C. 02: La erección

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Pablo:

Me levanto por la mañana. Miro la puerta de mi habitación que está medio abierta. La cierro mirando en mi mesita de noche una nota. Suspiro cansado agarrando la hoja y la comienzo a leer:

<<Buenos días hermanito. Que sepas que llegas tarde al instituto y, para joderte más, voy a sentarme con Lucia. Seguramente me dirás que soy un mete mierda o un gilipollas que solo sabe conseguir lo que quiere. Pero hermanito..., toda mi vida he estado en varios internados por tu culpa. Y esta vez, no vas a joder mis planes.

Con todo el cariño del mundo, Hugo>>.

<<Con todo el cariño del mundo...>>. ¡No se lo cree ni él! No va ha hacer lo que quiera con Lucia, porque ella no es un juguete que se puede utilizar cuando quiera.

<<Tengo que alejarla lo máximo que pueda de él>>.

Miro el reloj del móvil y me visto, me arreglo y voy al instituto en coche. Voy lo más rápido que puedo, aparco en la zona de parking del instituto y toco el timbre para que me abran.

Cuando oigo el sonido de la puerta, la abro, el del mantenimiento me mira, y yo sin decirle nada voy a mi taquilla corriendo. Entro en la clase tranquilo y miro a mi alrededor. Todos están en su sitio menos... el gilipollas de mi hermano. Maldigo en mi cabeza y me siento en la mesa de atrás al lado de María. Lucia se gira mirándome y me sonríe dulcemente. Le devuelvo la sonrisa, pero aquella se desvanece cuando la profesora dice::

— Pablo, cómo has venido tarde, Hugo se ha sentido al lado de tu amiga para hacerle compañía.

Miro a María que está a mi lado y me da una nota haciendo un gesto de fastidio.

<<Lo siento, he intentado que no se ponga con ella pero es un capullo integral y no he podido>>.

Bufo arrugando el papel mientras la profesora dice:

— Y Pablo, no llegues tarde otra vez que nos distraes abriendo y cerrando la puerta —dice frunciendo un poco el ceño, molesta.

— Si quiere me voy, ¿he? —sonrío falsamente—. Como tanto molesto...

La profesora se calla y se dirige a la pizarra para seguir apuntando.

— Bien... —se gira para ver a todos los alumnos—. Como faltan cinco minutos para que salgáis del patio, quiero que hagáis del dossier los doce ejercicios que hay. Son fáciles de hacer: en diez minutos ya lo tenéis hecho. Ya podéis recoger menos Pablo.

<<¿Me lo estás diciendo enserio?>>.

Maria me da unas palmaditas en la espalda, agarra el estuche, la libreta y la mochila y se va del aula como todos los compañeros hasta que quedamos la profesora de lengua y yo a solas.

— Pablo no puede ser que empecemos a llegar tarde como el año pasado. —Se acerca a mí sentándose al otro lado de la mesa.

— El despertador no ha sonado.

— Si, y después ¿qué otra excusa tendrás? —Suspira cansada y me mira—. Sé que a esta edad los jóvenes experimentais el insomnio, la ansiedad, el estrés y, muchas cosas más. Por eso necesitas ir a un psicólogo o algo.

— No necesito un psicólogo.

— Pablo, no seas terco, lo digo porque me preocupo por todos todos los alumnos de este centro. Hay un psicólogo en el instituto, puede atenderte y ayudarte,

Suspiro mirando mi estuche en la mesa. Quiero irme ya, esto me incomoda.

— Quiero que este año apruebes, el año pasado te aprobé porque me dabas pena y quería que pasaras a Bachillerato junto con tus amigos. Quiero que te esfuerces. Que cojas un libro y te pongas a leer. Las redacciones que me das parecen de un niño de nueve años.

Solo yo [[Trilogía Solos 1]] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora