—TIEMPO DESPUÉS—
—Debemos ponerle un alto a esto, es terrible lo que estas mujeres están haciendo. Ni siquiera las podemos considerar mujeres ¡Son monstruos! ¡Bestias!
—No podemos actuar solas, nos triplican en número, y sólo porque han logrado engañar a las Gianmats. No entiendo aún como esa entidad, Molfek, ha sido capaz de darles energía también —pronunció pensativa Nadiame—. Es increíble lo que se puede llegar a hacer por poder.
—Están asesinando a niños, Nadiame, decenas de bebés varones están siendo ahora mismos quemados en un enorme caldero, alimentando a ese supuesto asqueroso Dios. ¡No podemos permitir eso! ¡Las niñas seguirán siendo violadas también! —exclamó con rabia una muchacha.
—Intentaré hablar con los superiores, antes de que esto termine saliéndose de control.
—Pero si la situación ya se ha salido de control —pronunció seria Ibilia—. Se siguen multiplicando como si nada, pariendo con el único objetivo de ofrecer sus hijos y aumentar su número.
—Por más fuertes que seamos ahora, son mucho más que nosotras. Y no debemos de olvidar, ni minimizar, que tienen un "Dios" de su lado —intentó razonar Nadiame—. Si los atacamos solas, lo más probable es que únicamente sirvamos de alimento para ellos.
—Yo no puedo estar tranquila sabiendo que tantos niños están siendo asesinados y ultrajados, Nadiame —le dijo con pesar Minrael—. Esto hay que ponerle un alto ahora, lo antes posible.
—Hablaré con Gabrale, ustedes permanezcan aquí. Eveael, ven conmigo —le dijo a la niña tomándola de la mano, antes de desaparecer.
Desde que se la había llevado a vivir con ella, no se había separado ni por un segundo de la pequeña.
***
—¿Secuestros?
—Sí, se han reportado decenas de denuncias de Gianmats, y algunos Takeils, de secuestros de niños. Ya no sólo están desapareciendo los hombres normales, también sus hijos, y los hijos de Takeils. Esto es grave, Gabrale —pronunció serio un joven Takeil.
—Demasiado, no podemos seguir permitiendo que esas bestias vulgares continúen reproduciéndose. Queramos o no, tendremos que iniciar una confrontación.
—La pregunta importante aquí es ¿Estamos preparados para hacerlo? ¿Son nuestras fuerzas suficientes para erradicar a Bakiela?
—No debemos pensar en cuántos caerán, sino en lo que conseguiremos al triunfar. Siempre habrán muertos, es inevitable —pronunció con calma Gabrale—. Prepara una junta, que asistan todos los que puedan ahora, es momento de tomar cartas en el asunto.
—De acuerdo —le dijo antes de desaparecer.
Y el muchacho no hizo más que irse, que apareció en la sala de su casa Nadiame, con una pequeña castaña de la mano, que él ya había visto alguna vez.
—¿Estabas ocupado? —sonrió Nadiame.
—Algo, tenemos problemas mayores con Bakiela ahora. Se han reportado decenas de secuestros de niños.
—Justamente por eso vine aquí, para hablar contigo de eso, y ver qué podíamos hacer.
—¿Por qué trajiste a la niña? —le preguntó mirando a la pequeña.
—Eveael es mi pupila, mi aprendiz, y está en todo momento conmigo —sonrió apoyando una de sus manos sobre el hombro de la niña—. Será muy poderosa cuando sea mayor.
—¿Cuántos años tiene?
—Dile cuántos años tienes, cariño.
—Cinco, señor —pronunció tímidamente.
Gabrale la miró y luego acercó una de sus manos a la frente de la niña, apoyándola sobre su cabeza.
—Déjame ver qué tipo de habilidad tendrás.
—No hace falta que veas eso, no es necesario —le dijo Nadiame quitándole la mano rápidamente—. Prefiero que descubra ella misma lo que quiera ser de mayor.
—Siempre es más fácil teniendo una idea.
—Pero ella es como una hoja en blanco, puede elegir lo que quiera.
—Ah ¿Es cómo tú?
—Algo así —sonrió abrazando a Eveael a ella.
—Tendré una junta en un momento con los superiores y takeils, para evaluar que medidas tomaremos contra Bakiela... Y no es aconsejable que tú participes con la niña aquí.
—Descuida, no me interesa formar parte de sus juntas, son muy aburridas —sonrió con diversión—. Pero hazme saber luego que deciden. Las Merezitas estamos dispuestas a cooperar y trabajar en equipo, siempre y cuando respeten nuestro lugar y cuiden su trato hacia nosotras.
—Lo hablaré con ellos.
—Perfecto —sonrió tomando a Eveael en brazos, y que la niña envolviera sus piernas en la cintura de ella, abrazándola por el cuello—. Vendré a verte luego, sola.
—Estaré esperándote.
—Adiós Gab —sonrió desapareciendo.
Era innegable que Nadiame le tenía un cariño especial a esa niña, que la estaba protegiendo ¿Pero por qué no dejarlo ver la habilidad de Eveael?
...