C. 04: El diario del instituto.

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Ya es lunes. Me levanto de la cama y hago la rutina de la mañana. Bajo a la cocina y miro a mi hermano y a mi madre.

— ¿Vas a ir sola al instituto o te recoge Pablo?

— Ethan me viene a recoger, mamá.

— ¿Un nuevo chico? –Pregunta mi hermano, divertido.

— No, Pablo se ha cambiado de nombre, y ahora se llama Ethan.

— Le queda mejor ese nombre que el otro. Cada vez que le llamaba Pablo me recordaba a Pablo Alborán. –Dice Martí.

Mi madre suspira y bebe un poco de su café.

— Que haga lo que quiera. Esta adolescencia cada vez está peor...

Me hago un café y le pongo dos cucharadas de azúcar moreno. Bebo un poco y me llega una notificación del WhatsApp en el móvil: Ethan ya está aquí. Dejo la taza en el fregadero, me cuelgo la mochila en el hombro. Me despido de mi madre y de mi hermano mientras salgo de casa. Veo enfrente el coche de Ethan. Sonrió ampliamente acercándome a él, abro la puerta del asiento del copiloto y me siento.

— Hola, angelito —me saluda divertido.

— Hola Eth —le saludo en el mismo tono que me lo ha dicho él.

Niega con la cabeza soltando una risita y arranca el coche.

— ¿Has hecho lo de literatura? —Le pregunto.

Abre los ojos como platos.

— Mierda, no lo he hecho.

Miro la hora en el móvil y lo miro.

— Tranquilo, tenemos treinta minutos para que hagas los doce ejercicios.

— ¿Me... me vas a ayudar?

— Si tu quieres.

Lo miro y veo que se pone un poco nervioso, dudoso.

— Te voy a ayudar —le digo y él me mira de reojo.

— ¿Enserio? —Suena sorprendido.

Asiento.

Cuando llegamos al instituto Ethan aparca el coche en el parking de al lado.

Nos quedamos mirándonos a los ojos. Sus ojos verdes se ven tan brillantes que me dan ganas de acercarme a él y besarlo. Baja su mirada e inconscientemente me toco mis labios pensando que es ahí donde está mirando.

— Sí, Lucía: ahí estoy mirando.

<<Oh, Dios mio>>.

Me levanto rápidamente pasándome las manos por mi rostro.

<<¿¡Cómo he podido soñar eso!?>>.

Separo las manos y miro la puerta, Ethan está apoyado en ella mirándome fijamente.

<<¿Que hace aquí?>>.

— Buenos días.

Suspiro y me giro para hundir mi cabeza en la almohada.

<<Necesito dormir más>>.

— Yo tampoco quiero ir al insti, pero no sé lo que dirán nuestros padres si no vamos.

— Quiero dormir —murmuro contra la almohada.

— Venga, Angelito, son las siete y media.

<<¿¡Las siete, qué!?>>.

Solo yo [[Trilogía Solos 1]] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora