XII

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—¡Bakiela! —exclamó una niña corriendo hasta la joven asiática—. Hay un hombre afuera, te está buscando —le dijo con temor.

Miró a la niña y le hizo una leve caricia en la cabeza, antes de susurrarle que se quede adentro con las demás. Los ojos de Bakiela tomaron un color naranja, y salió, encontrándose con un alto azabache, de ojos azules.

—Un Superior ¿Cómo debo sentirme al respeto? ¿Honrada? ¿"Preocupada"? —sonrió divertida.

—Tú debes ser Bakiela ¿Dónde está Nadiame?

Lo miró fijo a los ojos y luego sonrió, arqueando una ceja.

—Déjame adivinar, tú debes ser el hijo de puta que dañó a la muñeca —le dijo acercándose a él.

—La única puta aquí es ella.

—Uf, como te hirió el orgullo ¿Verdad? Debe ser terrible saber que tu mujer además de joven y hermosa, ha hecho delirar en la cama a más de uno. Debe doler mucho saber que NO es tuya, porque no es un maldito OBJETO.

—Te lo repetiré una vez más —masculló las palabras—. ¿Dónde mierda está Nadiame?

—A mi nadie me habla de ese modo —pronunció en un tono inhumano, al momento en que su cuerpo se cubría de energía, y levitaba en el aire—. ¡Largo de mis tierras! —exclamó generando una enorme ola expansiva, que lo hizo salir despedido de allí—. ¡Ningún hombre jamás volverá a dañarnos! ¡No somos de su pertenencia! —gritó arrasando con todo a su paso, provocando una enorme grieta en la tierra, dividiéndola.

***

Se apresuró a envolver a su hija en unas mantas, y antes de poder hacer algo más, sintió una vibración detrás de ella.

—Ya no hay tiempo que perder, Nadiame, la niña se va a hoy.

—¿Qué? Tú no me dirás que-

—Sí, sí lo haré —le dijo seria—. ¿Así que el padre es Gabrale? Es el segundo superior de primer rango, y vino hoy a nuestras tierras, buscándote. ¿Lo entiendes? O dejas a la niña ahora, o él te encontrará y la perderás para siempre.

—P-Pero... No quiero abandonar a mi hija —pronunció al borde de las lágrimas—. No quiero hacerlo, es muy pequeña aún.

—A él no le importará que sea una bebé indefensa, la asesinará por el simple hecho de ser tu hija. Es la única forma que tienes de protegerla, y no será para siempre, sólo un tiempo, para ocultarla.

—Está bien —lloró abrazando a la niña—. Eveael, te amo demasiado, siempre voy a protegerte, por favor no me olvides, pronto iré a buscarte.

Bakiela la observó, indiferente. Cada minuto que perdían contaba y mucho.

—Voy a ir a visitarte todos los días, mi amor, y cuando sea seguro, mamá irá a buscarte ¿De acuerdo? Te amo.

—Dámela.

—Y-Yo puedo llevarla.

—No, no podrás hacerlo, dámela, yo la llevaré.

Llorando de forma desconsolada, le entregó a su hija, depositando un último beso en la frente de la niña.

—Pronto volveremos a estar juntas, hija.

—Culpa de esto al hijo de perra de tu ex. Tanto que tú lo quieres, y ahora por él, debes separarte de tu pequeña hija. Tenlo presente —pronunció con desprecio, antes de desaparecer con la niña.

Nadiame se cubrió el rostro con ambas manos, y lloró más fuerte, sintiéndose desesperada. Eveael era lo único que amaba, y ahora se la quitaban de sus brazos.

Era la única familia que tenía, era lo único que tenía.

***

"—Bakiela."

—Ya falta menos, señor —pronunció hablando hacia la nada, con aquella voz que sonaba en su mente—. Ella ahora está muy dolida, no ha dejado de llorar a su hija.

"—Debes abrir el portal."

—Y lo haré, lo abriré —sonrió—. Sólo un poco más, señor, y ambos tendremos todo lo que hemos deseado.

Sí, su poder comparable a un Superior de primer rango, era gracias a él. Tenían un pacto de sangre, de vida, y ya era tiempo de que ella diera su parte.

Se llevó una mano al vientre, y sintió aquella pequeña criatura creciendo en su interior. Ella sería el primer sacrificio de muchos más... Sólo necesitaba convencer a las demás.

Pero debía esperar un poco, Nadiame aún estaba muy afectada por su hija.

...

NadiameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora