XVI

1K 262 63
                                    

—¡Nadiame! —exclamó una jovencita con temor, corriendo por un bosque, mientras intentaba escapar de sus captores.

Era una locura, todo lo que estaba ocurriendo era horroroso.

—¡Atrápenla antes de que llegue a la zorra de Gianmat! —gritó la voz inhumana de una mujer.

—¡Nadiame! —volvió a gritar, llorando, ya sin fuerzas para poder correr, ni energía para defenderse.

Era demasiado joven como para saber cómo controlarla, y apenas y había practicado en su momento. Ni siquiera sabía con exactitud cuál era su habilidad.

Una rayo de luz rojo cayó frente a ella, y de él apareció Nadiame, observando a la castaña confundida. Y antes de poder preguntarle algo, creó una barrera energética alrededor de ambas.

—N-Nos está m-matando —le dijo desesperada, abrazándose a ella—. Nos está matando.

—¿Quién? ¿Los superiores están en el campamento? —preguntó seria.

—¡No! ¡Bakiela nos está ofreciendo a su Dios! Nadiame ¡Están asesinando a las que se oponen!

Miró hacia al frente, y luego desapareció con la jovencita, apareciendo ambas en su santuario.

—Tranquila, aquí nadie podrá hacerte daño. Respira profundo, cálmate, y dime qué fue lo que ocurrió.

—Bakiela trajo a esa cosa aquí, y todas las que se negaron a servirles, fueron asesinadas. Incluso las niñas —lloró—. Las hizo arder hasta convertirse en cenizas, y su energía drenada a Molfek.

—¿Cuándo fue qué hizo eso? ¿Y cómo tú lograste huir, Minrael?

—Tenía miedo de decir que también me oponía, y guardé silencio. Y cuando ví lo que les hizo a las demás, supe que debía irme de inmediato, pero no podía hacerlo. Esa cosa es muy poderosa, lo he visto yo misma destruir Takeils como si nada. Les hace explotar desde adentro.

Nadiame respiró profundo, y luego asintió levemente con la cabeza.

—De acuerdo, ¿Pero cómo fue que huíste?

—Querían que tuviera sexo con un Takeil, y yo no quería —sollozó—. Bakiela les hizo creer que todo sería mejor si la obedecían, a ella y a su Dios, y le creyeron, porque muchas se han vuelto muy fuerte. Se les ha dado poder luego de quedar embarazadas de un Takeil. Al tipo lo asesinan, y su energía es dada a la mujer. Pero ya no son las mismas, algo cambia en ellas. Y yo no podía hacerlo, Nadiame, no quería acostarme con ese tipo ¡Y mucho menos asesinar a mi hijo! ¡Es horrible lo que van a hacer!

—Ha perdido la cabeza completamente, sigue con la idea de que si nacen varones, las asesinarán —pronunció consternada—. Esto deben saberlo los superiores, para prepararse. No sabemos realmente lo que harán.

—Si huí, fue porque ese Takeil se sacrificó por mí. Yo no quiero pelear contra ellos, no quiero ser enemiga de nadie, sólo vivir, Nadiame —le dijo con tristeza—. Lo único que quiero es vivir tranquila, nada más.

—Minrael, lamentablemente, pronto estaremos en guerra, y no habrá paz ni tranquilidad, hasta que realmente acabemos con nuestro enemigo común, y que los demás acepten que nosotras somos iguales, y tenemos los mismos derechos.

—Pero tú estás sola, estamos solas.

—Te enseñaré a ti, y hay más mujeres como nosotras aún allí afuera, que también serán educadas. Pero primero, debo hacerle llegar está información a los superiores.

—Te matarán si te presentas ante ellos.

—No te preocupes, sé con quién hablar —le dijo con una suave sonrisa—. Y tú, has sido muy valiente, e inteligente por buscarme. Ahora puedes descansar un poco, y comer para recargar tus energías. Usa la habitación que más te guste, esta es una área protegida e invisible energéticamente, nadie puede entrar aquí.

—De acuerdo —pronunció insegura—. Gracias por venir a ayudarme.

—Lo haré por todas, descansa un poco, Minrael, yo regresaré luego —le dijo antes de desaparecer.

***

Estaba sentado en su cama, leyendo un informe que le había llegado desde las ciudades inferiores, cuando sintió una vibración en su habitación.

—¿Qué quieres aquí?

—¿No duermes? De noche se duerme, y recuerdo muy bien que lo hacías —sonrió divertida—. Digo, para que luego no salgas con que no es una acción de superiores.

—Sabes mucho, pero has olvidado cosas también —le dijo sin mirarla.

—¿Cómo qué?

—El hecho de que dormía bien únicamente cuando estabas aquí. Ahora vivo pendiente de las vibraciones de los demás, y la tuya.

—¿Sientes a todos los que viven aquí en Gianmat? Qué tortura.

—Siento únicamente a quien quiero sentir. Sé quiénes representan un peligro para ti, y quiénes no.

—¿Y por qué los tienes presentes? No lo entiendo.

—Para saber que no estén cerca tuyo.

—¿Sigues de posesivo, Gabrale? —le inquirió arqueando una ceja, sonriendo.

La miró, y frunció el ceño.

—No siento tanto como tú, y mis escasas emociones son intensas. Te dije que te habías vuelto una parte muy importante de mi vida, de mi existencia. Pero parece que tú no quieres verlo.

—Tu estabilidad mental es tan frágil como la escarcha, la aprietas un poco y ya se quiebra. ¿Estás demente, Gabrale? Pregunto, para saber que tanto puedo confiar en ti.

La miró, guardando silencio varios segundos.

—¿Quieres probar que tan frágil es mi estabilidad mental? Vuelve a acostarte con otro entonces.

...

.

.

.

Escribo, escribo, escribo... Y siento que no hay lectores...

NadiameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora