con él.

—Dígame Lord Brandon ¿A dónde me llevará ahora?

—La llevaré a las criptas mi Lady, pero debemos ser discretos, porque si mi padre se enterara, me castigará.

—Si está prohibido entonces ¿por qué iremos Lord Bran? Usted debe saber que la cautela caracteriza a un lobo.

—Porque Lady Rowena, usted no se puede ir de Winterfell sin ver realmente la escénica de Winterfell. En las criptas se guarda nuestro pasado, mientras vivimos el presente, esperándonos, ya que un día será nuestro futuro.

Rowena se impresionó ante las palabras del pequeño.

—Brando Stark, podría jurar que has hablado con más sabiduría que cualquier rey que se haya sentado en el trono de hierro.

El chiquillo se sonrojó guiando a la lady.

—Hemos llegado Lady Lannister, por favor tenga cuidado, el suelo está congelado.

Rowena y Bran bajaron los peldaños que se adentraban a las heladas criptas.

—Aquí se encuentran enterrados todos mis antepasados Lady Rowena— anunció Bran mientras guiaba a la chica hasta donde se encontraban las tumbas más recientes—... Esta es la de mi abuelo, y ahí está la de mi tía.

Rowena observó el rostro de la chica, ahora encerrada en esa piedra. Era hermosa, y esa belleza fue lo suficientemente poderosa como para desatar una guerra.

"Su belleza no pudo salvarla Lady Lyanna, por eso debió usar su mente, solo así hubiera podido salvarlos."

Un trozo de nieve cayó derretido desde el ojo de Lyanna.

Rowena hizo una reverencia frente a la cripta.

—¿Qué hace Lady Rowena?—inquirió el pequeño.

—Es mi forma de mostrar mi respeto Lord Bran, yo soy una extraña en sus tierras, así es como les muestro mis buenas intensiones.

Bran se quedó reflexionando esas palabras en su mente.

—Es hora de irnos, tu madre debe de estar preocupada.

Rowena y Bran salieron de las criptas, siendo observados por los ojos de piedra de los muertos.

—Bueno gracias por esto Lord Bran, he aprendido mucho sobre el norte gracias a usted.

—No es nada Lady Lannister.

—Algún día, si lo deseas, puedes venir a visitar el sur. El Oeste es muy hermoso, y la gran roca tiene las puertas abiertas para usted Lord Stark.

Brando inclinó su cabecita, usando este gesto como forma la forma de respeto que Rowena le había enseñado.

Rowena sonrió y dejó que el niño siguiera su caminar.

—Puedes salir de las sombras, quien quiera que seas— habló la Lady irguiendo su espalda.

Unas botas hicieron crujir la nieve. Rowena mantuvo su postura sin miedo alguno.

𝕽𝖔𝖜𝖊𝖓𝖆 𝕷𝖆𝖓𝖓𝖎𝖘𝖙𝖊𝖗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora