C. 25: Adicción.

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Me levanto, me ducho, me miro al espejo mientras me tomo una pastilla de morfina y después me visto y bajo a desayunar. Esa se ha convertido en mi rutina de hoy en día. Llevo tres días con la morfina y me siento más relajada y descansada. Ya no me preguntan mucho si estoy bien, ya no tengo las ojeras visibles de hace cuatro días y eso mola.

Me he vuelto adicta a las historias despampanantes de Mötley crüe igual que su música de mierda. Todas hablan del sexo, las drogas, las chicas o prostitutas que se follaban en los conciertos o en el sucio y asqueroso backstatge.

Todo ese rollo de que me gusta esa banda fue por su película: The Dirt. Me encanta cómo explica la historia de ellos en una hora y media, los personajes, me encanta la naturalidad que tienen los actores en hacer ese personaje que seguramente costó mucho de hacer. Además que mi favorito es Tommy Lee. Es el batería de la banda, es muy loco, amable, muy enamoradizo y... joder, su cara de angelito y loco te enamora con la mirada.

Vale, creo que mi crush de ahora es Machine Gun Kelly, el personaje que hace de Tommy Lee.

A parte de eso ayer saqué un suficiente alto en el examen, se lo enseñé a mi madre como siempre he hecho, y esta me dió un golpe en la mejilla con la palma de mi mano. Estaba muy enfadada por esa nota. Siempre había sacado excelentes, nunca suficientemente alto salvo en primero de secundaria. Me comenzó a gritar que no valía para nada y ha decirme cosas que nunca me las había dicho hasta ahora. Mi madre parecía un monstruo y en ese mismo instante me daba mucho miedo. Y ahora cuando bajo al comedor no me mira, y si lo hace me mira como si yo tuviera la culpa de mi existencia.

Ojalá no hubiera nacido.

Me miro al espejo después de darme una ducha caliente, Las cicatrices que tengo en la barriga de cortarme hace dos días son visibles y cuando las toco me duelen.

Suspiro bajando la mirada a las pastillas expuestas que tengo en el mármol de la pica del baño y la botella de agua al lado. Estos días me las he tomado solo dos veces, pero creo que me tendría que tomar algo un poco más fuerte. Pero bueno, que me tomo una pastilla y me visto para ir al cementerio.

Cuando pongo las pastillas en la mesita de noche después de vestirme toda de negro, se abre la puerta y yo en un gesto rápido me caigo al suelo mirando a mi hermano que me mira frunciendo el ceño.

— ¿Qué haces? –Me pregunta.

— Nada, ¿qué haces tú?

— ¿Ya has terminado?

— Sí. —digo fría.

— ¿Qué te está pasando?

— ¿De qué estás hablando?

— Últimamente te encierras en tu habitación, no contestas a mis mensajes y estás muy distante con todo el mundo.

— No me pasa nada —miento.

— Ah, ¿no?

— No... —me encojo de hombros—. No te tendría que interesar lo que me pase.

— ¿Por qué dices eso? ¿Tú eres tonta? —Espeta.

— Sí, mucho. Soy tan tonta que no sé cuales son las personas que van a estar ahí cuando de verdad me caiga en la perdición. Soy tan tonta que quiero alejar a personas que de verdad merecen la pena, y sólo para intentar encontrarme en el puto hoyo negro que me he metido. Soy tan tonta que he dejado escapar a una puta persona que yo amaba porque él no me quería. ¡Soy tan tonta que no veo a través de las cosas malas de las personas! —Alzo la voz, cayéndose unas cuantas lágrimas—. Y todo esto porque estoy hasta los cojones de vivir esta puta mierda de vida.

Solo yo [[Trilogía Solos 1]] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora