XVII

1K 190 25
                                    

—En fin, no estoy aquí para probar tu locura, y a tus arranques de rabia ya los conocí también. Vine porque una de las muchachas que formaba parte del grupo que teníamos con Bakiela, llegó hasta a mí huyendo de ella ahora.

—¿Por qué? ¿Se reveló como tú?

—Algo así. Resulta que que Bakiela está asesinando a todas las que se opongan a obedecerle, a ella y a su supuesto Dios, la porquería esa que trajo de otra dimensión.

—No me sorprende en realidad, no luego de verla actuar aquella vez, y que se pusiera furiosa porque tú me salvaste.

—Las mujeres que quedan con ella están igual de desquiciadas, y dispuestas a todo, incluso... Matar a sus hijos para conseguir más poder. Minrael, la muchacha, ha visto como Molfek se vuelve más fuerte con cada alma entregada a él. Ella logró huir gracias al sacrificio de un Takeil, que murió para ayudarla. Es por eso que estoy aquí, no sólo para que nos ayudes de manera indirecta, sino también para que ayuden a los tuyos, que también están siendo sacrificados y utilizados para procrear.

—Lo hablaré con los demás Superiores, y luego con el concejo. Necesitamos pruebas de lo que está ocurriendo.

—No puedes hablar de Minrael, sería exponerla a ella —le dijo negando con la cabeza—. Esto debes comprobarlo por tu cuenta.

—Veré que puedo hacer.

Ella lo miró a los ojos, y luego asintió levemente.

—De acuerdo, nos estaremos viendo.

—Procura no crearte nuevos enemigos.

—No lo haré —sonrió divertida, antes de desaparecer.

Quería ir a ver a su bebé, estar con ella un rato, antes de regresar a su santuario, junto a Minrael. Debía entrenar a la jovencita y enseñarle a manejar sus habilidades, ya que era la única forma que tenían de defenderse, protegerse y atacar también.

Al sólo ser ellas dos, necesitaría de alguien que le cubriera la espalda.

***

—Urafael, que bueno encontrar aquí.

—Gabrale ¿Qué buscas?

—Estaba por convocar una junta, me ha llegado información de Bakiela. Parece que está armando un ejército con la entidad que trajo, y se los ha culpado del secuestro de algunos de los Takeils desaparecidos.

—Tendríamos que haberla asesinado cuando pudimos —pronunció serio—. Antes de que lograra perfeccionar sus habilidades. Y lo peor de todo, es que cuenta con el apoyo de esa otra zorra.

—Nadiame ya no está con ella. Luego de que me salvara, rompieron sus lazos.

—¿Cómo saberlo? ¿Cómo estar seguros?

—Porque lo sé. Itahí ¿Cómo está ella?

—¿Por qué preguntas por mi hermana? —le inquirió frunciendo el ceño, serio.

—Ella posee energía ¿Verdad?

—Mi hermana no es como esas putas asquerosas —pronunció con rabia—. Ella es completamente diferente, y jamás formaría parte de sus ideas estúpidas.

—Pero vive marginada como todas ellas.

—No en mi hogar.

—Sólo digo, que necesita protección y desarrollar también sus habilidades. No sabemos cuáles son los planes de Bakiela, ni hasta donde está dispuesta a llegar... Si fue capaz de secuestra Takeils, también podría hacer lo mismo con ellas.

—Nadie tocará jamás a Itahí —pronunció con rabia, antes de desaparecer.

Conocía muy bien lo protector que era Urafael con su hermana menor Itahí. Él prácticamente había cuidado de ella desde que era una bebé, luego de que su padre asesinara a su madre en un arranque de celos y rabia, creyendo que la niña no era su hija... Terminando suicidándose él por la culpa.

Sí, las emociones de los Superiores siempre habían sido extremas, y negativas en su mayoría. No eran tipos tranquilos, ni calmos, y mucho menos, pacíficos. Eran muy temperamentales, orgullosos y soberbios.

Cometían más errores que un simple Gianmat ¿Pero quién podría juzgarlos?

***

—Todas las cosas que han dicho de ti ¿Son ciertas?

Nadiame observó por un momento a Minrael, que la estaba ayudando con unas pociones, y se encogió de hombros, quitándoles unas hojitas a una rama.

—Siempre exageran las cosas, pero no me importa que hablen de mí, y lo que puedan llegar a creer. Sé quién soy, y lo que he conseguido gracias a ello, y nada más me importa.

—¿No te duelen sus palabras? El saber... Qué estás sola —pronunció bajo.

—He estado sola desde que nací —sonrió—. Mis padres me abandonaron en un campo, esperando a que muriera por ser una maldita. La mujer que me cuidó se aprovechó de mí, siendo sólo una niña, hasta que descubrió lo que era, y ahí ella también se deshizo de mi, dejándome en la calle de una ciudad. Crecí y viví vagando por la basura, comiendo de ella, esperando que alguien pudiera ayudarme, apiadarse de mí... Pero lo único que conocí fue rechazo, golpes, insultos, malos tratos, más abuso y violencia, por el simple hecho de ser como los de arriba, y no reconocerme.

—¿Y cómo conociste a ese Superior?

—Gabrale sólo fue diferente porque vio que había energía en mí. No creas que fue bueno conmigo, ellos son una mierda con todos, y yo era muy ingenua para darme cuenta lo que él realmente era. Una niña estúpida alucinada por un tipo mayor y guapo, eso era, eso fui a su lado.

...

NadiameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora