XVIII

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—Eres una especie de escudo ¿Sabes? Al poder crear, puedes evadir al mismo tiempo.

—No, no entiendo.

—De acuerdo, imagina que te atacan con una esfera de fuego ¿Qué harías para contrarrestarlo?

—Am ¿Agua?

—Sí, podría funcionar, pero si el fuego es mayor, terminará por evaporarla. Haz una esfera de agua.

—¿Pero cómo?

—¿Cómo hiciste para crear el otro día hielo?

—Toqué la escarcha que había en el suelo, y luego simplemente se expandió. Necesito tocar los elementos para poder imitarlos.

—Toca agua entonces —sonrió—. Toca agua, y haz una esfera de ella.

—N-No sé controlarlo, Nadiame, podría inundar todo este sector del jardín, o simplemente hacer un charquito pequeño de agua. No sé controlar el flujo de mi energía.

—Pues estás aquí para eso, Minrael, no me importa si te tardas un día, tres o una semana en controlar el flujo de tu energía, debes hacerlo. Y si no aprendes a controlarlo, tampoco podrás desaparecer, y con eso huir. Serás un blanco fácil siempre.

—Está bien, lo intentaré —pronunció bajo.

—No, nada de lo intentaré, lo haré debes decir. Comienza —le dijo antes de dejarla sola, e irse al interior de su santuario.

Minrael debía despertar cuánto antes sus habilidades y dominarlas, ella por su parte iría a buscar su primera recluta, una muchacha que había conocido hacía unos días atrás.

***

Salió de su habitación, y se fue a su sótano, encendiendo las luces con un ademán de su mano. Observó la cama donde alguna vez había dormido Nadiame, y se sentó en ella.

"—Aquí dormirás ahora, y vivirás también. Tienes una cama, una mesa, una silla, y un baño en caso de necesitarlo en la madrugada, y no tengas que subir hasta el que está en la sala.

—Señor Gabrale, no sé cómo voy a hacer para agradecerle todo esto que está haciendo por mí. Muchas gracias, en serio —sonrió dirigiéndose a la cama, observándola—. ¿Puedo sentarme?

—Es tuya, adelante.

Se sentó, y luego se acostó, sonriendo, cerrando los ojos.

—Había olvidado como se sentía dormir en una cama, es tan cómoda."

Pasó suavemente su mano por el cobertor, recordándola... Sintiéndose tan vacío. Sus días eran muy vacíos desde que ella se había ido, su existencia se había vuelto vacía.

"La observó dormír entre sus brazos, y experimentó un sentimiento que hacía mucho no sentía... O quizás nunca lo había sentido, y por eso no lograba recordar si alguna vez lo había hecho.

Le acarició suavemente la mejilla con una de sus manos, subiendo hacia su cabello, acariciándolo también. Ella eran tan bonita, tan linda y tierna, que se le hacía imposible aún creer que alguien así podía existir.

Cerró los ojos y respiró profundo, sintiendo su energía, tan fuerte en su interior. Sabía muy bien que Nadiame sería una mujer muy poderosa si lograba a controlar su energía.

Y él iba a estar ahí con ella, enseñándole, apoyándola siempre."

Extendió su mano en frente de él, y proyectó la imagen de ella, observándola hablar con alguien, sin poder ver con quién.

Y su mirada había cambiado tanto, ya no había inocencia, ternura en ella. Parecía otra persona, no la dulce e ingenua chiquilla que había conocido en la calle.

Pero seguía siendo ella, seguía siendo su Nadiame. Porque aunque le doliera lo que había hecho, la seguía sintiendo como suya.

Y sabía que ella aún sentía lo mismo por él. Su unión sería para siempre, eterna como ellos.

***

—Minra, enséñale a Clobell las habitación, regreso en un momento —le dijo antes de desaparecer, luego de sentir aquella sensación extraña en su pecho.

Aún no lograba entender porque tenía aquella especie de conexión con Gabrale, pero ahí estaba. Cada vez que él no estaba bien, ella también lo sentía. Y es por eso que siempre lo iba a visitar, como ahora.

Apareció en su casa, buscándolo.

—¿Nostálgico, viejito? —sonrió encontrándolo en el sótano.

—¿Para qué viniste, Nadiame? ¿Sabes algo más de Bakiela? —le preguntó sin mirarla.

—No finjas que no me estabas extrañando, conmigo no funciona —sonrió sentándose junto a él, mirando la habitación—. Hay recuerdos que simplemente no se van, se quedan ahí.

—¿Te arrepientes de ellos?

—¿Debería sentirme arrepentida?

—Es lo que te estoy preguntando ¿Te arrepientes de lo que viviste conmigo?

—Debería, pero supongo que no estoy bien de la cabeza. Después de todo, tú abusaste de mi, y yo era muy estúpida para darme cuenta de eso. No debería aún conservar sentimientos por tí.

—No fue verdad lo que te dije aquella vez. Lo hice sólo para que te liberaras, porque sentías mucho miedo, inseguridad, e iban a hacerte daño si tú no "despertabas".

—¿Qué?

—Sé que te lastimé mucho la primera vez que estuvimos juntos, y volví a abrir la herida cuando te dije eso... Y lo siento, Nadiame, no quería humillarte, ni hacerte revivir eso, sólo que pudieras soltar todo tu potencial. Así es como nos enseñan a nosotros, y no supe cómo más hacerlo contigo.

—¿Así les enseñan a ustedes? ¿Los dañan para "aprender"? —le preguntó consternada, poniéndose de pie—. No me vengas con estupideces, sé muy bien como son con el resto de los Gianmats, pero entre ustedes, existen códigos, jamás se dañarían.

—¿En serio crees eso? —le inquirió arqueando una ceja, poniéndose de pie.

Se abrió la camisa, quitándosela.

—¿Recuerdas cuando me preguntaste porque tenía una marca en el pecho? Es una cicatriz que me quedó luego de que Mukamel me perforara el pulmón con su propia energía, para que "aprendiera" a sanar.  Según él me estaba demorando demasiado en hacerlo, así que en una situación de vida o muerte, lo haría sin "vueltas". Y así fué, logré sanarme mientras mi pulmón se llenaba sangre, y sentía que me asfixiaba.

Nadiame lo observó desconcertada. Ellas jamás le hubiese hecho algo así a sus chicas, era horrible torturar mentalmente a otra persona, para poder dominarla, someterla.

—No creas que nuestros entrenamientos fueron como los tuyos, sentados en un sótano leyendo viejos libros. Nos llevaron siempre al extremo para poder desarrollar nuestras habilidades. He estado al límite muchas veces, y supongo que después de eso... Pierdes la bondad, el tacto, todo.

...

NadiameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora