C. 31: Toda la verdad.

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Me desperté por la mañana abrazada al ruiseñor. No voy a mentir: estaba sonriendo como una idiota, cosa que me molestó bastante ya que pensaba que yo había dejado de sentir cosas por él pero la vida es una mierda.

Cuando la doctora vino a traer el desayuno nos dijo que llamemos desde mi botón ya que el de Ethan no va.

Él y yo nos estamos llevando bien desde aquel magnífico día que me abrazó en la cama del hospital. Me gustó, pero hay que olvidar eso y todo lo que ha estado haciendo aquellos años, aunque no quiera.

Tengo que pasar página y centrarme en mí misma, sin un príncipe azul como quería de pequeña.

Qué daño ha hecho Disney...

Mi psicóloga vino dos veces a ver cómo estaba y así seguir con las visitas y todo eso... Claramente cuando lo hicimos Ethan se puso unos cascos y escuchó música mientras nosotras hablábamos un poco bajito para que él no nos escuchara mucho. Y me dijo que estaba mejorando un montón y que si quería podríamos quedar una vez al mes para hablar y ver cómo me va todo. Y así quedamos.

Ya han pasado cinco días y he estado mejorando un montón, ya no me duele tanto las heridas gracias a los medicamentos y las pomadas que me ponen.

La doctora entra a la habitación sonriendo y me mira para después decir:

— Lucia, tengo una buena noticia para ti —la miro atentamente—. Te vamos a dar el alta. Y a ti Ethan seguramente esta tarde o mañana, porque has mejorado bastante y ya no te duelen tanto las cicatrices y los moratones. —Eso lo dice mirándolo, pero después me mira a mí para después decir—: Te voy a recetar la pomada que te hemos estado poniendo y la compras en la farmacia, ¿vale?

Asiento.

Ella me quita las vías y todo eso y yo me levanto de la cama para agarrar la mochila de la ropa.

— Lucia, abrígate que hace frío —me dice Ethan, yo le sonrío y entro al baño para arreglarme.

Estoy contenta de salir por fin de este maldito hospital. Quiero comer como dios manda y poder respirar aire puro. Puedo caminar bien, ya no me duelen tanto los cortes y los moratones. Estoy muy contenta con las doctoras porque se han comportado divínamente con nosotros.

Salgo del baño y Ethan me mira y aparta un momento la mirada.

— Quiero decirte algo.

— Dime —le digo mirándolo.

— Cuando salgas quiero que me mandes mensajes, quiero hablar contigo, pero a escondidas.

— ¿Qué? —Perpleja.

— Hazme caso, es lo mejor que podemos hacer ahora.

Suelto una estúpida risa, no me lo puedo creer.

— ¿Por qué? Si me ibas a decir eso ahora, no haberme hablado antes ni nada.

— Lucia — me dice firme y me mira, parece disgustado—. Esto es lo mejor, cuando pueda te lo explicaré.

— ¿Explicar? ¿El qué? No te estoy entendiendo.

— Ya te lo diré.

— No, me lo dices ahora.

Nos quedamos unos segundos mirándonos y la doctora entra, los mira, yo la miro y dice:

— Tu hermano ya ha venido a buscarte.

Asiento forzando una sonrisa y miro de reojo a Ethan. Agarro la mochila y salgo de la habitación.

¿Por qué quiere que nos veamos a escondidas? ¿Qué le pasa? ¿Por qué? No lo entiendo...

Solo yo [[Trilogía Solos 1]] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora